miércoles, 30 de julio de 2008

¿Con que objetivo agregaron los sabios prohibiciones y limitaciones?

¿Qué Aprendemos esta Semana de la Parshá?

“Un hombre cuando ha de prometer una promesa a Hashem” (Bamidbar 30:2)

En el principio de la Parshá Matot, la Torá trata el tema de las “promesas” y la metodología para anularlas. “Promesa”, en este contexto, se refiere a una prohibición auto-impuesta por libre elección. A causa de la promesa se prohibió algo que por sí mismo no implica prohibición alguna.
Cuando la promesa viene como consecuencia del deseo de servir mejor a Hashem y para poder acercarse más a Él, es considerada, en cierta medida, como positiva. Pero aquí surge la pregunta: ¿acaso no es suficiente con lo que la Torá ya nos prohibió?1 ¿cuál es el objetivo de agregar nuestras propias prohibiciones y auto-limitaciones?

¿ESCAPAR DE LA FUNCIÓN?

Esto puede preguntarse de una manera más profunda: El objetivo de la Torá es santificar la vida mundana. Cuando uno ingiere algún alimento con el objetivo de servir con esas fuerzas a Hashem, o tiene provecho de algo de este mundo, a través de lo cual luego sirve a Di-s, introduce la luz de la santidad dentro de la existencia material, lo que en realidad es el objetivo de la creación toda: “Hacer para Él, Bendito Sea, una morada en el mundo inferior”2.
A la luz de esto, cuando uno hace una promesa y se abstiene del provecho de diferentes cosas que hay en el mundo, actúa, parecería, contra la misma Torá- ¡La Torá le permitió estos elementos para que pueda santificarlos y elevarlos, mientras que él escapa de su función y se los auto-prohíbe!

LOS JUSTOS SABEN

La respuesta a esto está aquí mismo:
Si una persona se encuentra efectivamente en un nivel espiritual acorde, no tiene razón para hacer promesas que prohíban, y por el motivo recién enunciado. Siendo que tiene las fuerzas para santificar a la existencia material y elevarla a la santidad, no tiene por qué escapar de esto, sino que es su deber utilizarla para servir a Hashem3. Por eso encontramos grandes justos y piadosos que hicieron uso de elementos lujosos y superfluos, puesto que ellos sabían cómo elevarlos a la santidad y utilizarlos para el servicio Divino.
Pero quien se desvió del camino correcto y cuando entra en contacto con los elementos de este mundo no lo hace sólo con intenciones sacras de servir a Hashem, sino que también posee deseos personales materialistas- no siempre está en condiciones de elevar los elementos a la santidad, e incluso existe el peligro de que ellos lo desbarranquen hacia abajo. En ese caso le está permitido e incluso le es aconsejable utilizar el “arma” de la promesa para proteger su nivel espiritual4.
Este principio también nos explica las prohibiciones y auto-limitaciones que establecieron los Sabios de Israel sobre el pueblo judío, a lo largo de las generaciones. Cuando el Templo Sagrado estaba en pie e irradiaba su luz espiritual- no había necesidad de estas “vallas”. Los judíos poseían las fuerzas para superar el materialismo del mundo e impregnarlo con la luz de la santidad. Pero una vez que el Sagrado Templo fue destruido, eso generó una caída general de la espiritualidad del mundo5, un descenso que se hizo más profundo a medida que se hacía más intensa la oscuridad del exilio6, ya no había seguridad de que el pueblo judío logre resguardar exitosamente su alto nivel espiritual, y por ende nuestros Sabios y los Grandes de Israel Z”L que les siguieron, impusieron prohibiciones y vallas adicionales.

LA FUERZA PARA ABRIR

De esta perspectiva resulta que las promesas y las vallas atestiguan sobre cierta decadencia espiritual, puesto que si el hombre estuviese en el nivel espiritual que le corresponde no requeriría de promesas y vallas auto-impuestas.
Por eso, ¿quién es el que posee la fuerza para abolir una promesa? Sólo quién está en un nivel espiritual más elevado de quien hizo la promesa (el padre con relación a su hija, el sabio, el tribunal, etc.) Puesto que se encuentra en un nivel más alto, tiene la fuerza de anular una promesa producto de un nivel espiritual más bajo. Él brinda fuerzas a ese judío que se encuentra en un nivel bajo, que no requiera de promesas, y que por el contrario, pueda vivir y actuar dentro del mundo y elevarlo a la santidad.

(Likutei Sijot 4, Pág. 1076)

NOTAS:
1.Como dicen nuestros Sabios (Ierushalmi Avot cap.3 mishná 13): “Te alcanza con lo que la Torá te ha prohibido”.
2.Tanjumá Nasó 16
3.Ierushalmi fin de Kidushin
4.Ver Likutei Torá Bamidbar 84,b Likutei Sijot tomo 1, Pág.254 tomo 2 pag 585
5.Ver Iomá 21,b
6.Como dicen nuestros Sabios (Rashi Bereshit 25:23 Meguilá 6,2) “No se ha enriquecido Tzur sino de la destrucción de Ierushalaim”

No hay comentarios.: