martes, 29 de enero de 2008

Alma Huesped o Alma secuestrada

Por. Martin de la Torre

Imaginemos:

(1) Un padre que por cuestiones de trabajo necesita emigrar pero no puede llevarse a su pequeño hijo con el. Decide entonces dejarlo encargado con un amigo de confianza. Antes de partir le dice a su hijo que este hombre se va a hacer cargo de el como si fuera su padre, y a su amigo le pide que cualquier cosa que necesite se lo solicite y de inmediato se lo hará llegar.

(2) Un muchacho está estudiando en otro país, y se hospeda con una persona ambiciosa que engaña al padre sobre el cuidado de su hijo. Le trata mal, lo humilla, lo tiene de cierta manera secuestrado ya que por el obtiene favores de su padre.

Que sentimientos tendrán cada uno de ellos, que sentimientos tendrán sus padres y que sentirán los dueños de la casa?.

A cada ser humano le es proporcionada un alma por parte del Creador y según nuestro comportamiento en este mundo es como nuestra alma se va a sentir en el transitar de nuestra existencia.

Si la tratamos como a el niño o como a el muchacho, si la tenemos como un huesped en nuestro cuerpo o si la tenemos secuestrada para nuestros intereses.

El padre de esa alma es D-os y nosotros somos los dueños de la casa donde va a vivir; a diferencia del cuerpo, el alma tiene otro tipo de necesidades, sus necesidades son espirituales que la nutren y la hacen crecer.

El alma recibe cobijo cuando el cuerpo es respetado, educación cuando estudia la palabra de D-os, alimento cuando procura santidad, vestido cuando hace oración, amor cuando está en arrepentimiento y riqueza cuando hace caridad. Y eso se lo damos a nuestra alma cada día, cada minuto… o se lo negamos.

Imaginemos nuevamente:

(1). El amigo que cuida al niño puede pedirle a su padre lo necesario sin dudar que le será negado, porque le solicita lo justo y sólo en caso de que realmente lo necesite. El niño se siente como en su casa, y cuando regrese con su padre, éste se sentirá orgulloso de su hijo y de su amigo.

(2). La humillación, el hambre y el dolor que siente el muchacho durante el tiempo que está alejado de su padre; la codicia y la maldad del casero, su desverguenza de pedirle, de exigirle, al padre todo lo que pueda imaginar y la decepción y la impotencia del padre cuando reciba entre sus brazos a su tesoro, despreciado y maltratado por aquel hombre.

Cuando tenemos de huesped al alma, el Creador no permite que falte nada para nuestro sustento, el desea que la tratemos bien. Por otra parte, el que tiene secuestrada al alma no tiene temor de D-os, sin miramientos exige y exige hasta cumplir sus deseos, pero algo es seguro con el, que todo lo que logra no tiene verdadero valor por que no es duradero.

Explican nuestros sabios que el alma posee infinitas profundidades esperando ser elevadas y manifestadas en la superficie, La tarea de cada alma es el servicio espiritual al Creador. La Torá nos enseña con el ejemplo de nuestros patriarcas, muestra de ello es Itzak al que en el transcurso de su vida cavó tres pozos y cada pozo se compara con un nivel del alma.

El primer pozo le llamó ESEK que significa conflicto y al segundo SITNÁ que significa odio porque los cavó en lugares que crearon controversia por la propiedad, el tercero lo cavó en un área sin conflictos y por eso lo nombró REJOVOT que significa amplitud infinita.

ESEK el nivel del comportamiento. En cada nivel el alma muestra atributos, los atributos en este nivel son confianza, sinceridad y veracidad, estas cualidades se adquieren por nacimiento son características innatas que afloran naturalmente con la acción, (cuando conocemos a una persona de inmediato le otorgamos una confianza, y depositamos en ella nuestra credibilidad). El primer pozo estaba rodeado de controversia, esto en el alma se entiende como que está vulnerable a la mala inclinación. Es por ello que es tan facil perder la confianza cuando dejamos de ser sinceros y no cumplimos nuestra palabra cuando la empeñamos.

SITNÁ el nivel emotivo del alma. Los atributos del alma en este nivel son el amor, el temor y la compasión, aqui las emociones reales penetran al alma, y como en el primer pozo, también estuvo rodeado de controversia; nuestra alma esta expuesta a las emociones negativas, estas experiencias son las que nos pueden hacer crecer o caer.

REJOVOT, el nivel intelectual del alma. Los atributos en este nivel son: la sabiduría, el entendimiento y la comprensión. Estas características, a diferencia de las anteriores, no estan rodeadas de controversia, porque el tercer pozo fué cavado en tierra sin problemas. Cuando ejercitamos estos atributos, el nivel del alma intelectual trasciende la vulnerabilidad y se refuerza contra el instinto negativo, la mala inclinación.

Quiera D-os que nos otorgue la fortaleza para corregir nuestros pasos y aceptar nuestro compromiso con nuestra alma y asi poder obtener meritos que nos valgan al momento de rendir cuentas con el Creador.

viernes, 25 de enero de 2008

Parasha Yitró

LA ARMONÍA EN EL HOGAR
Por. Rab Amram Anidjar

En nuestra Parashá vemos cómo Yitró se incorporó al pueblo de Israel y pasó a formar parte de él. Al transcurrir el tiempo, Yitró observó que Moshé, su yerno, se estaba encargando de todos los juicios: Juicios de dinero entre compañeros, problemas de armonía en el hogar entre marido y mujer, consultas privadas de las personas, etc.

Propuso una solución para la gran carga que tenía Moshé sobre sus hombros: implantar jueces encargados de diez personas, de cincuenta, de cien y de mil, para que así, estuviera todo mejor organizado y no hubiera tanta aglomeración de personas diariamente en la carpa de Moshé.

Nuestros comentaristas preguntaron: ¿Acaso una idea tan sencilla como esta, Moshé Rabenu no la pudo proponer? ¿Por qué nadie del pueblo de Israel propuso esa idea? ¿Por qué Dios no le ordenó a Moshé juzgar de esta manera?

La respuesta es muy interesante. Explican Jajamim que, en verdad, todos querían ese nuevo sistema de justicia. Es decir, Moshé lo quería porque eso implicaría menos peso sobre sus hombros. El pueblo también lo quería de esa forma, para no estar esperando tanto tiempo hasta que le tocara su turno. Los alumnos de Moshé quisieron ser los jueces del pueblo y así también lo quiso Dios.

Pero nadie se atrevía a proponerlo por temor a ser mal interpretado por los demás. Dios no lo propuso para que Moshé no se sintiera despreciado. Moshé no lo propuso para que no pensaran que lo hacia por pereza. Los alumnos de Moshé no lo propusieron para que no dijeran que lo que buscaban era el honor de ser jueces. El pueblo no lo propuso para que Moshé no se sintiera despreciado.

En pocas palabras, todos querían y nadie hablaba. Hasta que vino Yitró, una persona extranjera, sin intenciones ocultas que ve lo que todos quieren y que nadie habla. Entonces funge como mediador y beneficia a Dios, a Moshé, a los jueces y al pueblo.

Yitró siempre se destacó por ser conciliador entre las personas; por eso cuando vinieron sus hijas a contarle acerca de un hebreo (Moshé) que las ayudó en el pozo de agua para dar de beber a su ganado, haciendo paz entre todos, Yitró se emocionó y quiso conocer a ese hebreo que se destacaba con esa buena cualidad de conciliador como él, y hasta le ofreció a Moshé casarse con una de sus hijas.

Otra hija de Yitró se casó con un hijo de Aharón, quien dedicó su vida a la unión del pueblo. Aharon amaba y perseguía la paz. Amaba a las personas y las acercaba a la Torá. Cuando dos personas peleaban, iba Aharón y le decía a uno de ellos que el otro estaba muy triste por lo ocurrido pero le daba vergüenza pedir disculpas. Después iba al otro y le decía lo mismo. Cuando se encontraban se abrazaban y se pedían perdón mutuamente, consiguiendo así la paz entre ellos.

Así es que no es de extrañar que de dos abuelos como Aharon y Yitró saliera Pinjás, un hombre que sirvió muchas veces de puente, de mediador entre dos o más personas. Como nos lo relata el libro de Yehoshua ( ), que una vez conquistada la tierra prometida, nueve tribus y media se quedaron en el territorio ubicado del otro lado del río Yardén y dos tribus y media se quedaron sin atravesar el río. Estas dos tribus y medias decidieron levantar un altar en su territorio, pero las demás tribus, cuando se enteraron de los planes de las otras, quisieron hacer una guerra contra ellas, pensando que ese altar era para hacer idolatría. Hasta que vino Pinjás, en el último momento antes de empezar el ataque, averiguó y se dio cuenta de que ese altar había sido erigido para agradecer a Dios por el gran triunfo obtenido en la conquista de Eretz Israel. Así se evitó una gran guerra, que quién sabe lo que hubiese ocurrido en ella.

Diariamente nos encontramos rodeados de personas, amigos, familiares, pareja, padres e hijos. Cuando haya algún tipo de desacuerdo entre ellos, debemos intentar ser como Yitró, como Moshé, como Aharón y como Pinjás para lograr una reconciliación absoluta. Inclusive podemos servir como puente para lograr unir a un jovén con una jovén, conseguir que se conozcan y salgan, para que a la larga se casen.

No podemos permitirnos observar las peleas de las demás personas, verlos desunidos, divorciados, etc., sin ni siquiera intervenir para ayudarlos, buscando las palabras adecuadas que suavicen el roce existente y que los reúna nuevamente, bien sea entre dos amigos, dos socios o inclusive entre marido y mujer.

Aharón siempre se preocupó por unir a dos personas. Yitró se esmeró en unir al pueblo con sus líderes. Moshé se preocupó por conectar al pueblo y a sus líderes, con Dios. Así también nosotros debemos servir como puentes y mediadores entre todo el pueblo de Israel, sus líderes y sus rabinos, para que así seamos una nación sin grietas y fuerte.

Cada uno de nosotros se puede destacar en un campo diferente; uno se puede destacar en unir a una pareja en proceso de separación, otro se puede encargar de arreglar un pleito económico entre dos socios, alguien más se puede encargar de servir como puente entre las personas y Dios, dando clases de Torá, o unir a un soltero con una soltera. Todo lo que sea unión es muy positivo. Debemos analizarnos a nosotros mismos y fijarnos en qué campo nos resulta más fácil y en ese empezar a actuar. Somos como un rompecabezas al que cuando sus piezas están separadas no se le ve ninguna gracia, pero cuando se unen, empezamos a ver la imágen tan bonita que hay en él. Am Israel todos unidos.

“Que sea la voluntad de Dios que nos ayude a lograr esa unión tan deseada, que podamos evitar divorcios, que padres e hijos se sientan juntos, y que entre todos reine la paz. Amén.”

miércoles, 16 de enero de 2008

Reunion 3 de Shevat 5768

Reunion 3 de Shevat 5768
Por Martin de la Torre

Esta semana leimos acerca de Yakob y encontramos secretos interesantes. Dicen los sabios de Israel: sobre tres cosas esta sostenido el mundo, la Tora, la Tefila y la Tzedaka.

El estudio de la Tora nos permite entender un poco el como funcionan las cosas, una vez eschuche que la Tora es el manual, el instructivo del fabricante, de la creación. En su interior encontramos respuesta a cualquier tópico, ya sea política, economía, salud, educación, leyes, conductas, etc. En la Torá tenemos también ejemplos de hombres santos y también de transgresores, conocemos las recompensas por llevar una vida agradable a D-os y las consecuencias de la falta de temor al Creador. También en la Torá encontramos la definición de lo que somos, que es la respuesta de nuestro comportamiento y que el mismo Altisimo nos reveló para que podamos estar concientes de nuestros actos: esto es, que somos “duros de cerviz”. Que a mi pobre interpretación me reconozco como tonto, testarudo y traicionero.

Esta interpretación se me reveló al ver que los tres pilares del mundo comienzan con la letra T (en idioma español obviamente), y asi las asocie con estas palabras que empiezan con la misma letra T de la siguiente manera:

La Tora, que es la iluminación y el entendimiento tiene como contraparte a la Tontería que es la falta de conocimiento y la inmadurez.

La Tefilá, que es la comunicación, el acercamiento de lo humano con lo divino, es el reconocimiento de que todo está dirigido por la mano del Creador; y el reverso es lo Testarudo, cuando creemos que nosotros somos los que llevamos las riendas.

Y por último la Tzedaka, la caridad, el amor a nuestro alrededor, cosa que olvidamos cuando nos volvemos Traicioneros, cuando solo queremos recibir y no dar.

Regresando a Yaakob, tenemos un pasaje de la parasha Vayishlajh que dice “vayivater Yakob levado” …y se quedó Yaakob él sólo…luchando contra el angel cuando iba camino a su encuentro con Esav, en otra parte, en los escritos de los profetas, se utiliza también la expresión “El sólo” pero con referencia a Hashem; los sabios se preguntaron acerca de ésto y dicen en su profundo entendimiento que el termino –el solo- se refiere a que Yakob estaba en un nivel espiritual muy alto. Para entenderlo veamoslo asi: uno de los atributos de Hashem es ser –solo El- que no existe otro más, Yakob estaba en este punto, en un estado de unicidad tal que era –solo el-. Tenía el atributo de controlar sus otras cualidades inferiores.

Yaakob era autosuficiente, pero ¿qué es autosuficiente?, el Pirke Avot en el capítulo 4, mishna 1. Dice Ben Zomá: ¿Quién es sabio? El que aprende de qualquier persona. ¿Quién es poderoso? El que domina sus instintos, ¿Quién es el rico? El que está pleno con su parte. ¿Quién es el honrado? El que honra a las creaturas. Aprendemos de Ben Zomá que el hombre tiene la capacidad de no necesitar de nada de fuera de el, sólo de Hashem. Por ejemplo: cuando estamos en una situación molesta, si nos enojamos dependemos de otro para estar enojados, si nos controlamos, dependemos de nosotros para manejar la situación. Así que si controlamos nuestros instintos podemos llegar a ser una unidad.

Yaakob logró alcanzar ese nivel porque el era sabio, poderoso, rico y honrado; porque estas cualidades estaban sostenidas por la Torá, la Tefilá y la Tzedaka. En conclusión aprendemos de esto que también nosotros podemos elevar nuestro nivel espiritual cuando estamos parados sobre bases verdaderas y firmes.

Quiera el Todopoderoso que sigamos aprendiendo de su santa Torá y de los sabios de Israel y acercar mas nuestro corazón a sus preceptos.

miércoles, 9 de enero de 2008

Parasha Bo

TU HIJO NO ES EL FARAON
(y tú no eres D”s)

por Rav Daniel Oppenheimer

Tú estás leyendo la Torá. Una vieja historia. La de las 10 plagas de Egipto. Al final, el Faraón dio su brazo a torcer. Dejó salir al pueblo de Israel. ¿Conclusión? Es cuestión de aplicar suficiente presión... y la cosa va a caminar.

Tu hijo es desobediente. ¿No será el momento de probar la fórmula? Ahí van los castigos: “no te compro el coche”, “no puedes mirar tele” (¡¿no será eso una recompensa?!...), “no puedes salir con tus amigos”, “te vas a tu habitación”, amenazas: “cuando venga papá vas a ver”, gritos, bronca, una paliza, muchas palizas, palizas que duelen, palizas que duelen mucho, palizas diarias, vergüenza delante de otros, ignorarlo, alejarse mutuamente.

¿Exagero? No creo. Debe ser más corriente de lo que la gente reconoce. Los castigos corporales y de otra índole son moneda corriente en muchas sociedades. Muchas personas creen que es positivo, útil y correcto (“a golpes se hacen los hombres”, “ de algún modo tiene que aprender que...”).

¿Qué dice la Torá al respecto? Si bien en las líneas que siguen no me detendré a citar todos los pasajes de la Torá y de los Sabios, las ideas vertidas corresponden a los libros de educación para padres escritos por personalidades que están inmersas en el estudio de la Torá, o libros que gozan de la aprobación de famosos rabinos expertos en temas educativos. Recomiendo que antes de leer este fascículo, Ud. lea el Ajdut anterior (“Vínculos”). Allí tratamos los temas de la firmeza en las convicciones, el afecto para con los hijos y la tranquilidad necesaria para transmitir enseñanzas. En lo que sigue, reflexionaremos juntos acerca de los premios y castigos.

Sin embargo, antes de proseguir, vuelvo sobre el título: Nuestros hijos no son el Faraón, y, por lo tanto, carece del más mínimo deseo o conocimiento para pecar adrede. Tampoco nosotros somos D”s, y no conocemos siquiera someramente las intenciones y motivaciones íntimas de los hijos al desobedecer. No amamos a nuestros hijos como D”s ama a los seres humanos, hasta a los peores. Frecuentemente, aquello que observamos y consideramos objetable en el proceder de nuestros hijos, no es más que la copia del ejemplo que nosotros, los progenitores, les hemos dado...

Algunas palabras acerca de los premios: ¿hay que premiar? ¿por qué? ¿qué dar como premio? ¿es proporcional a la acción que lo genera? El premio es un incentivo a obrar correctamente. Todos queremos que se reconozca si hemos obrado bien. Es humano. Si estamos lo suficientemente motivados, es muy posible que seamos capaces de hacer mucho más de lo que en la actualidad estamos haciendo. La clase de premios educa, o malcría. Depende de qué se elige como recompensa. La adquisición e incremento de bienes materiales, nunca fue considerado una virtud en el judaísmo, sino una necesidad. ¿Qué estamos transmitiendo al premiar? ¿cuál es el mensaje que prevalece? ¿piensa el niño: “debo hacer cosas buenas para que mi papá me compre lo que le pedí”? ¿es la obediencia la herramienta para obtener rédito material? ¿o es el premio un simple agregado al placer de la demostración de aprobación por parte del padre? ¿seguirá obrando correctamente, si se lo deja de premiar con recompensas materiales?

Aun cuando no es recomendable que los premios se conviertan en una suerte de adicción o inductor para la buena conducta, en la mayoría de los casos siguen siendo preferibles a castigos injustos o exagerados.

A tal fin, es apropiado formularse las siguientes preguntas antes de cometer una injusticia con los hijos.

El “Saba” R. Simjá Zisel sz”l de Kelm, tenía un sombrero especial que se lo ponía cuando debía enojarse con una persona. El enojo no le salía en forma espontánea. Debía primero pensarlo, y, si correspondía, ir hasta el ropero a ponerse el sombrero indicado. Nosotros no somos R. Simjá Zisel. Bien haríamos, sin embargo, si tuviésemos cierto control sobre nuestras actitudes.

¿Se entendieron correctamente las consignas que creemos que han sido desobedecidas? ¿estamos tan seguros de que existe una brecha entre lo que suponemos que él entiende y lo que alcanza a razonar de verdad de acuerdo a su edad y mentalidad? ¿es el reclamo equilibrado y proporcional a lo que se puede esperar de él por el entorno, su nivel intelectual y madurativo?
¿Se le advirtió progresivamente y de modo afable acerca de las consecuencias de sus actos?
¿Lo evaluamos son los hechos o solo presunciones?
¿Elegimos el momento y el lugar adecuado? ¿No estamos reaccionando por impulso?
¿Preparamos el terreno emocional del hijo? ¿le decimos también cosas agradables y favorables cuando se lo merece, o solamente nos acordamos de acotar y castigar en alusión a sus errores?
¿Va a ser útil el castigo? ¿Lo consultamos con idóneos en la materia? ¿No hay otra opción menos agresiva o dolorosa?
¿Habrán efectos secundarios inmediatos o a largo plazo? ¿Cuáles? ¿Estamos dispuestos a asumirlos? ¿Sabemos cómo manejarlos?
¿Nos duele la necesidad de tener que castigar?

En relación a la actitud que deben tomar los padres con sus hijos, el Talmud (Sotá 47) nos enseña que: “como regla, la mano izquierda debe alejar y la mano derecha acercar”. Figurativamente, las “manos” son las posturas ante los hijos. La mano derecha se considera como la más fuerte. Entre la disposición de tomar distancia y mostrar un semblante más severo, que en ciertas situaciones es lo que se necesita, y la de acercarse manifiestamente con calidez, la segunda “mano” debe prevalecer. Es más: La fuerza y el efecto educativo del “alejamiento” y la seriedad dependen directamente del afecto que se demuestra en trato corriente. En la medida en que diariamente se acerca al hijo con alegría y amor, la excepción - que en este caso serían las facciones severas - podrá verse en su dimensión correcta: “mi papá me ama, pero ahora parece que me porté mal”. Si, por lo contrario, la disposición habitual fuese seca y agria, no se puede hablar de un canal de transmisión y de enseñanzas, ni tampoco tendría efecto una leve demostración de aflicción y desagrado por parte del padre.

El Rav Wolbe shlit”a en su libro “Aléi Shur” vierte un pensamiento interesante y fuerte que no es fácil de digerir, pero que una vez asimilada, será de gran utilidad en la auto-reflexión de los padres y, en última instancia, redundará en un mejor trato hacia los hijos: “y hay en la educación otro tema, que está vinculado con los propios padres... respecto a que una autoridad no debe imponer un temor excesivo sobre la comunidad. Sobre esto explica el libro ‘Sha’aréi Teshuvá’ de Rabenu Ioná (una importante autoridad de la Edad Media) que esto se aplica a su vez al autoritarismo dentro del propio hogar. ¡Qué frecuente ocurre esto en particular en relación a los hijos! En el momento en que el hijo desobedece, inmediatamente el padre se siente ofendido en su dignidad y procede a ‘castigar’ al rebelde. Sin embargo, esto no es un castigo [destinado a eliminar lo que está mal], sino una venganza”.

Como dije anteriormente: es un concepto difícil de digerir. La sola noción que un padre se esté vengando de su hijo. No somos D”s, y, por lo tanto, no podemos hablar de educación y menos de castigo de manera totalmente objetiva.

D”s sabe exactamente lo que cada persona conoce y puede. No actúa por presunciones, sino por los hechos. Nunca exige más de lo que está en la capacidad de cualquier ser humano.

D”s no deja de advertir a los hombres para que corrijan lo que está mal y evita el castigo hasta que no Le dejamos otra opción.

D”s “ilumina Su rostro” hacia las personas dándoles diariamente su alimento, sustento y la vida y “se oculta” detrás de fenómenos “naturales” mordaces como señal de desaprobación.

A D”s le “duele” cuando castiga. En particular, cuando los judíos nos desviamos de la senda correcta camino y recibimos “palizas”, allí, en los aprietos más ásperos, está D”s con nosotros.

Nosotros no somos D”s. Podemos equivocarnos. Pero sí. Fuimos creados a imagen Divina. Esto significa que podemos aproximarnos a la objetividad y actuar, aun en momentos espinosos de desobediencia de nuestros hijos, con aquellas cualidades que enseña la Torá. “Las palabras de los Sabios orientan a la persona en los senderos de D”s” (Pesikta Rabatí 3). Podemos aprender de Él y emularlo. Y sí. Nuestros hijos tampoco son, ni quieren ser malos, como el Faraón.

Reunion del 1 de shevat 5768

Reflexiones
por: Martín de la Torre

Cuando elegi conocer a D-os surgio un enamoramiento de mi alma hacia el, pero con el correr del tiempo y el entendimiento mis sentimientos se fueron confundiendo, no en mi fe, si no en mi mismo, y es ahi cuando me cuestiono quien soy?. ¿Que tipo de Judio quiero ser?. ¿Hasta donde quiero llegar?.

¿Quien soy?, miro mi reflejo en el espejo y digo soy esto?, cuando salgo de mi casa me doy la vuelta y la veo y me pregunto ¿Esto soy? por la noche cuando veo a mi familia descansar sigo preguntandome ¿acaso soy esto?. La verdad es que no, todo es un complemento del ser, es parte de nuestra existencia es el resultado de nuestras satisfacciones. en pocas palabras son logros que tengo en mi vida por lo cual me enorgullezco.

Pero ¿Quien soy? huesos, carne: o alma y espiritu. Dice el Talmud que tres entidades se reunen para crear a un ser humano, el hombre, la mujer y D-os y cada uno le proporciona una parte, el hombre y la mujer el cuerpo y D-os el alma y despues empieza a vivir. cuando se disuelve esa union cada quien toma su parte y el alma que proviene de D-os se apresta a retornar a El.

Que me dice esto, que este deseo de conocerme, de saber quien soy, es en realidad mi alma que grita desesperadamente por aflorar y manejar mi vida. los conflictos internos son luchas entre dos naturalezas opuestas, la del cuerpo y el alma.

El cuerpo que quiere comodidades transitorias, rendirse al mundo, soñar, posponer, dejarse llevar por pasiones. y el Alma que prefiere significados, logros, grandeza, permanencia, realidad y verdad.

Muchas veces me pregunto, porque si es tan facil cambiar, es tan dificil hacerlo?. Todo es cuestión de Shalom o mejor dicho MAAMIDO AL HASHALOM que significa poner a las personas en paz.

La paz y la tranquilidad llegan cuando nosotros resolvemos la lucha interna, el Talmud enseña: "El justo habla a sus deseos físicos, mientras que los malvados dejan que sus deseos le hablen a ellos". La verdadera paz proviene de nuestra alianza con el alma, ¿Cual es la meta? provocar que el cuerpo desee lo que el alma quiere, porque el alma nunca estará de acuerdo con los deseos del cuerpo, pero el cuerpo si puede aliarse con el alma.

Por ejemplo: Un barco que no alza sus velas navega a donde lo lleve el mar, si desplegamos las velas nosotros tomaremos el rumbo, asi igual con el cuerpo si dejamos que nos guie no estaremos en paz, si en cambio lo guiamos creceremos hasta llegar a nuestro destino, un destino de absoluta paz.

Aqui entra el segundo cuestionamiento: ¿Que tipo de Judio quiero ser? Yo pensaba que con solo creer en D-os y no en otros ya bastaba, despues descubri que hay estatutos y normas, despues pense que con cumplir los que me gustaban era suficiente, luego entendi que hay pactos que debemos respetar y obligaciones que hacer y decretos y leyes y... en total 613 razones.

Es dificil, si, tratar de hundir las pasiones del cuerpo en los deseo del alma, nunca nadie nos preparo para esta lucha, Dice la Tora: Hazte de un maestro y comprate un amigo, que significa esto, que no podemos ser autodidactas, asi como tampoco debemos caminar solos.

¿Que tipo de Judio quiero ser? el que me permita D-os, por lo pronto me siento como un niño que esta creciendo, a veces riendo, a veces llorando. pero siempre seguro debajo del brazo de su padre.

Dios se preocupa de los judíos más que cualquier padre se preocupa de su hijo. Los judíos son parte del gran plan eterno y Dios no dejará que desaparezcamos. Por eso Él tiene que mantenernos en contacto con la realidad. Aunque digamos, "hoy no hago Shabat, hoy no me levanto temprano a rezar" El Todopoderoso dice: "De ninguna manera. Tengo un trato con Abraham y ustedes son demasiado valiosos para dejar que se pierdan. Aunque tenga que mostrarles la diferencia, aprenderán".

Estás caminando por la calle y ves un niño corriendo para buscar una pelota. Un carro da un frenazo para parar. El conductor grita por la ventana, llamándole la atención al niño por su insensatez. Algunos transeúntes menean la cabeza, otros apuntan al niño con un dedo acusatorio. Pero una persona corre tras el niño, lo persigue por 5 cuadras, lo agarra, y le de una nalgada. ¿Quién es esta persona? Su padre. Solo al padre le importa lo suficiente como para procurar darle una reprimenda grande. de modo que no vuelva a hacer algo semejante.

Dios nunca "castiga". Siempre es de manera instructiva, encarrilándonos en el camino a la realidad.

Además, el Todopoderoso no se toma revancha con Su pueblo. Imagina que tu hijo hace cosas muy malas, poniendo su vida en peligro y causándote un sufrimiento intolerable. Entonces, un día vuelve y dice, "Papá, lo siento. Lo que hice fue horrible. Por favor, discúlpame". ¿Ahora que vas a decir -- espera, tengo que propinarte un castigo físico? ¿O llorarás, lo abrazarás y celebrarás?

Un padre no se toma revancha con su hijo. Ese es el concepto de nuestro Padre Celestial.