domingo, 29 de julio de 2007

Parasha Ekev

HONRADOS POR DIOS
Por: Rab Amram Anidjar

En esta Parashá, Rashí empieza explicando la importancia de las mitzvot sencillas, su cumpliendo debe ser igual de estricto que las mitzvot más difíciles e importantes.

Aparentemente, no se entiende esta clasificación de las mitzvot, ya que nadie sabe, ¿cuál es más sencilla y cuál es más importante? Es por eso que en el Pirké Avot está escrito, que debemos cuidarnos en cumplir todas las mitzvot, tanto las sencillas como las importantes, ya que no sabemos la recompensa que hay atrás de estas.

¿Cuál es la prueba que no se puede jerarquizar las mitzvot? En toda la Torá no se escribió acerca de las recompensas de cada mitzvá, menos dos, enviar la madre para tomar a sus polluelos, y la mitzvá de honrar a los padres, ambas tienen la misma recompensa, vida larga.

Analicemos, las diferencias existentes entre estas dos mitzvot. Mandar a la madre para tomar a sus polluelos es una mitzvá muy fácil, sin embargo honrar a los padres es muy difícil, porque la mitzvá contiene mucho contenido y detalles. La primera se hace en un instante y la segunda toda la vida. Una es entendible y la otra no. Entonces, si es así, ¿Cómo es posible que tengan el mismo pago? Precisamente por eso, Dios nos quiso enseñar que no podemos evaluar a las mitzvot según los datos que nosotros poseemos, necesitamos de otros datos, para saber cual es una mitra sencilla y cual es importante.

En función de esto, se le pregunta a Rashí: ¿Cómo es posible que él nos catalogue a las mitzvot, como las difíciles y las sencillas? La respuesta es que Rashí nos quiso decir que dentro de las mitzvot, hay detalles mínimos, los cuales debemos de cumplirlos sin despreciarlos. Es decir, las mitzvot no son más o menos importantes, eso nadie lo sabe. Pero el consejo de Rashí es que sepamos respetar y valorar los detalles pequeños para que cumplamos a plenitud con las mitzvot. Por ejemplo, en la mitzvá de tefilín, hay muchos detalles, hay muchas leyes que detallan con exactitud todos los requisitos necesarios para tener un tefilín. Todas estas leyes, aunque nos parezcan innecesarias, o sin importancia, vienen nuestros sabios y nos advierten que nuestra observancia a esas leyes debe ser más respetuosa y sin despreciarlas. Otro ejemplo, puede ser con los Tzitzit, no basta con que tengamos una tela con cuatro esquinas, debemos saber cómo hacer los nudos, qué material, etc. o con la mitzvá de Tefilá (rezar) vemos que no es venir rezar y se acabó, sino que hay sus leyes de cómo rezar, un orden, cundo rezar, qué rezar, etc. Todos esos detalles son importantísimos, como la esencia de rezar.

Hay quienes cumplen las mitzvot, de forma general, comen Kasher, escuchan el shofar, rezan, pero hay quienes cumplen las mitzvot con todos los detalles que la rodean.

Si por ejemplo, dos personas van a una circuncisión, una vez que el rabino nombró al niño, van a la comida, uno de ellos se lava las manos, dice berajá, come su pan, dice unas palabras de Torá en la mesa, separa entre pescado y carne, hace Mayim Ajaronim, dice Birkat Hamazón y se va. El otro, llegó, comió unas galletas, buñuelos, echó unos chistes, hablo de la política del país, y se fue. Al salir un tercero los encontró a ambos y les preguntó, ¿Cómo les había ido? Ambos respondieron que muy bien. ¿Acaso que ambos se merecen la misma recompensa de esa comida de mitzvá (Seudá Mitzvá)?

Dos personas vana rezar en la mañana, uno reza con cuidado, pronunciando todo perfectamente, sin hablar, sin interrumpir, y el otro reza desconcentrado en lo que está diciendo, se salta estrofas y palabras del rezo, habla con el vecino, etc. Ambos, al culminar el rezo, dirán que rezaron, pero la diferencia es que uno rezó cuidando todos los detalles que rodean esa mitzvá y el otro los ignoró.

Por eso en nuestra Parashá está escrito: “Vehayá Ekev Tishmeún, Vaasitem, Ushamartem – Y, por consiguiente, si escucharán estos preceptos, y los cumplirán, y los guardarán” (Deuteronomio 7:12) hablando en plural. Después continua diciendo “…Venatán Lejá, Veahabejá Uberajejá – Y te dará, te amará y te bendecirá…” (Deuteronomio 7), en singular. ¿A qué se debe ese cambio en la redacción? Explican nuestros sabios que en el momento de hacer mitzvot todas las personas están juntas, bajo la misma obligación, pero en el momento del pago, de la recompensa de estas mitzvot, se hace a cada judío por separado. Es por eso que a veces está escrito en plural y a veces en singular. A cada uno le llega su pago en función del empeño invertido, de lo que se esforzó en cumplir una mitzvá. A medida que nos cuidamos más en las mitzvot, cumpliéndolas con todos sus detalles, lo mejor posible, estamos valorándolas, y por ende estamos causando que los aplausos que nos merecemos, crezcan.

Por ejemplo, si dos personas están pasando de la azotea de un edifico, de 22 pisos de alto, a otra azotea de un edificio que está enfrente. La diferencia es que uno lo hace con una tabla de 50 cm. de ancho y el otro en un cable de 1 cm. de ancho. ¿Quién se merece más aplausos? Uno fue casi corriendo, de un extremo al otro, sin concentrarse. Pero el otro, sudó, se concentró, se esforzó en no caer, encima del peligro, y también lo logró. Seguramente que el segundo es quien se merece más aplausos, ya que su esfuerzo fue mayor que el primero. Así también ocurre con todas las mitzvot. Hay personas que hacen las mitzvot muy a la ligera, sin esmerarse, lo que es positivo, ya por lo menos las hacen. Pero los aplausos se los merecen aquellos que se concentran en cada mitzvá, se esmeran en hacerlas bien, de principio a fin, en todos sus detalles.

Es una lástima que no pensemos, si ya estamos haciendo la mitzvá, hagámosla con ganas. De todas formas, la vamos a hacer, entonces adornémosla con todos esos detalles que exige la ley, para que nos llevemos los aplausos de Dios, además de la mitzvá. Asemejemos las mitzvot con pinturas, a medida que hayan más detalles bonitos, más cara será la pintura. Si alguien nos pide dibujar una casa, no es lo mismo hacer una casa y ya. Que si hacemos una casa con un cielo celeste encima de ella, un sol, con césped, un árbol con un pajarito, un gato en la entrada de la casa. Seguro que hay diferencia.

Por esto, debemos de tratar de esforzarnos en hacer las mitzvot perfectamente, para que Dios nos aplauda, nos alabe y nos influencie positivamente. Amén.

1 comentario:

shaalushalomiru dijo...
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