sábado, 12 de abril de 2008

Visitando una Mikve

Extraído de Aguas del Eden de Aryeh Kaplan

Muchas personas no han visto jamás una Mikve, y aún aquellos que sí la han visto, podría suceder que hayan pasado por alto muchos detalles…

Por lo tanto, puede ser útil hacer un cuadro imaginario de lo que es una típica Mikve.

A primera vista, posee más o menos la apariencia de una pequeña piscina. La profundidad de agua llega aproximadamente a la altura del pecho. Tiene una amplitud suficiente como para que tres o cuatro personas puedan estar de pie confortablemente. Para lograr un fácil acceso, hay escaleras que permiten entrar —introducirse- en el agua de la Mikve.

Si uno observa más atentamente, se verá un pequeño hueco de dos o tres pulgadas de diámetro (5 o 7,50 cm.) ubicado justo debajo de la línea de flotación en una de las paredes de la piscina. Esta cavidad puede parecer insignificante, pero, es lo que le brinda en realidad su condición de Mikve.

Exactamente en el lado opuesto a esta cavidad, se observará una tapa removible sobre un ‘Bor’ u hoyo, que es la parte esencial de la Mikve. Este ‘Bor’ (hoyo) es por sí mismo una pequeña piscina la cual se llena de agua de lluvia natural. Es imprescindible que el agua de lluvia entre al ‘Bor’ de una manera natural, como se verá en un capítulo posterior. Bajo ciertas condiciones, se puede usar también agua del manantial, hielo, o nieve disuelta. Existen otros dos requisitos con respecto al ‘Bor’, al margen del agua de lluvia natural: Primero, debe contener por lo menos 40 ‘sa’ah’. El ‘sa’ah’ es una antigua medida Bíblica equivalente aproximadamente a 5 galones (3,785litros = l galón) de modo que la Mikve contiene aproximadamente 200 galones de agua de lluvia.

Segundo, el ‘Bor’ debe ser un hoyo que se construya directamente en la base del piso. No puede ser un recipiente que se pueda desconectar y transportar de un lado a otro como sucede con un barril, un tanque o una bañera. No obstante, bajo ciertas condiciones, se lo puede construir incorporándolo directamente al piso más alto de un edificio.

El ‘Bor’ por sí mismo se puede usar como Mikve. Pero, dado que resulta muy difícil el cambio de agua, se emplea más frecuentemente como fuente que abastece a otra piscina conectada al ‘Bor’, brindándole de este modo la condición de Mikve. Esta piscina más amplia se puede llenar convenientemente con el suministro de agua corriente común, pudiéndose cambiar el agua cuantas veces se desee. El único requisito es que debe estar conectada con el agua del ‘Bor’ a través de un diámetro abierto de por lo menos 2 pulgadas. Conectando las. dos piscinas y permitiendo que sus aguas se fusionen, le brindamos al agua de la piscina más amplia el ‘status’ del agua que se encuentra en la piscina más pequeña. El proceso de fusión de las aguas de las dos piscinas se conoce con el nombre de ‘Hashakah’. En un capítulo posterior nos extenderemos más ampliamente.

Ahora que tenemos cierta idea en cuanto a la apariencia física de la Mikve, podemos hacer una resumida mención de sus usos. La Ley judía exige la inmersión en la Mikve en tres situaciones básicas:

1. Después que una mujer ha tenido su período menstrual, no puede intimar con su marido hasta que se produzca su inmersión en la Mikve. Esto implica una ley Bíblica de primerísima importancia y severidad.

2. La inmersión en una Mikve es una parte integral de la conversión al judaísmo. Sin la inmersión la conversión no es válida. Esto se le exige tanto al hombre como a la mujer.

3. Las ollas, platos y todos los utensilios de cocina, manufacturados por no judíos, deben ser también “convertidos” por medio de la inmersión en una Mikve antes de ser usado en una mesa judía. Esta es una ley especial independiente y no está relacionada necesariamente con1 el kashrut.

Al margen de estas situaciones, existen otras en donde la costumbre indica el uso de la Mikve. Por ejemplo, es una costumbre establecida el sumergirse antes de Yom Kipur. Y esto, representa un signo de pureza y de arrepentimiento. Muchos Jasidim se sumergen antes de Shabat para sensibilizarse ante lo sagrado del día. En este contexto general, la inmersión en una Mikve es un proceso de depuración y purificación espiritual.

Antiguamente, la Mikve poseía otra importante función en relación con los diversos tipos de ‘Tumá’ - impureza ritual.

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