viernes, 30 de noviembre de 2007

Parasha Vayesheb

EL OJO ÉTICO
Por: Rab Amram Anidjar

Cuentan que una vez había un hombre que no cumplía nada, ni siquiera cumplía años, y una vez su esposa le dijo que fuera a la sinagoga a ver qué tal es, qué se hace, etc., ya que nunca había ido. Este hombre decidió ir un sábado por la mañana, y esa semana justamente el rabino de esa sinagoga empezó hablando de la Parashá VAYESHEB, cuando Yosef fue vendido por sus hermanos. Este hombre era muy sensible, y empezó a llorar en la mitad del discurso pronunciado por el rabino. Al llegar a la casa, la esposa le preguntó qué había pasado, y él le respondió que se enteró que esta semana diez hermanos habían agarrado a su hermano menor y lo lanzaron a un pozo, y como si fuera poco, luego lo vendieron como esclavo a unos desconocidos. Una tragedia. Le dijo que más nunca volvería a la sinagoga, porque allí uno se entera de las noticias del mundo y especialmente él, nunca enciende la televisión y no compra periódicos para no saber las noticias que tanto lo sensibilizan y lo entristecen. Al transcurrir un año, la esposa le dijo que fuera de nuevo a la sinagoga, pues a lo mejor ya habían cambiado el rabino, o ya habían cambiado el estilo de los discursos, ó a lo mejor ahora habría buenas noticias. Entonces el marido aceptó, y por mala suerte coincidió en la misma Parashá del año pasado que hablaba de la venta de Yosef. Al escuchar de nuevo las mismas palabras del rabino, que había dicho el año pasado, este hombre se levantó exaltado y dijo: A mí me parece que Yosef se lo merece. El rabino extrañado le preguntó: ¿y por qué se lo merece? Le respondió el hombre: ¡Porque el año pasado le hicieron lo mismo y él no aprendió la lección!

Ahora la pregunta es: ¿Quién realmente tuvo la culpa, Yosef o sus hermanos? En todas las parashiot anteriores hemos visto siempre el personaje bueno, el correcto y el justo. Y también el personaje malo, el aprovechador, el desviado. Por ejemplo, vimos a Adam y a la serpiente, Hebel y Kain, Noaj y su generación, Abraham y Nimrod, Itzjak e Yishmael, Yaakov y Esav, Yaakov y Labán, pero en nuestra Parashá surge la duda ¿quién es culpable, los hermanos, próximos fundadores de las tribus sagradas de Israel o Yosef Hatzadik?

Hagamos un recuento de la historia. Por un lado, Yosef le dijo a Yaakov cosas muy graves de sus hermanos. Los acusó de haber comido miembros desprendidos de animales vivos. De llamar a los hijos de la sirvientas, esclavos. De haber mantenido relaciones ilícitas.

Vemos que si todas estas acusaciones fueran correctas, se merecía un gran aplauso por haber ido a decírselas a su padre. Pero en el tratado de Peah del Talmud Jerosimilitano, está escrito que Dios castigó a Yosef rigurosamente, pagándole con la misma moneda. Como acusó a sus hermanos de comer animales vivos sin Shejitá, entonces la Torá nos dijo “Y degollaron halájicamente a un chivo”. Como acusó a sus hermanos de llamar “esclavos” a los hijos de las sirvientas, entonces fue vendido como esclavo. Como acuso a sus hermanos de mantener relaciones ilícitas, entonces Dios le mandó a la esposa de Potifar a que lo sedujera. Entonces, si vemos cómo Dios lo castigó por cada una de sus acusaciones, es porque Él no estaba de acuerdo con lo dicho por Yosef.

Y en el Pirké de Rabenu Hakadosh, dice que dos personas justas fueron castigadas por hablar mal, una fue Yaakov y otra Yosef. Yosef fue castigado con diez años de cárcel, por haber hablado mal de sus diez hermanos y luego se le agregaron dos años más, en total doce. Y Yaakov fue castigado veintidós años sin ver a su hijo Yosef. Vemos como tanto el que habla cómo el que escucha “Lashón Hará” es castigado por Dios.

Pero si todo lo que dijo Yosef a su padre era verdad, aparentemente es bueno que se lo dijera, para que así los educara bien. Entonces ¿por qué fueron castigados? Fueron castigados porque los dos se equivocaron, tanto Yosef al hablar mal de sus hermanos como Yaakov por creerle a Yosef todo lo que decía.

Sobre los espías que fueron a investigar la tierra prometida, está dicho que hablaron mal de ella, y aquellos que hablaron mal fueron castigados por Dios. Al igual que los espías se equivocaron, Yosef también se equivocó.

Ahora analicemos si todo lo que hicieron los hermanos a Yosef, fue lo correcto y lo justo. Lógicamente, estamos hablando que los hermanos actuaron según lo que nuestras leyes exigen y no que actuaron deliberadamente.

Según la ley, aquel que se rebela en contra del rey merece la pena de muerte, y como todos sabemos Yehudá era el rey de sus hermanos, y Yosef, en su sueño, soñó que inclusive Yehudá se prosternaría ante él, lo que implica una rebelión en contra del rey, y por eso se merece la muerte.

Segundo, existe una ley que se conoce como “Rodef – Perseguidor”, lo que significa que si alguien te persigue para matarte, tienes permiso para matarlo. En este caso, Yosef buscaba convertir a sus hermanos en malvados ante los ojos de Yaakov, provocando así la muerte espiritual de ellos. Como Abraham que tuvo a Yishmael y a Itzjak, o como Itzjak que tuvo a Esav y a Yaakov. Por eso, pensaron que Yosef se merecía la muerte, antes de ser ellos calificados, por su padre Yaakov, como muertos espirituales (malvados).

El tercer aspecto que tomaron en cuenta para determinar que Yosef fuera muerto, lo explica el Or Hajayim. Existe una ley que habla del testigo falso, a quien se le castiga con el mismo castigo que él quiso propiciar a otro, a través de su falso testimonio. Es decir que si dos personas atestiguan que Fulano asesinó a Mengano, provocando así la pena de muerte de Fulano, y, de repente, estos dos testigos iniciales fueron desmentidos por otra pareja de testigos, entonces a esa primera pareja se la condena a la muerte y dejan absuelto a Fulano. En nuestro caso, Yosef acusó a sus hermanos de comer carne de animales vivos, lo que implicaba la muerte, ya que para la época, previo a la entrega de la Torá, todo aquel que comiera carne de un animal vivo, estaba condenado a morir.

Entonces, una vez que estudiaron todos estos aspectos legales, se reunieron los hermanos y juntos llegaron a la conclusión de que Yosef merecía la muerte y si no, por lo menos merecía ser desterrado.

¿Quién tuvo la razón?

Nuestros sabios nos enseñan que una persona no ve sus propios defectos, es decir que si a un Cohén le vino la lepra, él tiene que llamar a otro Cohén para que lo purifique, ya que él mismo no se puede autopurificar. Porque la persona, muchas veces, es el juez de sí mismo y cuando le conviene determina que algo prohibido es permitido o algo permitido determina que es prohibido, todo según sus intereses personales.

Existe en la Torá una frase que se repite dos veces en todo su contenido, lo que implica que existe una estrecha relación entre ambos temas. Como dijimos anteriormente, tanto en esta Parashá como en la Parashá de los espías encontramos la misma frase que dice: “Veotsihu et Dibatam Raa – Y dieron una mala opinión”, lo que implica que tanto Yosef como los espías que fueron a investigar la tierra prometida, actuaron mal.

Y aquí también surge la pregunta: ¿Cómo es posible que estas personas tan justas como lo eran los príncipes de cada tribu, que fueron a investigar la tierra prometida, hayan mentido y hablado mal de la tierra de Israel? Y no solo eso, sino que provocaron que Am Israel, estuviera dando vueltas por el desierto durante cuarenta años.

La respuesta es que realmente no mintieron, sino que contaron lo que sus ojos vieron y lo que sus oídos escucharon, porque ellos ya sabían la orden que le había dado Dios a Moshé, que previamente a la entrada en la tierra prometida, se debería nombrar nuevos príncipes en cada tribu, por lo tanto al conocer esa orden y que sus intereses serían afectados, vieron y escucharon lo que verdaderamente les interesó escuchar.

Así también ocurrió con Yosef. Como existía mucha envidia entre ellos, tal y como está escrito “Vayikanú Bo Ejav – Y lo envidiaron sus hermanos”, entonces Yosef veía lo que le interesaba ver y escuchaba lo que le interesaba escuchar y lo interpretaba todo como un pecado, una trasgresión o prohibición.

Por ejemplo, él los acusó de comer carne que no fue matada según nuestras costumbres. Pero Yosef desconocía que ese animal que mataron sin Shejitá, era un animal que había nacido de una vaca que había sido matada, previamente a su nacimiento, con Shejitá. Por lo que no requería Shejitá alguna. O según lo explica el Rabí Jayim Yosef David Azulay, que era un corderito que habían creado sus hermanos usando capacidades místicas, y por lo tanto no requería Shejitá.

Cuando se odia a alguien o se le tiene envidia, por más que se intenta, no se le logra juzgar para bien, sino que por el contrario se le acusa, se le señala y se habla mal de él.

Así les ocurrió también a los hermanos de Yosef, que se equivocaron en sus argumentos. Primero, porque Yehudá todavía no había sido proclamado como el rey de Israel, y por lo tanto no se le podía condenar a muerte. Segundo, que cuando alguien te persigue para “matarte espiritualmente” no hay ningún permiso para matarlo físicamente. Tercero, que no se le puede juzgar como un testigo falso, porque él no asistió a ninguna corte (Bet Din). Entonces ¿por qué pensaron así los hermanos? La respuesta es porque quisieron pensar así.

Debemos aprender para nuestras vidas, que muchas veces pensamos o actuamos en función de nuestros intereses personales y por eso nos equivocamos. Por ejemplo, cuando nos dicen algo negativo de alguien a quien apreciamos, inmediatamente tratamos de justificarlo y defenderlo para cuidar su imagen. Igualmente ocurre cuando nos cuentan algo positivo de alguien que no es muy apreciado por nosotros. Automáticamente empezamos a opacar esa buena acción que hizo, destacando todas sus malas cualidades.

¿Y por qué esto es así? No porque estamos mintiendo, sino porque verdaderamente sentimos que eso es lo correcto. Porque como nuestro ojo ético lo juzga de esa forma, entonces también nuestros propios ojos también lo juzgan así.

Por eso debemos siempre juzgar a todos para bien, y no dejar que nuestros intereses nos desvíen de la verdad.

“Que sea la voluntad de Dios que siempre juzguemos a los demás para bien, y que siempre seamos juzgados para bien. Amén.”

viernes, 23 de noviembre de 2007

Parasha Vayishlaj

NO MALDECIRÁS
Por: Rab Amram Anidjar

La mayoría de las personas piensan que las palabras se las lleva el viento, y que todo lo que sacamos de nuestra boca no tiene ninguna trascendencia y no es tan peligroso. Sin embargo, en nuestra Parashá aprendemos que la boca puede ser mal utilizada, como un arma asesina.

En Génesis 35:19, vemos que Rajel Imenu murió (con 27 años) al nacer Binyamín. Pregunta el Midrash , ¿y por qué murió Rajel, tan joven? La respuesta es porque Yaakov la maldijo, al decirle a Labán que aquel que robó las estatuas, morirá. Y en este caso había sido Rajel, incluso que Yaakov desconocía que Rajel fue la que había robado los ídolos de casa de su padre. Pero para las maldiciones no importa si fueron dichas consientemente o inconscientemente, maldición es maldición.

Cuando una persona maldice a otra consientemente, esta transgrediendo una prohibición de la Torá. Además esa persona debe saber que está escrito en el Zohar que existe un ángel encargado de las maldiciones, quien las reúne y va a donde Dios y le pide que estas maldiciones se cumplan, bien sea en el maldecido o en el que las pronunció.

De todas maneras, sea como fuera, estamos mal. Porque si se cumplen las maldiciones en quien fueron dirigidas, la culpa es nuestra, y si no, la maldición puede volver como un boomerang a nosotros, Dios no lo quiera. Porque Dios le dijo a Abraham que todo aquel que lo bendiga será bendecido desde las alturas, y todo aquel que lo maldiga también será maldecido desde los cielos.

Tal y como está escrito en el tratado de Sanedrín 48b del Talmud, sobre el rey David quien maldijo a Yoab. Dijo Rabí Yehudá en nombre de Rab, que todas las maldiciones que fueron pronunciadas en contra de Yoab, se cumplieron en la descendencia de David. (David se había enfurecido con Yoab porque mató a Abner Ben Ner, quien venía en son de paz). La maldición que le echó David a Yoab, es que en su casa serán personas impuras, leprosos, con llagas, asesinados con espada y se verán con falta de pan. En los descendientes de David veremos, que Rejobam estuvo impuro, Uziyahu tuvo lepra, Assá tuvo llagas, Yeshayahu murió asesinado por una espada, y Yejoniá murió por falta de pan. Continuó diciendo después Rabí Yehuda en la Guemará, un refrán que dice: Es mejor ser el maldecido y no el que maldice.

A Yaakov Abinu no se le devolvió la maldición porque fue inconscientemente, pero recayó sobre Rajel su esposa, y por eso murió en el momento del parto de Binyamín. Ya que, como nosotros sabemos en el pectoral del Cohén Gadol se encontraban 12 piedras, una por tribu, y la piedra que correspondía a la tribu de Binyamín se llamaba YashPé, lo que significa Yesh Pé – Hay Boca, refiriéndose a que hay mucha fuerza en la boca y hay que cuidarla.

Está escrito en el libro Pele Yoetz, que la persona se debe cuidar de no ser maldecido por nadie, de no hacer cosas que provoquen a los demás maldecirle, inclusive si es un goy. Porque en el tratado de Babá Kamá 93a del Talmud, viene dicho en nombre de Rabí Itzjak que jamás pensemos que la maldición de una persona común es insignificante, porque vemos que cuando Abimelej maldijo a Sará que fuera ciega al decirle: “Toma a tu marido, ciega”, la que se quedó finalmente ciega no fue ella, sino su hijo Itzjak.

Una vez me preguntó una persona si se puede maldecir a un malvado, o a un goy antisemita, o a un presidente sin escrúpulos. Le respondí que a pesar de que se pudiese encontrar algún permiso halájico a esa maldición, es mejor que se aleje de las maldiciones porque la lengua desafortunadamente no sabe distinguir entre las personas y el día de mañana puedes llegar a maldecir a un amigo, o a algún familiar, Dios no lo permita.

Debemos de educar a nuestros hijos a no decir maldiciones, inclusive como chiste o jugando. A cuidar la lengua, como el refrán que dice: El que cuida su boca y su lengua, se salva de sufrimientos en su alma.

Así vemos también personas que en momentos de aprieto se maldicen a ellos mismos diciendo “Wo por mí se haga”.Verdaderamente hay frases que debemos de sacar de nuestro vocabulario, ya que está escrito en Proverbios “Mavet Vejayim Beyad Halashón – La muerte y la vida están en manos de la lengua”.

Las palabras que uno pronuncia no se las lleva el viento. En el Pirké Avot está escrito, “Da Malemaala Mimja Ozen Shomaat – Y sabrás que arriba existe un oído que te escucha”, y un ángel que recoge todas tus maldiciones y pide que se cumplan bien sea en quien fue maldecido o en el que las pronunció.

Por eso, todos los días, cuando nos pregunten ¿cómo estamos?, no debemos responder: Malísimo, de lo peor, vamos de Guatemala a Guatepeor, etc. No podemos abrirle la boca al mal, porque Dios se pregunta: “¿De qué te quejas?, ¿Por qué te maldices? Voy a mostrarte lo que es malo de verdad”.

Es como un niño que empieza a llorar por nada y el padre, para castigarle, le pega para que llore con causa. El tratado de Berajot dice que tenemos prohibido decir que estamos enfermos, hasta que hayan pasado 3 días, muchas veces por algo insignificante decimos tonterías como, llama a la Jebrá Kadishá (Funeraria), tengo una infección aguda, etc. No podemos abrir la boca para el mal, para que no ocurran esas tonterías que, a veces, soltamos por la boca sin pensarlas.

Por el contrario, debemos abrir la boca para cosas buenas como: no pasa nada, ya te pasará, el país funciona de maravilla, estamos ganando mucho dinero, etc.( Con un Jamza, en contra del mal de ojo).

“Que sea la voluntad de Dios que nos salve de los que maldicen. Y que jamás seamos nosotros mismos los que maldigamos a otros, sino que, por el contrario, que seamos siempre nosotros los que bendigamos a otros, y que en caso de que alguien nos maldiga, que Dios cambie esa maldición en bendición. Que siempre abramos la boca para el bien, para bendecir y que Dios nos cumpla con bien todo. Amén.”

jueves, 22 de noviembre de 2007

El Viejo Pescador

Una historia sobre la belleza del espíritu del hombre

Nuestra casa se ubicaba exactamente frente a la entrada de la clínica del Hospital John Hopkins, en Baltimore. Vivíamos en el primer piso y alquilábamos el segundo a algunos pacientes de la clínica que vivían fuera y buscaban donde quedarse mientras duraba su tratamiento.

Una tarde de verano mientras preparaba la cena, escuché que tocaban a mi puerta. Abrí y vi a un anciano verdaderamente repugnante.

"Es un poco más alto que mi hijo de ocho años", pensé mientras miraba su cuerpo pequeño y arrugado. Lo más aterrador era su rostro, deformado a causa de la hinchazón, y las heridas que todavía estaban en carne viva.

Sin embargo, su amable y dulce voz contrastó radicalmente el escenario cuando dijo: "Buenas noches. He venido a ver si usted tiene una habitación disponible tan sólo por una noche. He venido esta mañana desde la costa este para un tratamiento y no hay ningún bus hasta mañana temprano."

Luego, me comentó que había buscado un cuarto por varias horas pero que no había tenido éxito, pues al parecer nadie tenía habitaciones disponibles.

"Debe ser por mi rostro…sé que se ve horrible, pero mi doctor dice que con algunos tratamientos más…"

Por un momento vacilé en aceptarlo como huésped, pero sus siguientes palabras me convencieron:

"Puedo dormir en esta mecedora, aquí afuera, en la entrada. Mi bus sale mañana en la mañana".

Le dije que le buscaríamos una cama, y que descanse en la entrada. Entré y terminé con la cena. Cuando estuvo todo listo le pregunté al anciano si le gustaría cenar.

"No gracias. Tengo suficiente." Y levantó una bolsa de papel marrón.

Cuando terminé de lavar los platos, salí a la entrada para hablar con él algunos minutos. No era muy difícil darse cuento que este hombre tenía un inmenso corazón viviendo en su pequeño cuerpo. Me dijo que pescaba para mantener a su hija, sus cinco hijos y su esposa, quien había quedado inválida por un problema en la columna.

No lo contaba para quejarse; de hecho usaba mucho el "gracias a Dios…". Estaba agradecido de no sentir dolor alguno por su enfermedad, que era aparentemente algún tipo de cáncer a la piel. Sobretodo, agradecía mucho a Dios por la fortaleza que le daba para poder seguir adelante.

A la hora de acostarnos pusimos para él una tienda en el cuarto de los niños.

Cuando me levanté en la mañana, las sábanas estaban perfectamente dobladas y el pequeño hombrecito estaba afuera en la entrada. No quiso tomar desayuno, pero poco antes de que se fuera, y como si pidiese un gran favor, me preguntó, "¿Podría quedarme aquí la próxima vez que reciba el tratamiento? No le incomodaré en lo más mínimo. Puedo dormir cómodamente en una silla."

Se detuvo un momento y luego añadió, "Sus niños me hacen sentir en casa. A los adultos les asusta mi rostro, pero a los niños parece no importarles."

Le dije que era bienvenido en cualquier ocasión.

En su siguiente visita llegó poco después de las siete de la mañana. Trajo de regalo un gran pescado y una cuarta de las ostras más grandes que he visto. Dijo que las había limpiado aquella mañana para que estuvieran frescas y deliciosas. Yo sabía que su bus salía a las 4:00 a.m. y me preguntaba qué tiempo tuvo para levantarse y preparar esto para nosotros.

Durante los años que vino a quedarse con nosotros siempre nos traía pescados, ostras o vegetales de su jardín. También recibíamos paquetes por correo, siempre con reparto especial; pescados y ostras empaquetadas en una caja de espinaca fresca, con cada hoja cuidadosamente lavada. Sus regalos tenían doble valor sabiendo que tenía que caminar tres millas hasta el correo y sabiendo cuán pobre era el anciano. Cuando recordaba estas cosas, pensaba en un comentario que hizo nuestro vecino después que partió aquella primera mañana.

"¿Alojaste a ese repugnante hombre anoche? ¡Yo lo rechacé! ¡Puedes perder clientela recibiendo tal gente!"

Probablemente haya perdido clientela una o dos veces. Pero si tan sólo lo hubieran conocido, tal vez sus enfermedades hubieran sido más fáciles de sobrellevar. Sé que nuestra familia estará siempre agradecida de haberlo conocido, aprendimos de él a aceptar sin quejas lo malo y a aceptar con gratitud a Dios lo bueno.

Recientemente estaba visitando a una amiga que tiene un vivero. Me estaba mostrando sus flores hasta que llegamos a la más bella de todas, un crisantemo dorado floreciendo. Pero para mi sorpresa, estaba creciendo en un viejo balde oxidado y abollado. Pensé, si esta fuera mi planta, la pondría en la mejor maceta que tuviera. Mi amiga me hizo cambiar de parecer.

"Me quedé sin macetas," me explicó, "y sabiendo cuán bella sería esta flor, pensé que no importaría que brote en este viejo balde. Es sólo por un corto tiempo hasta que la pueda poner en el jardín."

Ella se debe haber preguntado por qué sonreí, pero me estaba imaginado esta escena en el cielo.

"Aquí está uno especialmente hermoso," debe haber dicho Dios al encontrarse con el espíritu del viejo pescador. "No le importará empezar en este pequeño cuerpo."

Todo esto pasó hace mucho tiempo, y ahora, en el jardín de Dios, cuán alto debe erguirse este hermoso espíritu del pescador.

"La Mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón."(1Samuel 16,7)

martes, 20 de noviembre de 2007

Conversación entre YO y YO

Por: David Maloof

Yo: Hoy estudiando la parasha sentí nostalgia aunque con gran alegría.

YO: por no estar en la yeshiva?

Yo: por no estar en una yeshiva de ese tipo Con personas integras como Yacoob, Itzjak, y sabes, me di cuenta que me quejo demasiado vi la vida de Yacoob avinu y vaya que vida tan atropellada, pero a la vez tan pero tan elevada al punto que HaShem se poso sobre el y desde su salida, aunque todavía sin rectificación, Hashem obro milagros por el, para el.

YO: sigue please!

Yo: Yacoob Sale de su casa con un vil ladrón, obedeciendo a su madre y padre, porque si no moriría, a parte de eso se va sin poder rectificar el haber engañado a su padre y a diferencia de Abraham e itzjak, Yacoob parte con apenas lo que lleva puesto, con al angustia que le generara el saber que le va a pasar pero con una ventaja ,14 anos preparándose en una yeshiva preparado para enfrentar al mundo que le venia para encima sale huyendo con su único y verdadero legado, La torah que logro adquirir y la elevación de su alma. Pero igual manchado, había robado.

Sin embargo su grandeza era mayor. Hay de nosotros, que sin esa grandeza nos atrevemos a desviar nuestra mirada de HaShem!!!! Pulimos nuestro Yetzer Hara en vez de nuestro yetzer ha tov y luego pretendemos presentarnos ante EL para hacerle peticiones.!!!!

Yaccob partió conciente de su error, aunque sabiendo que fue orden de su madre, soporto sobre el la culpa y así se fue, conciente de que pronto tendría que pagar por lo hecho.

Inicialmente no logra reconocer Beer SHeba, pasa de largo ,pero siente el olor al gan eden, siente temor, y se pregunta, porque soy digno de sentir la presencia Divina???, Yo soy poco, no soy como mi padre Abraham ni como mi padre Itzjak que tuvieron el merito de pararse en esa colina a levantar su tefilah.

Pero se devuelve a hacer shuva y a levantar su tefila, a Rogarle a HaShem que lo perdone,

y al sentir HaShem el olor agradable de la Shuva hace que yacoob se tope con el monte donde mas tarde se ofrecerían los sacrificios Al D-os Altísimo. HaShem al sentir el verdadero arrepentimiento de yacoob hace que al tierra de Israel quede debajo de el, en sus 4 amot y el sol cae, y se posa la tenue luz de la luna y el alma de yacoob descansa y Hashem por su merito se posa sobre el y le dice no te ocupes hijo mío, yo estoy contigo, y le muestra a yacoob lo que no vieron sus padres.


YO: ??????????

Yo: Los mundos superiores, descendiendo y ascendiendo en pos de EL, Las Jayot Hakodesh bajan lo miran y se atemorizan, se dan cuenta que el rostro de Yacoob es el mismo que el Rostro de la mas alta Jayah, la con rostro de Hombre. No entiende que pasa, se preguntan, y no pueden entender como un mortal lograra alcanzar tal nivel de santidad, suben y bajan, lo detallan y reconocen en él el rostro que Hashem espera de todo hombre, el rostro de la Shuva sincera, el rostro del quebranto del alma, y del cuerpo ante la presencia Divina.

Encuentran la más elevada y sublime imagen de HaShem plasmada en yaccob, y cuando esto sucede, todo en su alrededor se alborota, la creación grita de jubilo, y las piedras que en un momentos pelearon por posarse en la cabeza del este gran justo ya no son mas, Están ahora unidas en una sola, Manifestando así que ya la cabeza de yacoob estaba reposada sobre la Unicidad perfecta de haShem, Asi que ahora12 son hoy uno, Israel.

yacoob puede sentir que Hashem esta con el y levanta su cuerpo iluminado y solo en ese instante, es que esta apto para ascender un nivel mas en su servicio a HAShem y llega a jaran, y vaya sorpresa, yacoob se enamora, mas su saludo es solo de hermandad con la que pronto seria su esposa.

Su gozo le hace olvidar que La justicia Divina esta tras el para que pueda elevar su simiente y entra a casa de laban y trabaja para el por su esposa, por su amada 7 anos, que representa la rectificacion de los 7 niveles hacia arriba de la maljut. Pero yacoob es engañado y así como el engaño a su padre, así como el se cambio por esav, laban le cambio a rajel por lea.

yacoob reclama, pero se da cuenta que es culpable y acepta como verdadero siervo de HaShem su culpa. A todo argumento dice “Tienen razón”. Trabaja 7 años más por su amada y logra llegar a conseguir su contraria. Pero nuevamente la “tristeza” aborda, su amada no puede concebir. Todas las demás dan hijos, pero ella no, ella clama y llora por sus hijos HaShem la escucha,

Y le entrega a aquel que al final de todo, seria el fiel reflejo del trabajo de su padre de rectificación, el Tzadik, el que logra basar su vida en Fundamento, en La torah, el que une Yosef.

Después de tanto, viene su recompensa. Solo por el hecho de lograr estar en todo momento y a toda hora con HaShem, yacoob, logro fundamentar su misión,

y parte de la tierra de su suegro, saca a sus hijos del ambiente idolatra y de la presencia de su abuelo porque teme por ellos, Yacoob tiene un nivel muy elevado, pero sus hijos están en un grado menor, son presa fácil de la tentación que ofrece la vanalidad.

Rajel para acabar toda posibilidad que su padre haga daño a su familia roba sus ídolos y los anula, los humilla, colocándolos debajo de ella, los calla. Pero eso le cuesta la vida

Todo, absolutamente todo lo que hacemos tiene su repercusión!!!


YO: si

Yo: ella lo sabia, y se sacrifico por sus hijos, por su familia, por aquellos que darían sentido en un futuro a este mundo y de aqui nace y se forma lo que tu y yo y muchos deseamos

YO: ?

Yo: El Pueblo de HAshem

YO: Amen

Yo: Vaya que me tiembla la mente!!!

YO: Uuuffffffffffff, estoy algo asi como dices...elevado..es impresionante...maravillosa la forma en que HaShem actua, date cuenta..Lea no quería tener por esposo a Esav porque era un rasha y HaShem le concede casarse con un Tzadik ¡y vaya Tzadik!. Tal vez si uno pasa por encima de las letras sin detenerse diria que Lea y Rajel tenían mucha rivalidad pero me impresiona ver como cada una hizo algo gigante por la otra.

De veras que es maravilloso lo que aprendemos de nuestros patriarcas y nuestras matriarcas esta parasha…me permitió entender un poco mas porque la oración por las hijas en Shabbat es mencionando a Sara, Rivka, Rajel, Lea… eran virtuosisimas!!!!

como dices tu...somos un poco osados y nos atrevemos a veces a hacer cosas que en definitiva no debemos.

te agradezco por compartir semejantes palabras de Torah!!!!!!!!!!

Yo: Gracias a HaShem y a ti por atender

te digo que quede un tanto débil.


YO: porque?

Yo: no se, me dio un cosquilleo raro en el cerebro, y se me bajaron as fuerzas, y se me apretó el pecho un poco.

YO: en serio, no me asustes…porque sino dejamos esto de una vez?

Yo: tranquilo

YO: Seguro?

Yo: Seguro, Solo es algo que suele pasar cuando se me alborotan los sentimientos por HaShem ...algunas vez te has enamorado?

YO: que si me he enamorado??

Yo: si

YO: Pues no, creo que no.

Yo: Cuando te enamores te pasara lo mismo

YO: Aja, lo imagino

Yo: yo soy muy poco expresivo, pero con hashem se han quebrado barreras, murallas diría yo

YO: bueno, pues eso es genial

ya se cayeron los obstáculos entre tu y El

Yo: No todavía no, pero ahí van, cayendo. Quisiera hablar con el como hablaba con David HaMelej

YO: seria un honor!!

Yo: Mi corazón todavía no se quebranta como debería, y a veces soy demasiado duro con migo mismo y con los demás

YO: yo creo que eso hace parte del proceso, que cada vez que van pasando los años, las experiencias, las vivencias, uno va creciendo, aprendiendo y cambiando

Yo: asi es

YO: Aunque eso también depende de como sea el temperamento de cada uno, el carácter, que tan susceptibles somos o que tan duros y si somos sensibles o no a lo que otros viven, y sobre todo a lo que El quiere.

Yo: ser sensibles, sensibles, como??? Cuando estamos llenos de trasgresiones, Como acercarnos a eso que El desea? Como romper? como quebrara y traspasar? Que tenemos que hacer? como llegamos a ser concientes? acaso somos dignos tan siquiera para ser concientes?

YO: Ahí es cuando éntralo que me enseñabas de Yacoob, que habite en el verdadera suba sincera

Yo: Como la logramos? Como hizo yacoob?

YO: buena pregunta!

Yo: Yacoob COMo hiciste??? Porfavorrr dimeeeeeee

YO: creo que ahora nos toca a nosotros el trabajo de encontrar la respuesta, no creo que sea tan terrible!!!! Que si nos cuesta.... si claro que si.

Yo: Ya se como hizo, encontre la respuesta, Bendito EL Dador de la verdad

Perdóname, Algo me toco, no tengo ni una lagrima en mis ojos, pero me duele el alma

y no puede traspasar los duros bloques de impureza que adquirieron en tiempos pasados


YO: a que te refieres?

Yo: La rectificación más difícil que tengo que hacer es poder ser sensible. Dañe mi alma, hoy tengo que pagarlo

YO: como asi que dañaste tu alma?

Yo: Antes, antes de que Hashem me tocara mi vida, absorbí demasiadas porquerías.

hago un esfuerzo demasiado grande por ser sensible, por amar, por entregarme, por superar mis miedos, por destruir mi Yetzer Hara, pero en mucho tiempo, solo he logrado poco y muchas veces me debilito, decaigo, veo la vida de Estos Grandes Padres de este Gran pueblo y me siento una porquería,

Amo a Hashem, pero no soy digno de El, no me siento merecedor de nada, ni de decir media palabra de torah.

Amo la torah

Amo a todos los que se acercan a ella, YO y ellos somos uno, pero yo me siento la parte mas baja de esta unidad.

Estos pensamientos no debería decírtelos.


YO: porque?

Yo: pero no se porque no puedo parar

YO: creo que es bueno que de una u otra manera, puedas expresarlos, tal vez te sientas raro, pero creo que te hace bien y por supuesto no te imaginas cuanto me estas enriqueciendo con tus pensamientos, no creas que esta mal, poco a poco he aprendido de ti muchas cosas y no es para subirte el animo, créeme, es en serio, es a veces difícil encontrarse con personas como tu que no le tienen miedo a servir a HaShem y yo creo que si nos ponemos a ver lo porquería que somos todos.....vamos a permanecer tristes siempre. Creo que lo que a HaShem le gusta de nosotros es que seamos auténticos, sinceros, reales, participes de Su bondad y que seamos capaces de RECONOCERLO.

Se que Lo amas, y que quieres lo mejor de ti para El. Imagínate yo hablando de estas cosas!!!. Pero bueno, sigo. Si en ti solo hubiesen cosas por mejorar no estarías en lo que estas, ya sabes cuales son tus talentos, los estas invirtiendo, usando de la manera que mejor puedes y lo intentas a diario. Hay algunos que ni siquiera tienen la intención, Algunos no han tenido la oportunidad y tu la tienes ahora y a muchos se las has repartido. Creo que HaShem nos ha dado la oportunidad de encontrar el camino! y estamos por el.

Si, hay que hacer mucho...y seguir con simja!!

Es chistoso! tu diciendo que no eres muy expresivo pero date cuenta, una muralla menos, puedes expresar tu gratitud, amor, devoción y servicio a El. Entonces, eso dice mucho de ti! a veces necesitamos compartir algo de lo que sentimos!

viernes, 16 de noviembre de 2007

Recomendaciones para los antisemitas

Les sugerimos a todos los antisemitas, que lean esta importante nota y cumplan con lo siguiente, muy estrictamente ya que este documento está completamente de acuerdo con su filosofía.

Es fundamental que ningún antisemita tenga contacto con alguna influencia judía.

Un antisemita, que padece sífilis, no debe permitir, que lo curen con Salvassan Compuesto, que es un medicamento descubierto por un judío, Ehrlich. Aquél no debe ni siquiera hacerse el análisis, que le permita determinar si tiene dicha enfermedad, puesto, que estaría utilizando la reacción Wasserman, que sirve para esa finalidad y que fue descubierto por este científico judío.

Un antisemita, que se haya contagiado de difteria, no debe utilizar la reacción Shick para curarse, porque el judío Bela Shick fue su inventor.

Los antisemitas deben estar dispuestos a que se les eleve su tasa de mortalidad a fin de nunca permitir ser tratados por el método inventado por el judío Robert Baram, cuyo sistema para el tratamiento de daños cerebrales y al oído, ha salvado millones de vidas; los antisemitas, que sufren un colapso de su sistema nervioso no permitan, que se le envié a una cliníca especializada, ya que deberían rechazar el empleo de los resultados, las investigaciones de un judío, ganador del Premio Nobel. Otto Levi.

El antisemita de cualquier edad debe evitar el empleo de las vitaminas, porque el descubridor de su valor nutricional especial, fue un judío, Kasimir Tunk.

El antisemita debe continuar muriendo o permaneciendo inválido por parálisis infantil, porque el descubridor de la vacuna anti-poliomielitis es un judío, Jona Salk.

El antisemita debe negarse a emplear la Estreptomicina aunque muera de tuberculosis, porque un judío, Zalman Waxman, invento la droga contra esta enfermedad mortal.

Si un antisemita sospecha que tiene gonorrea, no debería tratar de obtener diagnóstico alguno, porque estaría empleando el método de un judío, Neissuer, ni el medicamento Digilatis, descubierto por el judío Ludwig Traube.

Si sufre dolor de muelas no debería emplear cocaína ya que estaría siendo beneficiado por los trabajos y descubrimientos de dos judíos, Widall y Weill.

Si el antisemita padece Diabetes, no debería aplicarse insulina debido al trabajo de investigación de un judío, Minkowsky.

Si padece de jaquecas no debería utilizar Piramidon y Antiprym, debido a los trabajos de los judíos Spiro y Ellege.

Un antisemita con convulsiones debe soportarlas con paciencia, porque fue un judío , Oscar Leibovich, quien pensó en emplear cloro-hidrato.

Todo antisemita debe soportar sus enfermedades psíquicas, porque Freud, el padre del psicoanálisis, fue judío.

Los doctores antisemitas deben descartar los descubrimientos y avances logrados por los premios Nobel, Niein-Voitear, Brangaj y Otto Warburg, del dermatólogo Judas Sehn Bonediel, del experto en pulmones Trawnkel y de muchos otros científicos y médicos judíos de renombre mundial.

En pocas palabras, un antisemita auténtico y leal debe soportar en forma valiente y consistente: la sífilis, la gonorrea, las enfermedades cardiacas, la jaqueca, el tifus, la diadetes, los desórdenes dentales, los daños cerebrales , la poliomelitis, la nutrición deficiente, las convulsiones y la tuberculosis.

Jonathan Schleich

La presente fue publicada en el diario COMUNIDADES, en correo de lectores, el 13 de Marzo del 2002

lunes, 12 de noviembre de 2007

Una enseñanza del sabio Hilel

EL SOLIA DECIR: “ ¿SI NO SOY PARA MI, QUIEN ES PARA MI? Y SI SOLO SOY PARA MI, ¿QUE SOY YO? Y SI NO AHORA, ¿CUANDO? ”.

Esta enseñanza puede interpretarse dentro del contexto de la indicación de tratar de acercarse a otro para mejorar su nivel de Torá (mishná 12 y siguiente):

SI NO SOY PARA MI – O sea, si no asumo mi rol en esto en forma personal, ¿Cómo obtendré el merito de ser de los alumnos de Aharon HaKohen, el sumo sacerdote?.

¿QUIÉN ES PARA MI? – Se involucre una persona o no, la tarea que de el se requería se llevara a cabo de todos modos, pues el bien destinado a lograrse en el mundo no disminuirá. No obstante, cuando la persona no contribuye personalmente en la tarea que se le encomendó, ella perderá el merito que le estaba destinado.

(Sijot Shabat Parshat Shemini, 5737)

Y SI SOLO SOY PARA MI – Por el otro lado, aunque la persona se aboque como debe ser a la tarea encomendada – en forma personal, sin delegar en otro que hagan su trabajo – si lo hace “solo por si misma”, basándose únicamente en su propio criterio, sin procurar el consejo y la opinión de otros, entonces…

¿QUÉ – NO QUIEN – SOY YO? – O sea, ¿Cuál es mi capacidad para ello?.

(Sijot Shabat Parshat Shemini, 5737)

Y SI NO AHORA, ¿CUÁNDO? – a pesar de que no se trata de la perfección personal, sino del acercarse a las “criaturas” y enseñarles, algo que es voluntario y a simple vista dependiente de la buena voluntad personal, el hombre debe ser consciente de la urgencia involucrada, y no ha de aplazar sus esfuerzos para con los demás.

(Sijot Shabat Parshat Shemini, 5737)

Tomado del libro En la Sendas de Nuestros padres
Comentarios a Pirké Avot, Adaptado de las Obras del
Lubavitcher Rebe, Rabí Menajem M. Schneerson.


Comentario de Irving M. Bunim

Los aforismos de Hilel adoptaban, a menudo, una forma paradójica. ¿Hasta qué punto está un hombre sujeto a su ego? ¿En qué medida debe una persona preocuparse de su propio bienestar, de sí mismo? Desde cierta perspectiva la cuestión parece absurda. Yo soy yo mismo. Sólo yo puedo experimentarme, conocerme verdaderamente. Por ende, si yo no me ocupo de mí, ¿quién lo hará? La esposa más amante no puede compartir mi dolor, experimentar mis ansiedades, o sufrir mi muerte. Allí donde está involucrada la relación de un hombre con D-s, él debe ocuparse de sí mismo. Los conocimientos de mi padre no pueden reemplazar mi obligación de aprender. Es mi deber decir mis propias plegarias y dar mi propia caridad. Si yo no me ocupo de mí, ¿quién podría hacerlo?

Por otra parte, si te preocupas sólo de ti, ¿qué eres? ¿Puedes ser realmente efectivo, resolver tus propios problemas, vencer tus ansiedades? ¿Puedes hacer todo lo que se supone que debes hacer? Más aún, existe el peligro de concentrarnos demasiado en nosotros mismos, hasta el punto de llegar a preocuparnos solamente de nuestra propia salvación y dejar de velar por el bienestar de los demás. ¿Es mi ego, mi propio ser, tan importante como para preocuparme tanto por él? Se ha dicho, acertadamente, que un hombre replegado en sí mismo hace poco bulto. Hilel expresó esta idea hace más de 2.000 años: si sólo me ocupo de mí, ¿qué soy?"

Hilel expresa aquí dos profundos contrastes del pensamiento judío: la insignificancia del individuo, por una parte, y su valor único, por la otra. Y así leemos: "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?", y luego: "Pues le has hecho poco menor que los ángeles". El segundo contraste es entre el deber del hombre para consigo mismo y para con su semejante. Hilel indica que no debe tomarse ninguno de estos extremos como la regla. Aceptemos, entonces, ambas caras de la moneda y vivamos y trabajemos con ellas.

Sabemos que el yo es importante: el auto-respeto es fundamental y la autosuficiencia y la independencia son esenciales para la dignidad humana Es esta consideración la que, evidentemente, está implícita en la ley bíblica sobre eved nirtzá. El esclavo judío citaba al servicio de su amo durante seis años y luego era liberado. En este lapso, su dueño podía darle una esposa no judía, y la progenie pertenecería al amo. Si al finalizar el periodo de seis años el esclavo declaraba: "Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre", se lo sometía a un ritual en cierta medida degradante, prescrito por la Torá. El esclavo era llevado a la puerta y se le perforaba una de sus orejas, y luego debía continuar sirviendo hasta el año del iovel (jubielo). Pero, ¿en qué consistía su crimen que debía ser tratado así? Ciertamente, su declaración de lealtad estaba cubierta por un manto de amor y de sentido de servicio; ¿por qué perforar su oreja? ¿Y por qué el título oprobioso de eved nirtzá, "el sirviente (con el lóbulo de la oreja) perforado?". Sin embargo, quizá algo andaba radicalmente mal en esa persona ya que al ofrecérsele la libertad prefiere la esclavitud. Hay algo de cobardía y de vergüenza en una elección que prefiere la dependencia a la independencia. "Si yo no me ocupo de mi, ¿quién lo hará?"

Hay aún otro punto al que puede hacer referencia este aserto: Hilel podría estar hablando de la necesidad de que uno se corrija a sí mismo y se auto-critique. Hay ciertas cosas que ni siquiera tu mejor amigo te las dirá. Puede que no te corrija por temor a perder tu amistad, Por ende, "si yo no me ocupo de mí, y no trato de mejorar mi conducta, ¿quién lo hará?" Por otro lado, si sólo me ocupo de mí, si también yo caigo presa de la conspiración del silencio y no corrijo a otros, no estoy cumpliendo con mi deber. Nuestra Torá nos dice: "ingenuamente reprenderás a tu hermano". Si es un verdadero amigo, juzgará beneficiosa tu actitud.

Y si no es ahora, ¿cuándo?

La experiencia humana ha confirmado esta verdad una y otra vez. A través de los siglos, los pensadores perceptivos se han hecho eco de este pensamiento. Willíam Congreve escribió: "No dejes para mañana ser sabio; el sol de la mañana puede no salir par ti". Edward Young aconsejó: "Sé sabio hoy, es de locos postergar. la dilación es la ladrona del tiempo".

En un salmo de Moshé encontramos un pensamiento más profundo aún. Examinemos las palabras: "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría". ¿Cuál es la forma usual de contar nuestros días? Normalmente decimos, por ejemplo, que un hombre tiene tantos años de edad. ¿Tiene esto realmente una gran significación? ¿Esto nos dice algo de su vida o de su posible proximidad a la muerte?. En verdad, cada minuto vivido en la tierra fue un minuto que lo conducía a la muerte. Supongamos que estás viajando hacia Atlantic City y te encuentras a unas 100 millas de esta cuidad. Después de viajar diez millas, ves un letrero que dice": Atlantic City - 80 millas".

¿Qué método de cómputo es utilizado en este caso?. Ciertamente, no la cantidad de millas recorridas, sino las que quedan por recorrer para llegar a destino. El procedimiento que Moshé sugiere es éste: "Enséñanos a contar nuestros días". No destaque los días que han pasado, pues ya se han ido. Más bien subraya los días que aún te pertenecen, aquellos que tienes por delante.

De poder ajustar verdaderamente nuestro pensamiento a este punto de vista fundamental, estaremos en condiciones de "adquirir un corazón sabio" podremos programar nuestra vida con sensatez. Supongamos que una persona está llegando al final de sus vacaciones y le quedan sólo diez dólares. Si advierte que el costo del viaje de regreso a su hogar es de siete dólares, seguramente reducirá sus gastos y no derrochará en menudencias el dinero que le queda. De manera similar, cuando un hombre toma conciencia de que su tiempo en esta vida es limitado, debe pensar dos veces antes de desperdiciarlo persiguiendo sombras. "Matar el tiempo" es, en verdad, cometer un asesinato. El dinero que se pierde puede ser recuperado, pero nuestros días, una vez que han transcurrido, no habrán de retornar jamás. Al comprender cuán precioso es el tiempo, debemos esforzarnos por administrar nuestros días con frugalidad y sabiduría. En verdad, todo la que el hombre posee es el "ahora". Hay un poema atribuido a Ibn Ezra:

"El pasado ya no está; el futuro aún no a llegado y el presente dura lo que un parpadeo". ¿Por qué, entonces, preocuparnos?" Sí vivimos sólo el presente, procuremos nuestros logros aquí y ahora. "¿Amas la vida?" Preguntó Benjamín Franklin. "Entonces no desperdicies el tiempo, que es la sustancia de la vida". Y aconsejaba: "No dejes parar mañana lo que puedes hacer hoy".

El Jafetz Jaim compara al ser humano corriente en el manejo de su vida con una persona que está de vacaciones, escribiéndole una tarjeta postal a un amigo. En la parte superior va la fecha, la salutación, la introducción formal y, antes de que comience a escribir lo que realmente quería decir, se da cuenta, súbitamente, de que ¡ya no le queda espacio! Ha llegado al final de la tarjeta. Desesperado, comienza a escribir frenéticamente con letra pequeña, sigue al dorso e incluso trata de hacerlo en el margen.

¿No ofrece el hombre la misma imagen patética cuando maneja su vida? En nuestros primeros años "garabateamos" y desperdiciamos mucho tiempo en trivialidades y actividades carentes de una significación duradera. Súbitamente despertamos a la terrible verdad de que la vida es una tarjeta postal con muy poco tiempo y que ni siquiera hemos comenzado a realizar la tarea para la cual fuimos puestos sobre esta tierra.

La Torá nos dice: "...los hijos de Isajar... entendidos en los tiempos" ¿Cómo se manifestaba su "entendimiento? La tradición nos dice que la tribu de Isajar estableció un arreglo con la tribu de Zevulún, que se dedicaba al comercio y mantenía a los eruditos de Isajar quienes dedicaban todo su tiempo a la Torá. Como verdaderos socios, compartían todas las "ganancias": Isajar recibía apoyo material y Zevulún una participación en la mitzvá de estudiar la Torá. Obsérvese, entonces, que debida a que Isajar invertía todo su tiempo solamente en el estudio de la Torá, las Sagradas Escrituras atestiguan que ellos tenían un "entendimiento" del tiempo: comprendían cuán precioso es, y le daban el mejor uso posible.

La Torá ordena. "Delante de las canas te levantarás" en señal de respeto. Algunos comentaristas le dan a este precepto una notable interpretación: "Levántate antes de convertirte en un anciano"- En otras palabras, no esperes hasta tener una edad avanzada parar retornar a la religión. Elévate, asciende en espiritualidad antes de que sobrevenga gradualmente la vejez. No digas: comenzaré a observar el shabat cuando me retire de los negocios; o comenzaré a concurrir a la sinagoga cuando tenga hijos. "Si no es ahora, ¿cuándo?" ¿Cómo puedes estar seguro de que llegarás a ese período de la vida? Y sí llegas, ¿quién te garantiza que harás esas cosas que estás descuidando ahora? Elévate ahora, antes de que los años te conduzcan hacia la vejez y quedes aferrado a tus hábitos.

Nos hemos referido ya al versículo del Salmista: "Tiempo es de hacer, oh Señor, disipado han Tu Ley". Esto puede ser interesado conforme al siguiente pensamiento: Aquellos que afirman que tienen tiempo para actuar por el Señor porque son jóvenes todavía, y que observarán las mitzvot más adelante, rehusando entretanto santificar el presente y el "ahora", están invalidando la Torá a pesar de sus piadosas expectativas".

Hay una interesante enseñanza en el Talmud: "Aquel que responde con toda su energía amén, bendito sea Su gran Nombre, invalida cualquier decreto punitivo que el Cielo pueda haber formulado contra él". Ahora, "con toda su energía" difícilmente signifique con todo el poder de sus pulmones. Lo que se requiere es que sea dicho con toda sinceridad y la mayor devoción.

Como fuere podemos interpretar, conforme a nuestro pensamiento, que "con toda su energía" significa cuando una persona está en la cúspide de sus facultades mentales y físicas. En tanto el Todopoderoso da la bienvenida a los seres humanos de todas las edades y condiciones, el caso del octogenario que no teniendo ya fuerza ni para pecar busca el consuelo de la religión, es muy distinto al del joven universitario de dieciocho años, o al del recién casado de veinticuatro, el hombre de familia de treinta años o el ocupado ejecutivo de negocios de cuarenta y cinco años de edad. Aquel que resuelve santificar el Nombre del Señor en la flor de su vida puede, en verdad, cambiar todo su destino.

Dice el Salmista: "Bienaventurado el hombre que teme al Señor", Y el Talmud interpreta: Bienaventurado aquel que se arrepiente cuando es un hombre, lo cual significa, como explica RASHI, cuando es joven y en la plenitud de sus fuerzas.

Con este mismo concepto, el difunto Rabí de Lubavich, de bendita memoria, esclareció cierta vez la siguiente declaración del Talmud: "Se debe ser escrupuloso en la observancia de la oración de Minjá (de la tarde) porque fue durante su transcurso que el profeta Eliahu obtuvo respuesta" El sabio explicó: "En la mañana siempre puedes tener tiempo para la oración de Shajarit: puedes levantarte media hora más temprano para recitarla y luego ir a negocio. Para la oración del anochecer siempre puedes hacer tiempo: simplemente, te retiras quince minutos más temprano, dejando espacio para Maariv al final del día. Minjá, empero, es un asunto diferente: su tiempo es por la tarde, durante las horas pico del día, justamente en momentos de intensa actividad. Interrumpir la labor del día con el fin de hacer tiempo para la oración de Minja es, en verdad, una gran mitzvá y un signo de profundo compromiso.

El mismo razonamiento puede aplicarse también a las diferentes edades del hombre. Al comienzo y al final de la vida es relativamente fácil inculcar observaciones religiosas. El bebé difícilmente podría "objetar" la circuncisión, y la concurrencia a la escuela es obligatoria. En forma similar, en la vejez hay pocas cosas que se puedan disputar la atención del individuo. Pero en la "tarde", en el "tiempo de Minjá" de la vida -entre los veinte y los cincuenta años- el hecho de que un hombre "saque tiempo" de los asuntos mundanos y lo invierta en actividades espirituales es, en verdad, meritorio.

La sentencia "si no es ahora, ¿cuándo?" Se aplica también a pedidos específicos de ayuda. Shelomó nos dice: "No digas a tu prójimo Vete y regresa, y mañana te daré." Si un amigo viene a pedir prestado algo, no dilates innecesariamente la dádiva. Con mucha frecuencia, aun sabiendo muy bien que finalmente haremos la donación o prestaremos la herramienta solicitada, diferimos nuestra ayuda para que no resulte demasiado fácil. Algunos de nosotros tememos parecer muy "blandos" a "tontos". Esto, dice la tradición, no es correcto. Hazlo ahora, pues puede no haber un mañana, El tiempo no nos pertenece. No debemos, en consecuencia, darlo por sentado.

El Talmud relata un hecho de trágicas consecuencias por descuidar la demanda total del "ahora". Najum, un gran sabio, cabalgaba con sus asnos cargados de alimentos y otras provisiones, cuando un hombre pobre apareció en el camino y le rogó que le diera algo de comer. El sabio accedió pero pidió al hombre que aguardara hasta que descargara totalmente uno de sus asnos. Mientras lo hacía, el pobre hombre tuvo un colapso y murió. En el curso de nuestras vidas nos enfrentamos continuamente con desafíos y no nos es dado saber cuán vital puede ser el factor tiempo. Tengamos entonces, siempre presente que "si no es ahora, ¿cuándo?".

Se ha formulado una incesante explicación al hecho de que la tradición nunca prescribió una bendición antes de dar caridad, como lo hizo para la realización de la mayoría de las mitzvot. Imaginemos qué pasaría si existiese esta regla. Un hombre pobre golpearía a nuestra puerta y pediría algo de dinero o de alimento. Nosotros; iríamos en busca de un Sidur y recorreríamos sus páginas para encontrar la bendición correspondiente. Si eres muy piadoso, es probable que fueras a lavarte las manos antes de recitarla. Luego podrías caer en la cuenta de que la dijiste en forma inapropiada y tendrías que repetirla. Podría llegar a ocurrir que cuando finalmente te dispusieras a atender al pobre hombre, este ya hubiese muerto de hambre.

No, no hace falta ninguna bendición para practicar la caridad y no hay excusas para dilatarla.

Parasha Vayetse

LA CONSECUENCIA DE NUESTROS ACTOS
Por: Rab Amram Anidjar

El tratado de del Talmud, nos relata una historia que pasó con el anciano Hilel. Una vez vino un gentil a pedirle que le enseñara toda la Torá sobre una pierna, a lo que le respondió Hilel. Todo aquello que es odiado por tí, no se lo hagas a los demás.

El problema es que a veces una persona no sabe cuánto sufrimiento le está causando al otro, hasta que viene un tercero y le hace la misma cosa.

Por ejemplo, un niño no sabe cuánto sufrimiento le causa a sus padres al desobedecerlo, hasta que él se hace padre y experimenta la misma situación. Entonces será cuando él entienda lo que le hizo a sus padres.

Y así ocurre con un alumno travieso. No sabe el daño que les causa a sus maestros, hasta que él se hace docente y trata de controlar a sus alumnos traviesos.

En nuestra Parashá vemos tres ejemplos en los que la persona no siente la consecuencia de sus actos, hasta que alguien se los hace a él.

El primer ejemplo, es el caso de Yaakov, quien trabajó siete años por Rajel. El día que culminó de trabajar, le dio a Rajel unas señales para identificarla, y así evitar que Labán lo engañará.

El día de la boda, Labán le dijo a su hija Rajel, “rajeleate” de aquí (vete de aquí), porque tu hermana Lea será la novia. Y después serás tú. Rajel, al ver que no había otra opción, optó por revelarle las señales, que le había dado Yaakov, a su hermana Lea para que no se avergonzara. Al día siguiente Yaakov vio que le habían engañado y que le dieron a Lea como esposa en vez de Rajel. Entonces Yaakov le preguntó a Lea, ¿por qué me hiciste tal cosa, y te disfrazaste de Rajel, imitaste su voz, y me mentiste? Le respondió Lea: Tú también hiciste lo mismo con tu padre, te disfrazaste de Esav y tomaste lo que no te correspondía. Yaakov le dijo que lo hizo con buenas intenciones de recibir las bendiciones de su padre. Y Lea también le respondió igual, que sus intenciones eran buenas para que salieran de su vientre las tribus de Israel. (Bereshit Rabá Cap.70).

Al ver Yaakov que no tenía respuesta a ninguno de sus argumentos, no pudo divorciarla. ue entonces cuando llegó a sentir sobre su propia carne lo que había hecho a otros, y entendió mejor la consecuencia de sus actos.

El segundo ejemplo, también ocurrió con Yaakov. Una vez que escuchó a Lea, fue a reclamarle a Labán por sus acciones engañosas, ya que la ley era que la mayor estaba destinado para Esav y la menor para él. A lo que le respondió Labán: Como tú fuiste quien cambió el orden y tú te convertiste en el primogénito, entonces yo pensé en darte a la mayor y por eso te di a Lea. Y también pensé ahora en darle a Esav, la menor, Rajel. Aquí, otra vez, Yaakov entendió la consecuencia de sus actos.

El tercer ejemplo, le ocurrió a Labán. Labán era un gran mentiroso y abusador. A Yaakov le engaño muchas veces e inclusive le cambió su salario. Jamás Labán fue a dormir con su conciencia limpia. Y no solo con Yaakov se comportó de esa manera, sino también con todos los que conocía. Incluso a los vecinos de su pueblo, los engañó en la boda de su hija. Les dijo: Ustedes están invitados a la boda de mi hija con la condición que no le digan a Yaakov que esta es Lea y no Rajel. Los vecinos le aseguraron que no le iban a decir nada a Yaakov, pero Labán no les creyó, y por lo tanto, les exigió un objeto importante como garantía a su secreto. Entonces todos los vecinos fueron a llevarle a Labán ese objeto como garantía y así poder asistir a la boda. Labán al recibir tantas prendas valiosas fue a venderlas todas y con ese dinero pagó la boda de su hija.

Una vez fue Yaakov a donde Labán, contó el ganado y le dijo que todo el ganado que saliera con manchas iban a ser suyos y aquellos que nacieran sin manchas, iban a ser de Labán. En ese momento Labán observó su ganado, vio que la gran mayoría era sin manchas y por lo tanto aceptó el trato. Pero Yaakov puso pieles de vacas con manchas en los bebederos de las vacas y de repente, todas las crías que empezaron a nacer eran manchadas. Fue esta la primera vez que alguien engañaba a Labán y como si fuera poco, Rajel le robó todas sus estatuas de idolatría. Era la primera vez que Labán era robado. Y así fue que Yaakov se fue de casa de su suegro Labán sin siquiera informarle.

Labán siempre estuvo acostumbrado a ser el ladrón, el mentiroso, el que no pide permiso a nadie, pero cuando se invirtieron los papeles, empezóa sentir en su propia carne qué se siente al ser el atropellado.

Así les ocurre a las personas que no saben medir las consecuencias de sus actos. Que no saben el sufrimiento que le causan al otro, hasta que alguien se los hace a ellos.

El cuarto ejemplo ocurrió con Yosef. Cuando Yaakov llamó a todos sus hijos para bendecirlos, llamó a Yosef y le dijo que le dará el honor, la herencia y la bendición que le corresponde al primogénito, en vez de dársela a Reubén. Yosef cuando escuchó esto se alegró. Después Yaakov le pidió a Yosef que les trajera a sus dos hijos, Efraim y Menashé. Yaakov honró más al menor (Efraim) que al mayor (Menashé), colocó la mano derecha sobre Efraim y la izquierda sobre el primogénito. Esto le dolió a Yosef y le dijo a su padre que eso no era lo correcto. Al escuchar estas palabras, Yaakov le miró con extrañeza y le dijo: ¿Por qué cuando le quité el honor a tu hermano mayor Reubén te alegraste, y ahora que le quité el honor a tu hijo primogénito te duele?

La Torá nos enseña a sentir lo que al otro le duele, ponernos en el lugar de los demás, y todo lo que no nos gusta que nos hagan no debemos hacérselo a los demás.

A veces ocurre que cuentan un chiste sobre alguien, y nos reímos por su gracia. Pero si fuéramos nosotros los protagonistas de ese chiste, de seguro que no nos causaría risa.

O a veces ocurre cuando vienen a comprarte algo a tu tienda, que tú cobras el precio completo y anuncias que todo está a mitad de precio. Y te parece que es muy legal. Pero cuando tú eres el que va a comprar otra cosa a la tienda de alguien, dices que es muy carero, un ladrón, que todo lo que no ganó en el mes entero lo quiere ganar ahora contigo, etc.

Generalmente las personas durante la lectura de la Torá, están prestando atención y calladas, pero cuando llega el momento de Hashkabá o Misheberaj, todos empiezan hablar (explicaciones sobre la Parashá) y no escuchan, ya que creen que la Parashá es lo importante, pero el resto no. Sin embargo cuando le llega el turno a alguien del público subir a la Torá quiere que todos escuchen la Hashkabá por su padre o el Misheberaj por un familiar enfermo, para que todos respondan Amén en voz alta. Entonces es cuando sentimos y entendemos lo importante de escuchar todo.

“Que sea la voluntad de Dios que siempre estemos pendientes de lo que el otro necesita, que seamos sensibles para percibir lo que al otro agobia, para ir en su ayuda, y que todo aquello que no nos es placentero, nunca se lo hagamos a los demás. Incluso aquello que todavía no sabemos que es incómodo para el otro, tampoco se lo hagamos. Amén.”

Parasha Toledot

ESAV EL TONTO
Por: Rab Amram Anidjar

Está escrito en nuestra Parashá que Rivká amaba a Yaakov. Itzjak amaba a Esav. (Génesis 25:28). Lógicamente que no estamos hablando del amor natural que todos los padres sienten por sus hijos, Rivká amaba a los dos por igual y así también Itzjak. A lo que aquí se está refiriendo la Torá es, que Rivká quería que Yaakov siguiera esa cadena de Abraham e Itzjak, pero Itzjak quería que el que siguiera la cadena fuera Esav, como hijo primogénito que era.

El argumento de Rivká, era más lógico que el de Itzjak, ya que Yaakov era una persona estudiosa, justa, buena y correcta. “Ish Tam yoshev ohalim – Un hombre sencillo que se sentaba en las carpas a estudiar”, “Titen emet le Yaakov – Le dio la verdad (Torá) a Yaakov”. Por eso él era quien debía seguir esa cadena de oro y no Esav.

Si pensamos que Itzjak era muy ingenuo, estamos muy equivocados. Itzjak sabía todo lo malo que Esav hacía. El día en que murió Abraham, fue Esav y asesinó a Nimrod, después fue y violó a una muchacha comprometida (Baba Batra 16a), y, como si fuera poco, renegó de la resurrección de los muertos cuando le dijo a Yaakov que no fuese tonto en pensar que una persona que ya se pudrió en la tumba pueda resucitar (Pesikta 14:4). Itzjak también conocía a las mujeres de Esav, que eran malas, e incluso sabía que seguían haciendo idolatría. Entonces, ¿cómo es posible que Itzjak quisiera que su sucesor fuera Esav?

Para entender esto, debemos primero conocer que Dios es quien crea al hombre. Cuando Él lo crea, no lo hace malvado o justo. Lo que Dios sí predestina es si la persona será rica o pobre, inteligente o no, bonita o fea, alta o baja, etc. Pero si la persona será malvada o justa, solamente depende de sus propias decisiones. Tal y como está escrito “Hakol Min Hashamayim Juez Mi Yirat Shamayim – Todo proviene de los cielos, menos el temor a los cielos”.

La persona se asemeja a una tierra fértil. Si plantamos frutas, saldrán frutas buenas. Si plantamos drogas, obtendrás drogas. Si plantamos plantas venenosas, saldrá el mejor de los venenos. Dios le entregó al hombre un potencial, pero depende de cada uno, cómo explotar ese potencial.

Esav era una persona muy fuerte y poderosa, pero desafortunadamente usó su fuerza para el mal. Pero la esperanza de Itzjak Abinu era que algún día Esav se despertara de esa pesadilla que lo rodeaba, se diera cuenta de sus errores y empezara a mejorar su conducta. Cuando mejorara su conducta, entonces sería inigualable.

¿Y quién nos asegura que cuando Esav hiciera teshuvá, las mitzvot que realizara fueran de una manera especial?

Está escrito en el tratado del Talmud, dijo Rabán Shimón Ben Gamliel: Toda mi vida atendí y me preocupé por las necesidades de mi padre, pero no llegué ni siquiera a una centésima parte de cómo Esav honró a su padre Itzjak.

Así también están escritos en los Midrashim, distintos ejemplos de lo servicial que era Esav. Por ejemplo, Esav tenía mucha ropa especial, entre ellas la vestimenta hecha por Dios para Adam, que había pasado por herencia hasta Nimrod. Cuando Esav mató a Nimrod, se la quitó y la colgó en casa de su padre. Preguntan nuestros sabios ¿por qué la colgó en casa de su padre y no en su propia casa? Responden que la dejaba en casa de su padre, para que cada vez que entrara a servirle, lo hiciera con esa ropa cosida por Dios. ¡Qué honores le hizo a su padre!

También Esav era tan atento con su padre, hasta el punto que juró no matar a Yaakov (su máximo enemigo) para que su padre Itzjak no sufriera. Pero una vez que muriera, iría a matarlo.

Esav estaba dispuesto a estudiar Torá (que no creía en ella) con su padre, incluso participaba en el estudio preguntando si era necesario sacar Maaser de la sal, y cosas por el estilo, con tal de conseguir una pequeña sonrisa de alegría en Itzjak.

Cuando Esav se enteró que su padre estaba molesto con él porque se había casado con una Kenaanita (pueblo despreciado por Dios), fue inmediatamente y se casó con una de las hijas de Yishmael para calmar la furia de su padre.

Como es sabido, la cabeza de Esav está enterrada en Mearat Hamajpelá. ¿Por qué la cabeza de Esav tuvo el mérito de ser enterrada en ese lugar tan especial? El motivo es porque esa cabeza siempre se agachaba en la presencia de Itzjak.

Vemos entonces cómo Esav, verdaderamente, tenía muchísimo potencial para ser el mejor e inigualable, ya que era extremista, fanático, “talibán” en la práctica de sus ideales.

Imaginemos entonces, si los ideales de Esav hubieran sido ideales de Torá, hubiera salido de él un Gran Tzadik. Y es por eso que Itzjak siempre quiso que su sucesor fuera Esav. Tenía esperanza en que al ayudarlo, con mucho amor, enderezaría su camino y fuera el siguiente eslabón de esa milenaria cadena empezada por Abraham.

A dos personajes de todo el Tanaj, se les llamó “Admunim – rojizos”. Esav y el rey David. Está escrito que cuando el profeta Samuel vio a David que era rojizo, se asustó, porque pensó que era igual que Esav, hasta que Dios le dijo que era un rojizo, pero con buenos ojos. Con ideales puros y un potencial bien dirigido.

Si reflexionamos acerca de la vida de ambos, veremos que tuvieron muchas experiencias en común. Solamente que cada uno la supo dirigir de diferente manera.

Si vemos a Esav, él fue un rey muy poderoso. También David fue rey, pero de Am Israel. Esav era un asesino. David fue un asesino de los enemigos de Am Israel. Esav mató a Nimrod y David mató a Goliat. La diferencia es que Esav fue muy malo y David fue una persona muy justa.

Todo depende de hacia dónde queramos dirigir el potencial que Dios depositó en nosotros.

Resh Lakish fue el jefe de las mafias más grandes de ladrones de su época, hasta que vino Rab Yojanán , le enseñó Torá y se convirtió en uno de los más grandes rabinos que tuvo el pueblo de Israel y no en uno de los más grandes ladrones que tuvo la humanidad.

Para pesar de Itzjak, Esav su hijo nunca enderezó su camino. Por eso está escrito que Rivká ama a Yaakov, en presente. Sin embargo está escrito que Itzjak amó a Esav, en pasado, porque al final de sus días se dio cuenta que su hijo no tenía remedio, por lo que optó por darle las bendiciones a su hijo Yaakov.

También hoy en día existen muchas personas que son como Esav, con muchas fuerzas, muchas capacidades, un gran potencial de liderazgo e inteligentes, pero que, desafortunadamente no saben aprovechar esas habilidades para el bien. Abran sus ojos y vean cuánta fuerza tenemos escondida dentro de nosotros si la usamos para bien. En Israel existen, hoy en día, personas que eran actores, músicos, cantantes, comediantes, que usaban sus dones para pecar y hacer pecar a los demás y que ahora, gracias a Dios, usan sus fuerzas y sus habilidades dando charlas y conferencias a personas alejadas de la Torá. Vemos de aquí lo siguiente. Si decides plantar frutas en tu vida, obtendrás las mejores de las frutas, ya que eres un campo fértil y poseerás los árboles más frondosos y verdes existentes.

Para finalizar, está escrito en el tratado del Talmud: ¿Quién es un tonto? Aquel a quien le dan un objeto valioso y lo pierde. Esav era un tonto porque Dios le dio unas fuerzas especiales y no las supo cuidar. Botó todo a la basura, ya que las utilizó para hacer el mal. Esperamos que ninguno de nosotros sea tonto, sino que seamos inteligentes y utilicemos todo ese potencial, nuestra inteligencia, nuestras habilidades, nuestras cualidades para llegar a ser verdaderos servidores de Dios Bendito.

Que sea la voluntad de Dios que nos ayude a explotar nuestras fuerzas para nuestro bien y para el bien de Am Israel. Amén.