Por Lori Palatnik
¿Cuál es nuestro trabajo como padres? A veces nos distraemos y pensamos que somos los chóferes, los cocineros, el árbitro... Nuestro trabajo como padres es ser educadores. Somos profesores. La palabra hebrea para la educación es jinuj, que está directamente relacionada con la palabra Januca, que significa dedicación. ¿Cuál es la conexión entre educación y dedicación? Cuando realmente educas a un niño, estás otorgándole valores que son eternos. Nuestro trabajo como padres es ser profesores de valores.
Hay tantos valores que podríamos discutir en este artículo, pero nos vamos a enfocar en ocho valores centrales. Recuerda que cada uno de ellos es un mundo entero en si mismo (esperando que esto te inspire a aprender más sobre el tema).
La mejor forma de enseñar estos valores a tu hijo es viviéndolos. Sé un modelo a seguir. Ten una relación amorosa con tus hijos, y, Dios mediante, verás niños que vivirán esos valores.
Valor #1: Discurso Ético
La Torá nos enseña que cuando alguien chismea sobre otros, es un triple homicidio. Tres personas mueren: la persona de la cual se está hablando, el que habla, y el que escucha.
La persona de la cual se está hablando muere a los ojos de todos los que están escuchando. El chisme es como una bala de fuego, una vez que se aprieta el gatillo, alguien va a resultar herido. Nunca podrás recobrar la bala de vuelta. Una vez que hablas en contra de alguien, lo que hayas dicho queda por siempre en la mente de todos los que escucharon, y ellos nunca más verán a esa persona de la misma manera en que lo hacían antes.
El que habla también muere a los ojos del que escucha. ¿Pero es esto realmente así? ¿No es acaso el hablador (no lo llaman así por nada), el centro de atención?
Si estás hablando mal de él en este momento, seguramente hablarás mal de mí también.
Quizás sean el centro de atención por un momento, pero los chismosos en realidad están cometiendo un lento suicidio social cada vez que hablan mal de otros. Las personas no acudirán a ellos para confiar sus secretos, no les pedirán consejo ni los verán con admiración. Como todos sabemos: "Si estás hablando mal de él en este momento, seguramente hablarás mal de mí también".
La persona que muere de manera más agresiva es el que escucha. De este triángulo de personas, el que escucha tiene mayor control para detener el chisme, y si no lo hace, a los ojos de Dios él es el más culpable. Entonces aléjate, cambia de tema, juzga para bien a la persona de quien se habla, dile a la gente que no te interesa saber... cueste lo que cueste. Deja en claro que te niegas a escuchar. Porque si no hay nadie que escuche, entonces no hay nada que decir.
Muchos dicen que el chisme es entretenido. Puede ser entretenido... a menos que estén hablando de ti.
Valor #2: Verdad
Nos han enseñado que cuando Dios firma Su nombre, Él firma: "Emet" Verdad. Sí, esta bien, sabemos que en realidad Dios no toma un lapicero, pero aprendemos de esto que la verdad es una cualidad extremadamente importante.
A uno nunca se le permite mentir, excepto bajo tres circunstancias. La primera es por shalom bait, por paz entre las personas. Si alguien te pregunta si te gusta su corte de pelo, o si te gusta como redecoró su casa, y a ti no te gusta, entonces tienes permitido mentir y decir que sí te gusta. Los sentimientos de las personas son una verdad mucho más elevada que esta otra verdad. La mayoría de la gente no está preguntando en realidad tu opinión. Si la quisieran, te hubiesen preguntado antes de cortarse el pelo o de redecorar la casa. Ellos están en realidad pidiendo tu aprobación. Entonces, dásela.
La segunda circunstancia en que se permite mentir es para preservar tu privacidad. Si alguien te pregunta si tuviste un aumento de $10.000 dólares, y realmente sí lo obtuviste, de todas maneras puedes responder "no". ¿Por qué? Porque no es asunto de los demás. Tu vida no es un libro abierto. Se te permite tener tus límites de privacidad. (Por supuesto, si el Servicio Nacional de Impuestos Internos te pregunta si obtuviste un aumento de $10.000 dólares, ¡ese sí es asunto de ellos!).
La tercera circunstancia en que se permite mentir es para minimizar tus propios logros. Si eres elogiado por haber recaudado fondos para manejar una escuela, puedes mentir y decir que simplemente eres una más de las personas del comité, aunque seas el que lo hizo todo solo. Tú sabes lo que hiciste, Dios sabe lo que hiciste, nadie más lo tiene que saber.
Valor #3: Humildad
La Torá considera la humildad como uno de los mejores rasgos de carácter, pero nunca verás en la Revista Time "Los Hombres más Humildes del Año."
¿Si yo te dijera que vas a conocer a la persona más humilde que alguna vez vivió, te imaginarías una persona pequeña con un tipo de voz dulce? La Torá nos enseña que Moisés fue el hombre más humilde que alguna vez vivió, y él no era ninguna persona tímida. Él resistió al Faraón, se encontró con Dios en el Monte Sinai, fue victorioso en la guerra...
La humildad no es "no soy nada". La humildad es "soy algo, pero no lo tomo como algo mío. Conozco la Fuente verdadera de ello". Cuando usamos nuestro aspecto, nuestros talentos, recursos, habilidades e inteligencia, simplemente estamos cobrando el cheque que Dios escribió. No te sientas orgulloso, siente el placer. Sólo estás usando lo que Dios te dio.
Valor #4: Honrar a los Padres
En las tablas de la ley (los diez mandamientos), honrar a los padres está agrupado con las mitzvot entre el hombre y Dios. ¿Acaso hay un error de edición? No, es un claro mensaje que la relación con tus padres tiene una relación directa con tu relación con Dios. Yo he conocido un número de personas que crecieron con religión y la dejaron. La mayoría no lo hizo porque tenían un problema con Dios, sino que ellos tenían un problema con sus padres.
La mayoría dejó la religión porque tenían un problema con sus padres.
Tus hijos necesitan honrarte, no por tu bien, ¡por el bien de ellos! (Mi rabino dice que si tuviste hijos para que te sirvieran, entonces, un mayordomo Inglés sería mucho más barato.) Tus hijos necesitan personas a quien admirar en sus vidas. Tú no eres el amigo de tus hijos. Ellos tienen amigos. Ellos necesitan padres.
La Torá ofrece algunas herramientas para ayudar a impartir este sentido del honor: Tus hijos no deben llamarte por tu primer nombre; ellos deben pedir permiso antes de sentarse en tu lugar designado (por ejemplo, en la mesa, en el estudio); en vez de decir "no", enséñales a estar "en desacuerdo pero sin faltar el respeto".
Ten presente que esto también se aplica con respecto a honrar a tus propios padres, y ¡glup!, también a tus suegros.
Valor #5: Tzedaká
¿Cuál es la diferencia entre el concepto judío de tzedaká, y el concepto no judío de caridad? Caridad es: Si me siento con ganas de dar, doy. Tzedaká es: Incluso si no tengo ganas de dar, debo dar. Tzedaká significa "justicia". Hacer lo correcto es una obligación y una responsabilidad.
Ten cajas de tzedaká en tu casa. Asegúrate de que tus hijos tengan las suyas. Enséñales la obligación de la Torá de dar el 10 por ciento de todo su dinero a otros que lo necesitan (ojo, para ti esto se aplica después de los impuestos). Cuando tus cajas estén llenas, deja que ellos tomen la decisión de ver donde lo llevan: a la sinagoga local, a los pobres de la comunidad, Israel...
Dios creó un mundo donde hay gente necesitada. ¿Por qué Él confió en nosotros la redistribución de la riqueza? Porque la gente necesitada nos obliga a dar, y eso nos convierte en... ¡dadores! Y eso nos ayuda a parecernos más a Dios.
Valor #6: Shabat
El Shabat no es un día de descanso. Es un día en que dejamos de crear, y es un día para reconocer que hay un Creador. Damos un paso atrás para recordar que Dios maneja el mundo.
Haz que los niños entren en Shabat. Prepara jalá con ellos, invita visitas y deja que ellos hagan tarjetas para los puestos y carteles de bienvenida, bendícelos con la tradicional bendición mientras pones tus manos sobre sus pequeñas cabezas. Enciende velas con ellos, canta canciones de Shabat con ellos, habla sobre la parashá de la semana durante la cena del viernes en la noche.
Asegúrate de que tu hogar y tu vida familiar sean diferentes porque es Shabat
Recuerda que, no es todo o nada. Pero asegúrate de que tu hogar y tu vida familiar sean diferentes porque es Shabat. Tal vez comiences a no utilizar la TV el viernes por la noche, por lo tanto, después de cenar será el momento para los juegos de mesa familiares, imitaciones, momento de historias. En vez de ir de compras el sábado, postérgalo hasta el domingo, y utiliza el sábado para caminatas familiares de Shabat, visitas a los vecinos, para asistir al programa de Shabat de tu sinagoga local. Transfórmalo en un Shabat shalom, un Shabat de conexión y paz.
Ya que, más de lo que los judíos han mantenido el Shabat, el Shabat es lo que mantiene a los judíos.
Valor #7: Amor
Hay tres aspectos en el amor. El primero es saber que amor es la emoción que sientes cuando te enfocas en las virtudes de otro persona, e identificas a esa persona con esas virtudes. ¿Quién conoce las virtudes de tus hijos mejor que tú? Nadie. ¿Quién conoces sus malas cualidades mejor que tú? Nadie. Y cuando eliges enfocarte en sus virtudes, eso trae amor.
El amor también es definido como: "Lo que es importante para ti, es importante para mí". Nosotros no tenemos TV en casa. Cuando viajo yo veo ESPN en la habitación de mi hotel entonces puedo volver a casa y contarle a mi hijo, Moshé, que tiene 11 y es un gran fanático del deporte, acerca de todos los jugadores que vi. Yo no amo el deporte, y Moshé lo sabe. Pero yo amo a mi Moshé.
Y la Torá nos enseña que no es el amor lo que nos lleva a dar, sino es el dar lo que nos lleva a amar. Si quieres amar más a alguien, sé un dador. Mientras más des, más va a amar.
Valor #8: Dios
Mi rabino nos enseñó que tus hijos deben saber que los amas, y que Dios los ama.
Cuando los arropas en la cama en la noche, pregúntales quién los ama. Ellos te van a nombrar a ti, a tu cónyuge, sus abuelos, y al perro de la familia. Entonces enséñales que Dios los ama más que nadie. Ellos tienen muy pocas constantes en sus vidas. Ellos van a experimentar soledad, rechazo, errores... y, no te van a tener a ti por siempre a su lado. Lo único constante que ellos tienen es a Dios. Háblales de Él, y siéntete cómodo teniéndolo a Él en tu hogar. Si tú no estás cómodo, tampoco lo estarán ellos.
No digas, "santa benevolencia", di "Gracias a Dios". No digas, "Tuve tanta suerte", di "Fui tan bendecido".
Al final de cuentas, este mundo entero se trata de ti y de tu relación con Dios. Entrégales este regalo a tus hijos. Todo lo demás fluye desde ahí. Esa es educación real y dedicación. Eso es jinuj judío - un gran regalo para Januca.
jueves, 4 de diciembre de 2008
viernes, 14 de noviembre de 2008
Zanahorias, huevos y café
De WikiPowell, la enciclopedia Scout
Me contaron que una hija se quejaba a su progenitor por los infortunios de su inexperta vida; no sabía qué ni cómo hacer para seguir adelante.
Estaba cansada de luchar en vano; cuando solucionaba un problema, ahí nomás, aparecía otro.
Su padre era cocinero y hombre de pocas palabras. Después de escuchar los lamentos reiterados de su hija esa mañana, llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Prontamente estaban hirviendo. En una de ellas colocó zanahorias, en otra huevos y en la última granos de café.
La muchacha se preguntaba por las intenciones de su padre que no alcanzaba a comprender. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un pote; luego hizo lo mismo con los huevos y por último coló el café y lo puso en otro recipiente. Luego preguntó:
- "¿Qué ves?"
- "Zanahorias, Huevos y Café", fue la respuesta inmediata.
El cocinero pidió a su hija que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y observó que estaban blandas. Luego le dijo que tomara un huevo y lo rompiera; al quebrar la cáscara se dio cuenta de que estaba duro. Luego le señaló que probara el café y al gustarlo disfrutó de su rico aroma.
La joven preguntó: - "¿Qué significa todo esto?".
Él entonces explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: el agua hirviendo. Sin embargo los tres habían respondido de manera totalmente diferente.
La zanahoria cedió su dureza por blandura; el huevo cambió fragilidad por firmeza; solamente los granos de café lograron transformar el color y el sabor del agua.
El cocinero agregó: - "Dime querida, cuando la adversidad golpea tu puerta ¿Cómo le respondes? ¿Eres zanahoria, huevo o un grano de café?"
Cuantas personas que se jactan de su dureza desfallecen ante la primera contrariedad...! Otras en cambio inesperadamente, pareciendo débiles, se fortalecen en los conflictos; muy pocos, en cambio, son capaces de superar las causas del dolor con una reacción positiva, inesperada, armónica, para bien de todos.
En vez de maldecir la temperatura del agua podríamos investigar la calidad de nuestra respuesta.
El aroma del buen café impregna, es inconfundible, neto, siempre bien recibido.
Me contaron que una hija se quejaba a su progenitor por los infortunios de su inexperta vida; no sabía qué ni cómo hacer para seguir adelante.
Estaba cansada de luchar en vano; cuando solucionaba un problema, ahí nomás, aparecía otro.
Su padre era cocinero y hombre de pocas palabras. Después de escuchar los lamentos reiterados de su hija esa mañana, llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. Prontamente estaban hirviendo. En una de ellas colocó zanahorias, en otra huevos y en la última granos de café.
La muchacha se preguntaba por las intenciones de su padre que no alcanzaba a comprender. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un pote; luego hizo lo mismo con los huevos y por último coló el café y lo puso en otro recipiente. Luego preguntó:
- "¿Qué ves?"
- "Zanahorias, Huevos y Café", fue la respuesta inmediata.
El cocinero pidió a su hija que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y observó que estaban blandas. Luego le dijo que tomara un huevo y lo rompiera; al quebrar la cáscara se dio cuenta de que estaba duro. Luego le señaló que probara el café y al gustarlo disfrutó de su rico aroma.
La joven preguntó: - "¿Qué significa todo esto?".
Él entonces explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: el agua hirviendo. Sin embargo los tres habían respondido de manera totalmente diferente.
La zanahoria cedió su dureza por blandura; el huevo cambió fragilidad por firmeza; solamente los granos de café lograron transformar el color y el sabor del agua.
El cocinero agregó: - "Dime querida, cuando la adversidad golpea tu puerta ¿Cómo le respondes? ¿Eres zanahoria, huevo o un grano de café?"
Cuantas personas que se jactan de su dureza desfallecen ante la primera contrariedad...! Otras en cambio inesperadamente, pareciendo débiles, se fortalecen en los conflictos; muy pocos, en cambio, son capaces de superar las causas del dolor con una reacción positiva, inesperada, armónica, para bien de todos.
En vez de maldecir la temperatura del agua podríamos investigar la calidad de nuestra respuesta.
El aroma del buen café impregna, es inconfundible, neto, siempre bien recibido.
sábado, 8 de noviembre de 2008
Seis días y Seismil Años
Extraído del libro "La Era Mesiánica" de Menajem M. Brod
…los seis días de la Creación y los seis mil años de existencia del mundo representan los seis atributos Divinos básicos: Jésed, Guevurá, Tiféret, Nétzaj, Hod y Yesod.
Nuestros Sabios describen en detalle el orden Divino en cada uno de los seis milenios.
De acuerdo con Najmánides, estos seis mil años reflejan los seis días de la Creación. Inclusive compara los sucesos de cada día y su correspondiente milenio.
¿Cuándo llegará el Mashíaj?
Además, en las enseñanzas jasídicas los seis días de la Creación y los seis mil años de existencia del mundo representan los seis atributos Divinos básicos: jésed, guevurá, tiféret, nétzaj, hod y yesod.
*En el primer día de la Creación, brilló jésed (bondad); por lo tanto, ese día fue creada la luz infinita. Del mismo modo, los primeros mil años de historia fueron asimismo un período de bondad -jésed-. La Divinidad abundaba, las personas vivían largamente y "eran alimentados por la bondad del Santo, bendito sea".
*El segundo día, guevurá (rigor) se tornó activa, y de ello resultó la separación entre las aguas inferiores y las aguas superiores. A su vez, los segundos mil años después de la Creación fueron una era de severo juicio, cuyos puntos máximos fueron el gran Diluvio y el episodio de la Torre de Babel.
*El tercer día, del que la Torá dice dos veces: "y fue bueno", tiféret (belleza) se manifestó y comenzó la perfección del universo: apareció la tierra firme y la vegetación comenzó a crecer.
En concordancia, durante el tercer milenio comenzó a revelarse el propósito de la creación a través del Éxodo de Egipto, la aparición del pueblo de Israel, y la entrega de la Torá.
*El cuarto día, Di-s colocó dos grandes luces en los cielos y en el cuarto milenio, los dos Templos iluminaron el mundo.
*En el quinto día, las aguas se plagaron de criaturas vivientes y las aves volaban sobre la tierra, aludiendo al reinado de las naciones gentiles en el quinto milenio.
*El sexto día, Di-s completó el mundo al crear al hombre.
Así también, en el sexto milenio, el hombre perfecto y completo, el Mashíaj, será 'creado' y revelado. En las palabras de Najmánides: "¡Este es el hijo de David, creado a imagen de Di-s!".
Preparar al mundo para la redención es, por lo tanto, la tarea del sexto milenio, en cuyo transcurso el Mashíaj se revelará.
…los seis días de la Creación y los seis mil años de existencia del mundo representan los seis atributos Divinos básicos: Jésed, Guevurá, Tiféret, Nétzaj, Hod y Yesod.
Nuestros Sabios describen en detalle el orden Divino en cada uno de los seis milenios.
De acuerdo con Najmánides, estos seis mil años reflejan los seis días de la Creación. Inclusive compara los sucesos de cada día y su correspondiente milenio.
¿Cuándo llegará el Mashíaj?
Además, en las enseñanzas jasídicas los seis días de la Creación y los seis mil años de existencia del mundo representan los seis atributos Divinos básicos: jésed, guevurá, tiféret, nétzaj, hod y yesod.
*En el primer día de la Creación, brilló jésed (bondad); por lo tanto, ese día fue creada la luz infinita. Del mismo modo, los primeros mil años de historia fueron asimismo un período de bondad -jésed-. La Divinidad abundaba, las personas vivían largamente y "eran alimentados por la bondad del Santo, bendito sea".
*El segundo día, guevurá (rigor) se tornó activa, y de ello resultó la separación entre las aguas inferiores y las aguas superiores. A su vez, los segundos mil años después de la Creación fueron una era de severo juicio, cuyos puntos máximos fueron el gran Diluvio y el episodio de la Torre de Babel.
*El tercer día, del que la Torá dice dos veces: "y fue bueno", tiféret (belleza) se manifestó y comenzó la perfección del universo: apareció la tierra firme y la vegetación comenzó a crecer.
En concordancia, durante el tercer milenio comenzó a revelarse el propósito de la creación a través del Éxodo de Egipto, la aparición del pueblo de Israel, y la entrega de la Torá.
*El cuarto día, Di-s colocó dos grandes luces en los cielos y en el cuarto milenio, los dos Templos iluminaron el mundo.
*En el quinto día, las aguas se plagaron de criaturas vivientes y las aves volaban sobre la tierra, aludiendo al reinado de las naciones gentiles en el quinto milenio.
*El sexto día, Di-s completó el mundo al crear al hombre.
Así también, en el sexto milenio, el hombre perfecto y completo, el Mashíaj, será 'creado' y revelado. En las palabras de Najmánides: "¡Este es el hijo de David, creado a imagen de Di-s!".
Preparar al mundo para la redención es, por lo tanto, la tarea del sexto milenio, en cuyo transcurso el Mashíaj se revelará.
domingo, 19 de octubre de 2008
Antes de que Eva fuera Eva
La historia de la creación de la mujer
Artículo por: Micha Turtletaub for JDC Europe. Copyright 2008.
¿No quieres alguien a quien amar? (Don’t You Want Somebody to Love?) (1)
Estaba hablando por larga distancia con mi hermano soltero (yo estoy en Australia y él en Los Ángeles) quien me dijo que iba a abandonar su carrera como “cazatalentos” y a cambiar el sentido de su vida. En un intento por ayudarlo le sugerí que priorizara sus metas y me sorprendió cuando me dijo que la primera de su lista era casarse. Por supuesto que me encantaría que encontrara a la persona correcta y sentara cabeza, pero tuve que hacerle ver que tal vez no debería asumir ningún compromiso en ese sentido hasta haber elegido un trabajo o carrera nuevos. ¿Su respuesta? “Ese es exactamente el grave problema que hay en Los Ángeles. No quiero que una chica me juzgue por la cantidad de dinero que gano. ¿Por qué debería ser mi trabajo el que determine quién es mi alma gemela? Quiero encontrarla… y después planificar nuestra vida juntos.” Mientras digería lo que me había dicho, dejó de lado el pretexto filosófico y fue honesto. “Mira”, me dijo, “estoy cansado de estar solo, necesito alguien a quien amar”.
El ideal del amor romántico – que cada uno tiene su alma gemela – tiene su origen en la historia bíblica de Adán y Eva. D-s hizo a Eva, la compañera de Adán, de una parte de su cuerpo. Pero, ¿encontrar a nuestra alma gemela es un fin en sí mismo o es un medio hacia algo más? La historia de la creación de Eva, ¿puede arrojar algo de luz sobre el concepto de amor romántico de la Torá?
Y dijo el Eterno Dios: No es bueno que esté el hombre solo; haré una ayuda idónea para él. Y formo el Eterno Dios, de la tierra, todo animal del campo y toda ave de los cielos, y trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y todo lo que el hombre fue llamando a cada criatura viviente, tal fue su nombre. Y dio el hombre nombres a todo cuadrúpedo y ave de los cielos, y a todo animal del campo, mas para Adán (Adam) no (se) encontraba ayuda que le fuera idónea.
E hizo el Eterno Dios caer un sueño profundo sobre el hombre y (éste) se durmió; y tomó una de sus costillas y cerró (con) carne el lugar de ella. E hizo el Eterno Dios de la costilla que había tomado del hombre, una mujer, y la dio al hombre. Y dijo el hombre: Esta vez es hueso de mis huesos y carne de mi carne; a ésta se llamará mujer, porque de hombre fue tomada ésta. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Génesis 2:18-24)
D-s parece hacer a Eva para aliviar la soledad de Adán. Pero antes de hacerla, le trae a Adán todos los tipos de animales “para ver qué nombre les pondría”. ¿No es esta una extraña interrupción de la historia? ¿Qué tiene que ver el ponerle nombres a los animales con la necesidad de crear a Eva? ¿Pensó D-s que si Adán tenía una mascota se sentiría feliz? O aún más extraño, ¿esperaba D-s que Adán se uniera a una bestia? Y en un nivel más básico, para empezar, ¿por qué crearía D-s a Adán solo y no macho y hembra como a los animales?
Socorro, necesito a alguien, pero no a cualquiera (Help, I Need Somebody, Not Just Anybody) (3)
El Talmud deduce algo de la relación de Adán con los animales por la forma en que él describe a Eva al verla por primera vez. Lo que dice el Talmud puede parecer extravagante a primera vista y, ciertamente, no se debe tomar en forma literal:
“Esta vez sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne” nos enseña que Adán conocía muy bien a cada animal y bestia, pero su mente no tuvo paz hasta que estuvo con Eva. (4)
Tal como mencionamos, su significado es metafórico, no literal, al igual que el de muchos Midrashim. Cuando D-s le trajo los animales a Adán para ver qué nombre les pondría, se implica un tipo de intimidad. Esa intimidad, que pronto describiremos, dejó insatisfecho a Adán. Una vez que apareció Eva, Adán se dio cuenta de que ella era “hueso de mis huesos”, es decir igual que él, y se calmó. En primer lugar, debemos entender por qué Adán les estaba poniendo nombres a los animales y por qué se interrelacionaban este hecho y encontrar una compañera.
Comencemos nuestra explicación con algunas otras declaraciones de los rabinos respecto del Adán primigenio. El Talmud y el Midrash (5) describen a Adán como que alcanzaba desde la tierra hasta el cielo y desde un extremo del globo hasta el otro. Otro Midrash lo describe como que “llenaba todo el mundo”. ¿Cuál es el significado más profundo de esto?
La Torá emplea una frase inusual para presentar la creación de Adán. D-s dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza….(6)” El versículo suena como si D-s tuviera un socio para hacer la humanidad, ¿pero quién podría haber sido? El Midrash (7) enseña que D-s reunió al resto del universo para que participara en la creación de Adán. La forma física fue tomada de la tierra, su espíritu animal era una composición del reino animal, y el alma inmortal, el “aliento” de D-s. Por lo tanto, Adán era un microcosmos del universo, que era necesario para su propósito en la creación. Su alma le permitía identificarse con D-s (por decirlo de alguna manera) y, al mismo tiempo, Adán podía identificarse con todos los aspectos de la creación física. Es decir que Adán era un medio de transmisión de la consciencia de D-s por todo el universo. El alma humana iluminaba toda la creación, tal como lo ilustra el versículo “el alma de Adán es la lámpara de D-s”.(8) Esta función de la humanidad fue el primer mandamiento de D-s a Adán y Eva:
Y les bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicad y henchid la tierra, y sojuzgadla; y dominad a los peces del mar, y a las aves de los cielos, y a todo animal que se mueva sobre la tierra. (Génesis 1:28)
¿Cuál era la intención original de D-s al ordenar que la humanidad “sometiera” y “dominara” la tierra? Los humanos no tuvieron permitido comer animales hasta después de la inundación de Noé (9). ¿Y la idea original de un plan para crear elefantes y dominarlos para pararse sobre sus cabezas? ¿De crear focas que “ladraran” en busca de peces? ¿De matar leones para quitarles la piel cuando aún ni siquiera necesitábamos hojas de higuera?
En el Jardín del Edén eramos vegetarianos y todas nuestras necesidades estaban cubiertas. No había ninguna necesidad de conquistar el mundo en el sentido convencional. La palabra hebrea kivshua que se tradujo como “dominar” está relacionada con kivushim, encurtidos. Un encurtido es un pepino que ha sido “dominado” por el vinagre (o el agua salada). Una traducción más apropiada de kivshua podría ser “permeado”, lo cual aclararía el significado del versículo. D-s le ordenó a Adán que llenara el mundo tal como lo describió el Midrash y que, al relacionarse con cada criatura viviente de acuerdo con su capacidad, unificara la existencia con una consciencia del Creador. La función de Adán con cada pez, ave y bestia, con cada flor, árbol y parcela de tierra era la de armonizarlos con la soberanía de D-s al relacionarse con cada uno de ellos como una creación divina, otorgándoles de este modo consciencia de su propia divinidad. Al amar a la divinidad de cada criatura, Adán pondría al mundo en armonía. Y al hacerlo, crecería su propia consciencia del Creador. Esta sigue siendo la tarea básica de la humanidad, capturada de manera sucinta en la mitzvah de R. Akiva: “Ama a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy D-s”(10). En otras palabras, cuanto más capaz es uno de trascender el egoísmo y de amar a su prójimo, más sabrá que Yo soy D-s. Al alma de Adán, sin contaminar por el más mínimo rastro de egoísmo, era perfecta en su consciencia de su yo como D-s. La tarea de Adán era la de imbuir a la creación de esa misma consciencia.
Esto es lo que hacía al darles nombres a los animales. Nombrar algo en el plano espiritual implica conocer su forma espiritual. Al nombrar a los animales, Adán estaba tomando consciencia de sus realidades particulares. Imagine a Adán como un director musical y al resto de la creación como su orquesta. Les dio nombre a los animales como su regente, identificando su interrelación con el resto de la creación. No les dio nombres como “Spot” y “Kitty”.
Otro tema relacionado con la concesión de nombres fue el de la misma Eva. Por alguna razón, no se le da el nombre de Eva al crearla, sino más tarde, después de cometer el pecado de comer del árbol del bien y del mal. ¿Por qué deja la Torá el acto de darle nombre para más adelante? De acuerdo con algunos comentarios de la Torá (11), la razón es que, en realidad, su nombre original era… Adán. Recibieron los nombres personales de Adán y Eva recién después de cometer el pecado. Aunque un debate profundo sobre el pecado original resulta tentador (el juego de palabras es intencionado), por necesidad seremos breves. Los nombres personales serían necesarios si Adán y Eva tuvieran egos en el sentido convencional. Antes de cometer el pecado, Adán no tenía ego, a tal punto que su nombre no indica quién es, sino qué es. Adán de la Adamah, hecho del polvo de la tierra (12). Después de cometer el pecado su nombre se convierte en haAdam, el Adán, un recordatorio sucinto y expresivo de la lucha que tendrá que enfrentar para extraer el pan de la tierra. Ella recibe el nombre de Eva, que significa “madre de toda vida”, por el sufrimiento que deberán experimentar todas las mujeres en el parto, su consecuencia del pecado. Sin embargo, antes del pecado, que es en realidad nuestro tema, ambos eran Adán, tal como dice el versículo:
Varón y hembra los creó, y los bendijo, y llamó su nombre Adán, en el día en que (ambos) fueron creados. (13)
¿Un lado de costillas?
Estamos condicionados a pensar que Eva fue creada de una costilla de Adán. Creo que esto se debe a que la mayoría de las Biblias en inglés siguen la traducción del rey James de la frase hebrea achat mitzalotav como “una de sus costillas”. También puede ser traducida como “uno de sus lados”, es decir, una mitad de Adán.(14)
El trasfondo de si traducimos la palabra hebrea tzele como costilla o lado es que la primera implica que la psique femenina per se no existía antes de que la mujer fuera creada de una parte de Adán. En cambio, si entendemos que D-s hizo a Eva al dividir a Adán en dos, la psique femenina de Eva siempre existió en el Adán original junto con su contrapartida masculina. Esta idea de que Adán tiene tanto el lado masculino como el femenino se encuentra en el Talmud (15) y en el Midrash (16), y está citada por dos de los mejores comentarios clásicos de la Torá, Rashi (17) y Ramban (18). La expresión que usan los rabinos es que el Adán primigenio tenía du partsufim, lo que significa dos caras, una masculina y otra femenina. Esta idea se trata en el contexto de reconciliar la descripción de la creación de la mujer ya citada, que se encuentra en el segundo capítulo del Génesis, con una descripción anterior de la creación de Adán:
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó .Y D-s creó a Adán a Su imagen, lo creó a imagen de D-s, hombre y mujer los creó. (Génesis 1:27)
Comentario de Rashi al respecto (19):
‘hombre y mujer’: Más adelante dice ‘Y tomó uno de sus lados…’ Midrash Aggadah (resuelve la aparente contradicción) que fue creado con dos caras en la primera creación y luego fue separado’.
El versículo del capítulo uno implica que Adán fue creado originalmente hombre y mujer, mientras que la historia del capítulo dos describe a la mujer como creada de Adán. La resolución de du partsufim sugiere que ambas son verdaderas. El Adán de la “imagen de D-s” era cuando hombre y mujer estaban unidos en un solo cuerpo. Después, en el capítulo dos, la Torá describe cómo el Adán del capítulo uno es separado en dos géneros diferentes.
Los rabinos ofrecen otra explicación “más simple”. El versículo del capítulo uno nos informa de manera abreviada sobre la creación de la humanidad, pero los detalles de cómo se creó a la mujer se dejan para la versión detallada del capítulo dos. En esta lectura, el propósito de mencionar “hombre y mujer los creó” enfatizaría de manera ostensible que tanto el hombre como la mujer están creados en forma individual a la “imagen de D-s”. Pero deseo explorar la noción de du partsufim, que me sugiere que es en la psique unida de la creación original que cumplimos con la Imagen Divina.
En las palabras del Talmud, las dos caras de Adán apuntaban en direcciones diferentes, una hacia delante y la otra hacia atrás. Esto se describe en el versículo (20): “De atrás y de adelante me formaste….” Como ya hemos analizado, antes de la división de la mujer Adán era la consciencia universal. El hecho de que las dos caras, la del hombre y la de la mujer, miraran hacia atrás y hacia adelante es simbólico de su consciencia, ya que Adán ve en todas las direcciones. Sin embargo, esta descripción de la parte de adelante y la de atrás requiere una investigación más profunda, porque ¿cómo describimos la parte de “atrás” de un ser que tiene caras en dos direcciones? La respuesta a esta pregunta exige que repensemos nuestra comprensión de “atrás”. Cuando se toma a la mujer del hombre, se la toma de su “costado”, pero ¿cuál de ellos? Podemos dividir los lados en superior e inferior, derecho e izquierdo, por supuesto, delantero y trasero, pero también podemos dividir el interior del exterior. Quizás la mitad femenina de Adán era la que miraba hacia adentro, mientras que la masculina miraba hacia afuera. Esto tendría sentido si tenemos en cuenta las diferencias físicas de nuestros órganos reproductores.
La diferencia entre “hacia afuera” y “hacia adentro” no significa que los hombres son menos “espirituales” que las mujeres. La espiritualidad es el trabajo de utilizar nuestra alma divina, que es una tarea tan real en el mundo exterior como en el interior. Es solo cuando permitimos que el mundo material oscurezca lo que es verdaderamente espiritual que imaginamos que el mundo “exterior” es menos “espiritual”. Sin embargo, cuando los lados femenino y masculino estaban unidos en el Adán primigenio, la realidad espiritual o interna se veía perfectamente dentro del mundo material exterior.
Precisamente por tener dos perspectivas opuestas de lo femenino y masculino es que Adán identificó la divinidad del mundo exterior. Cuando D-s declara la intención de crear a la mujer como ayuda, la palabra hebrea para ayuda (ezer) está identificada por kenegdo, que está traducida de distintas maneras como correspondiente a, opuesto (21) o en contra de, lo cual nos enseña que la ayuda que ella le da es, precisamente, en la forma de ser igual a él. La ayuda de la que se habla es la de un igual con un punto de vista opuesto. Dos caras que conectan el mundo interior con el mundo exterior.
El uno es el número más solitario (One is the Loneliest Number) (22)
Pero si el Adán original tenía una consciencia universal tan perfecta, ¿qué es lo que “no era bueno”? Parece un sinsentido decir que para D-s no era bueno en un sentido moral o estético. Tratemos de comprender esto comparándolo con otros momentos en que D-s describe a la creación como “buena”. Después de cada uno de los actos previos de creación aparece una frase concluyente: “Y vio D-s a (completar lo que falta) y vio que era bueno”. ¿Qué significa que D-s diga que un acto de creación es “bueno”? Ramban lo explica de la siguiente manera:
“La idea es enseñar que continúan existiendo por Su voluntad y que si ese deseo se apartara de ellos, tan solo por un instante, dejarían de ser… de modo que cuando dice de cada acto de creación ‘y D-s vio y era bueno’, el significado es que es Su voluntad que así sea para siempre”. (23)
Cada aspecto de la creación, sea la luz, el agua, la tierra o el cielo, las bestias, los peces o las aves, se convirtió en una forma específica a partir de una energía o materia elemental (24). De modo que cuando D-s creó (por ejemplo) a los peces y luego declaró que eran “buenos”, su significado es que el ser presente era permanente, porque el proceso creativo de su conversión estaba completo.
De modo que el perfecto Adán de la mente universal, de hecho, era imperfecto… ¿por qué? Rashi (25) lo explica así:
“no es bueno…” para que no se dijera: existen dos Poderes, el Santo es único en los mundos superiores y no tiene contrapartida, y este es único en el mundo inferior y no tiene contrapartida.
En otras palabras, el problema con Adán es que era demasiado completo y no necesitaba contrapartida. ¿Pero desde cuándo el hecho de que no falte nada es un problema? Ramban explica:
El Santo vio que era bueno que la ayuda fuera alguien opuesto a él (Adán), y a quien él pudiera ver y elegir conectarse o estar separado... esta fue la causa del “no es bueno”. (26)
El Adán primigenio no era un “él” ni estaba solo en el sentido de necesitar una pareja. Sin embargo, el Adán universal no era la forma final de la humanidad porque no podríamos elegir amar y conectarnos o abstenernos de hacerlo.
No es una coincidencia que estos dos conceptos, es decir, la libertad de elección y el de amar a un compañero igual, sean imperativos concomitantes con el proceso de conversión de Adán en “tov”. Nuestras opciones de libre elección fluyen desde nuestro sentido de individualidad. Lo que “yo” creo, necesito, quiero, deseo… todo nace de cómo concibo el quién soy “yo”. Amar a otro como un igual es el acto de expandir el “yo” para incluir a esa persona. Esta idea se captura en forma poética en el versículo “Yo soy de mi amado y mi amado es mío….” (27) La elección es esencial al amor, tal como lo destacó Ramban, porque cuando elijo amar a otro puedo entregarme sin perder mi individualidad. En palabras de:
En el amor, se produce la paradoja de que dos seres se convierten en uno y aun así siguen siendo dos. (28)
La relación que tiene un niño con sus padres también le da forma al sentido de individualidad del niño. Pero a diferencia del amor entre iguales, el amor de un niño no es una función de la elección, sino más parecida al estado humano original de du partsufim, ya que el niño no puede más que ver a sus padres como una extensión de sí mismo. A medida que el niño madura y sale de la infancia, busca una identidad independiente hasta que, en cierto punto, su sentido de la individualidad es lo suficientemente firme como para ser capaz de amar a otro sin perderse. Este es el punto del amor maduro. Esta es la forma en que podemos entender la conclusión de la historia bíblica mencionada:
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se convierten en una sola carne.
Cuando el ego de una persona es independiente del de sus padres, cuando puede estar sola, está preparada para elegir dejar de lado su independencia y amar a otro sin perder la integridad de su identidad. Hallar el amor romántico perfecto tiene como requisito previo el amarse primero a uno mismo. Sin embargo, esto es mucho más que evitar la codependencia. Hasta que no nos conozcamos y amemos a nosotros mismos, lo cual significa saber qué es lo que nos hace vibrar espiritualmente, no podremos saber quién será nuestra alma gemela.
Esto cierra el círculo y nos lleva de regreso a mi conversación con mi hermano y lo que debería haberle dicho en ese momento. Él tenía razón al decir que ni su carrera ni ningún otro elemento externo deberían obstruirle la búsqueda de su alma gemela. Sin embargo, hay algo que sí lo hace. Antes de poder encontrarla, tiene que encontrarse a sí mismo.
El rabino Micha Turtletaub ha trabajado y estudiado en una amplia gama de entornos judíos, desde el ortodoxo al secular, desde el nivel docente universitario hasta los campamentos de verano. Obtuvo su Licenciatura en literatura y un Master en literatura rabínica en la University of Judaism, Los Ángeles. Asimismo, ha estudiado durante siete años en yeshivot tradicionales de Israel, donde se ordenó rabino en 1995. Luego, el rabino Turtletaub ha trabajado en programas de extensión judaica y como docente en St. Louis, Boston y Australia. Hoy en día, el rabino Turtletaub se desempeña como Director de extensión de Kollel Beth HaTalmud en Melbourne, Australia, donde vive con su esposa Erika y su familia.
(1) Jefferson Airplane
(2) Aunque puede sonar raro traducir HaAdam como “el Adán” en lugar de “el hombre”, que es la forma más común, esta es la traducción literal y es más precisa, como veremos más adelante.
(3) The Beatles
(4) Talmud Bavli, Yevamot 63a; citado por Rashi, Génesis 2:23
(5) Tratado Chagiga 12a; también Sanhedrín 38b; Breishis Rabba ibíd.
(6) Génesis 1:26
(7) Breishis Rabba 8:3
(8) Proverbios 20:27
(9) Génesis 9:3 y Rashi al respecto.
(10) Levítico 19:18
(11) Chizkuni sobre Génesis 1:26; y Ohr HaChaim sobre Génesis 3:20
(12) Génesis 2:7
(13) Génesis 5:2
(14) Aunque he atribuido la suposición común de que Eva proviene de la costilla de Adán a la versión de la Biblia del rey James, también tiene una fuente de autoridad rabínica en la clásica traducción aramea de Onkelos (aprox. en el siglo I de la E.C.). Lo cierto es que existe una cantidad de opiniones en el Talmud respecto de la creación original de Adán y Eva.
(15) Tratado Brachos 61a; y Yevamos 63a.
(16) Midrash Breishis Rabba 8:1
(17) Rashi = Rabbi Shlomo Yitzchaki, 1040-1105 E.C.
(18) Ramban es el acrónimo de Rabbi Moshe ben Nahman Gerondi (1194 -1270 E.C.), también conocido como Nachmanidies. Consulte también su comentario sobre Génesis 2:18
(19) Aunque Rashi da aquí una segunda explicación que no se basa en el Midrash, repite una vez más la opinión midráshica en su comentario sobre el versículo 2:21
(20) Salmos 139:5 Mi traducción sigue la intención de drosho del rabino, que entiende que la palabra hebrea tzartani en este contexto significa “formado”, a diferencia de “atormentado” o “limitado.” Así lo entienden también el Midrash Breishis Rabba 8:1 citado antes y Rashi en relación con Brachos 61a. Sin embargo, en Chagiga 12a y Sanhedrín 38b, el Talmud parece usar la palabra en su forma simple, implicando que la formación “de adelante y de atrás” fue en sí misma un acto divino que limitó a Adán. Consulte Rashi sobre Sanhedrín al respecto. Sin embargo, las sutilezas de este tema exceden el alcance de mi artículo.
(21) El comentario de Rashi aquí es instructivo: “Si es meritorio, ella lo ayudará. Pero si no lo es, ¡luchará contra él!”
(22) Three Dog Night
(23) Comentario de Ramban sobre la Torá, Génesis 1:4
(24) Ramban, en su comentario sobre Génesis 1:1, expresa que esta energía o materia primaria se denominaba “heyuli” en griego antiguo.
(25) Comentario sobre Génesis 2:18
(26) Ramban, ibid. 2:18
(27) Cantar de los cantares 6:3
(28) Erich Fromm, El arte de amar p 19 (Harper & Row)
Artículo por: Micha Turtletaub for JDC Europe. Copyright 2008.
¿No quieres alguien a quien amar? (Don’t You Want Somebody to Love?) (1)
Estaba hablando por larga distancia con mi hermano soltero (yo estoy en Australia y él en Los Ángeles) quien me dijo que iba a abandonar su carrera como “cazatalentos” y a cambiar el sentido de su vida. En un intento por ayudarlo le sugerí que priorizara sus metas y me sorprendió cuando me dijo que la primera de su lista era casarse. Por supuesto que me encantaría que encontrara a la persona correcta y sentara cabeza, pero tuve que hacerle ver que tal vez no debería asumir ningún compromiso en ese sentido hasta haber elegido un trabajo o carrera nuevos. ¿Su respuesta? “Ese es exactamente el grave problema que hay en Los Ángeles. No quiero que una chica me juzgue por la cantidad de dinero que gano. ¿Por qué debería ser mi trabajo el que determine quién es mi alma gemela? Quiero encontrarla… y después planificar nuestra vida juntos.” Mientras digería lo que me había dicho, dejó de lado el pretexto filosófico y fue honesto. “Mira”, me dijo, “estoy cansado de estar solo, necesito alguien a quien amar”.
El ideal del amor romántico – que cada uno tiene su alma gemela – tiene su origen en la historia bíblica de Adán y Eva. D-s hizo a Eva, la compañera de Adán, de una parte de su cuerpo. Pero, ¿encontrar a nuestra alma gemela es un fin en sí mismo o es un medio hacia algo más? La historia de la creación de Eva, ¿puede arrojar algo de luz sobre el concepto de amor romántico de la Torá?
Y dijo el Eterno Dios: No es bueno que esté el hombre solo; haré una ayuda idónea para él. Y formo el Eterno Dios, de la tierra, todo animal del campo y toda ave de los cielos, y trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y todo lo que el hombre fue llamando a cada criatura viviente, tal fue su nombre. Y dio el hombre nombres a todo cuadrúpedo y ave de los cielos, y a todo animal del campo, mas para Adán (Adam) no (se) encontraba ayuda que le fuera idónea.
E hizo el Eterno Dios caer un sueño profundo sobre el hombre y (éste) se durmió; y tomó una de sus costillas y cerró (con) carne el lugar de ella. E hizo el Eterno Dios de la costilla que había tomado del hombre, una mujer, y la dio al hombre. Y dijo el hombre: Esta vez es hueso de mis huesos y carne de mi carne; a ésta se llamará mujer, porque de hombre fue tomada ésta. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Génesis 2:18-24)
D-s parece hacer a Eva para aliviar la soledad de Adán. Pero antes de hacerla, le trae a Adán todos los tipos de animales “para ver qué nombre les pondría”. ¿No es esta una extraña interrupción de la historia? ¿Qué tiene que ver el ponerle nombres a los animales con la necesidad de crear a Eva? ¿Pensó D-s que si Adán tenía una mascota se sentiría feliz? O aún más extraño, ¿esperaba D-s que Adán se uniera a una bestia? Y en un nivel más básico, para empezar, ¿por qué crearía D-s a Adán solo y no macho y hembra como a los animales?
Socorro, necesito a alguien, pero no a cualquiera (Help, I Need Somebody, Not Just Anybody) (3)
El Talmud deduce algo de la relación de Adán con los animales por la forma en que él describe a Eva al verla por primera vez. Lo que dice el Talmud puede parecer extravagante a primera vista y, ciertamente, no se debe tomar en forma literal:
“Esta vez sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne” nos enseña que Adán conocía muy bien a cada animal y bestia, pero su mente no tuvo paz hasta que estuvo con Eva. (4)
Tal como mencionamos, su significado es metafórico, no literal, al igual que el de muchos Midrashim. Cuando D-s le trajo los animales a Adán para ver qué nombre les pondría, se implica un tipo de intimidad. Esa intimidad, que pronto describiremos, dejó insatisfecho a Adán. Una vez que apareció Eva, Adán se dio cuenta de que ella era “hueso de mis huesos”, es decir igual que él, y se calmó. En primer lugar, debemos entender por qué Adán les estaba poniendo nombres a los animales y por qué se interrelacionaban este hecho y encontrar una compañera.
Comencemos nuestra explicación con algunas otras declaraciones de los rabinos respecto del Adán primigenio. El Talmud y el Midrash (5) describen a Adán como que alcanzaba desde la tierra hasta el cielo y desde un extremo del globo hasta el otro. Otro Midrash lo describe como que “llenaba todo el mundo”. ¿Cuál es el significado más profundo de esto?
La Torá emplea una frase inusual para presentar la creación de Adán. D-s dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza….(6)” El versículo suena como si D-s tuviera un socio para hacer la humanidad, ¿pero quién podría haber sido? El Midrash (7) enseña que D-s reunió al resto del universo para que participara en la creación de Adán. La forma física fue tomada de la tierra, su espíritu animal era una composición del reino animal, y el alma inmortal, el “aliento” de D-s. Por lo tanto, Adán era un microcosmos del universo, que era necesario para su propósito en la creación. Su alma le permitía identificarse con D-s (por decirlo de alguna manera) y, al mismo tiempo, Adán podía identificarse con todos los aspectos de la creación física. Es decir que Adán era un medio de transmisión de la consciencia de D-s por todo el universo. El alma humana iluminaba toda la creación, tal como lo ilustra el versículo “el alma de Adán es la lámpara de D-s”.(8) Esta función de la humanidad fue el primer mandamiento de D-s a Adán y Eva:
Y les bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicad y henchid la tierra, y sojuzgadla; y dominad a los peces del mar, y a las aves de los cielos, y a todo animal que se mueva sobre la tierra. (Génesis 1:28)
¿Cuál era la intención original de D-s al ordenar que la humanidad “sometiera” y “dominara” la tierra? Los humanos no tuvieron permitido comer animales hasta después de la inundación de Noé (9). ¿Y la idea original de un plan para crear elefantes y dominarlos para pararse sobre sus cabezas? ¿De crear focas que “ladraran” en busca de peces? ¿De matar leones para quitarles la piel cuando aún ni siquiera necesitábamos hojas de higuera?
En el Jardín del Edén eramos vegetarianos y todas nuestras necesidades estaban cubiertas. No había ninguna necesidad de conquistar el mundo en el sentido convencional. La palabra hebrea kivshua que se tradujo como “dominar” está relacionada con kivushim, encurtidos. Un encurtido es un pepino que ha sido “dominado” por el vinagre (o el agua salada). Una traducción más apropiada de kivshua podría ser “permeado”, lo cual aclararía el significado del versículo. D-s le ordenó a Adán que llenara el mundo tal como lo describió el Midrash y que, al relacionarse con cada criatura viviente de acuerdo con su capacidad, unificara la existencia con una consciencia del Creador. La función de Adán con cada pez, ave y bestia, con cada flor, árbol y parcela de tierra era la de armonizarlos con la soberanía de D-s al relacionarse con cada uno de ellos como una creación divina, otorgándoles de este modo consciencia de su propia divinidad. Al amar a la divinidad de cada criatura, Adán pondría al mundo en armonía. Y al hacerlo, crecería su propia consciencia del Creador. Esta sigue siendo la tarea básica de la humanidad, capturada de manera sucinta en la mitzvah de R. Akiva: “Ama a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy D-s”(10). En otras palabras, cuanto más capaz es uno de trascender el egoísmo y de amar a su prójimo, más sabrá que Yo soy D-s. Al alma de Adán, sin contaminar por el más mínimo rastro de egoísmo, era perfecta en su consciencia de su yo como D-s. La tarea de Adán era la de imbuir a la creación de esa misma consciencia.
Esto es lo que hacía al darles nombres a los animales. Nombrar algo en el plano espiritual implica conocer su forma espiritual. Al nombrar a los animales, Adán estaba tomando consciencia de sus realidades particulares. Imagine a Adán como un director musical y al resto de la creación como su orquesta. Les dio nombre a los animales como su regente, identificando su interrelación con el resto de la creación. No les dio nombres como “Spot” y “Kitty”.
Otro tema relacionado con la concesión de nombres fue el de la misma Eva. Por alguna razón, no se le da el nombre de Eva al crearla, sino más tarde, después de cometer el pecado de comer del árbol del bien y del mal. ¿Por qué deja la Torá el acto de darle nombre para más adelante? De acuerdo con algunos comentarios de la Torá (11), la razón es que, en realidad, su nombre original era… Adán. Recibieron los nombres personales de Adán y Eva recién después de cometer el pecado. Aunque un debate profundo sobre el pecado original resulta tentador (el juego de palabras es intencionado), por necesidad seremos breves. Los nombres personales serían necesarios si Adán y Eva tuvieran egos en el sentido convencional. Antes de cometer el pecado, Adán no tenía ego, a tal punto que su nombre no indica quién es, sino qué es. Adán de la Adamah, hecho del polvo de la tierra (12). Después de cometer el pecado su nombre se convierte en haAdam, el Adán, un recordatorio sucinto y expresivo de la lucha que tendrá que enfrentar para extraer el pan de la tierra. Ella recibe el nombre de Eva, que significa “madre de toda vida”, por el sufrimiento que deberán experimentar todas las mujeres en el parto, su consecuencia del pecado. Sin embargo, antes del pecado, que es en realidad nuestro tema, ambos eran Adán, tal como dice el versículo:
Varón y hembra los creó, y los bendijo, y llamó su nombre Adán, en el día en que (ambos) fueron creados. (13)
¿Un lado de costillas?
Estamos condicionados a pensar que Eva fue creada de una costilla de Adán. Creo que esto se debe a que la mayoría de las Biblias en inglés siguen la traducción del rey James de la frase hebrea achat mitzalotav como “una de sus costillas”. También puede ser traducida como “uno de sus lados”, es decir, una mitad de Adán.(14)
El trasfondo de si traducimos la palabra hebrea tzele como costilla o lado es que la primera implica que la psique femenina per se no existía antes de que la mujer fuera creada de una parte de Adán. En cambio, si entendemos que D-s hizo a Eva al dividir a Adán en dos, la psique femenina de Eva siempre existió en el Adán original junto con su contrapartida masculina. Esta idea de que Adán tiene tanto el lado masculino como el femenino se encuentra en el Talmud (15) y en el Midrash (16), y está citada por dos de los mejores comentarios clásicos de la Torá, Rashi (17) y Ramban (18). La expresión que usan los rabinos es que el Adán primigenio tenía du partsufim, lo que significa dos caras, una masculina y otra femenina. Esta idea se trata en el contexto de reconciliar la descripción de la creación de la mujer ya citada, que se encuentra en el segundo capítulo del Génesis, con una descripción anterior de la creación de Adán:
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó .Y D-s creó a Adán a Su imagen, lo creó a imagen de D-s, hombre y mujer los creó. (Génesis 1:27)
Comentario de Rashi al respecto (19):
‘hombre y mujer’: Más adelante dice ‘Y tomó uno de sus lados…’ Midrash Aggadah (resuelve la aparente contradicción) que fue creado con dos caras en la primera creación y luego fue separado’.
El versículo del capítulo uno implica que Adán fue creado originalmente hombre y mujer, mientras que la historia del capítulo dos describe a la mujer como creada de Adán. La resolución de du partsufim sugiere que ambas son verdaderas. El Adán de la “imagen de D-s” era cuando hombre y mujer estaban unidos en un solo cuerpo. Después, en el capítulo dos, la Torá describe cómo el Adán del capítulo uno es separado en dos géneros diferentes.
Los rabinos ofrecen otra explicación “más simple”. El versículo del capítulo uno nos informa de manera abreviada sobre la creación de la humanidad, pero los detalles de cómo se creó a la mujer se dejan para la versión detallada del capítulo dos. En esta lectura, el propósito de mencionar “hombre y mujer los creó” enfatizaría de manera ostensible que tanto el hombre como la mujer están creados en forma individual a la “imagen de D-s”. Pero deseo explorar la noción de du partsufim, que me sugiere que es en la psique unida de la creación original que cumplimos con la Imagen Divina.
En las palabras del Talmud, las dos caras de Adán apuntaban en direcciones diferentes, una hacia delante y la otra hacia atrás. Esto se describe en el versículo (20): “De atrás y de adelante me formaste….” Como ya hemos analizado, antes de la división de la mujer Adán era la consciencia universal. El hecho de que las dos caras, la del hombre y la de la mujer, miraran hacia atrás y hacia adelante es simbólico de su consciencia, ya que Adán ve en todas las direcciones. Sin embargo, esta descripción de la parte de adelante y la de atrás requiere una investigación más profunda, porque ¿cómo describimos la parte de “atrás” de un ser que tiene caras en dos direcciones? La respuesta a esta pregunta exige que repensemos nuestra comprensión de “atrás”. Cuando se toma a la mujer del hombre, se la toma de su “costado”, pero ¿cuál de ellos? Podemos dividir los lados en superior e inferior, derecho e izquierdo, por supuesto, delantero y trasero, pero también podemos dividir el interior del exterior. Quizás la mitad femenina de Adán era la que miraba hacia adentro, mientras que la masculina miraba hacia afuera. Esto tendría sentido si tenemos en cuenta las diferencias físicas de nuestros órganos reproductores.
La diferencia entre “hacia afuera” y “hacia adentro” no significa que los hombres son menos “espirituales” que las mujeres. La espiritualidad es el trabajo de utilizar nuestra alma divina, que es una tarea tan real en el mundo exterior como en el interior. Es solo cuando permitimos que el mundo material oscurezca lo que es verdaderamente espiritual que imaginamos que el mundo “exterior” es menos “espiritual”. Sin embargo, cuando los lados femenino y masculino estaban unidos en el Adán primigenio, la realidad espiritual o interna se veía perfectamente dentro del mundo material exterior.
Precisamente por tener dos perspectivas opuestas de lo femenino y masculino es que Adán identificó la divinidad del mundo exterior. Cuando D-s declara la intención de crear a la mujer como ayuda, la palabra hebrea para ayuda (ezer) está identificada por kenegdo, que está traducida de distintas maneras como correspondiente a, opuesto (21) o en contra de, lo cual nos enseña que la ayuda que ella le da es, precisamente, en la forma de ser igual a él. La ayuda de la que se habla es la de un igual con un punto de vista opuesto. Dos caras que conectan el mundo interior con el mundo exterior.
El uno es el número más solitario (One is the Loneliest Number) (22)
Pero si el Adán original tenía una consciencia universal tan perfecta, ¿qué es lo que “no era bueno”? Parece un sinsentido decir que para D-s no era bueno en un sentido moral o estético. Tratemos de comprender esto comparándolo con otros momentos en que D-s describe a la creación como “buena”. Después de cada uno de los actos previos de creación aparece una frase concluyente: “Y vio D-s a (completar lo que falta) y vio que era bueno”. ¿Qué significa que D-s diga que un acto de creación es “bueno”? Ramban lo explica de la siguiente manera:
“La idea es enseñar que continúan existiendo por Su voluntad y que si ese deseo se apartara de ellos, tan solo por un instante, dejarían de ser… de modo que cuando dice de cada acto de creación ‘y D-s vio y era bueno’, el significado es que es Su voluntad que así sea para siempre”. (23)
Cada aspecto de la creación, sea la luz, el agua, la tierra o el cielo, las bestias, los peces o las aves, se convirtió en una forma específica a partir de una energía o materia elemental (24). De modo que cuando D-s creó (por ejemplo) a los peces y luego declaró que eran “buenos”, su significado es que el ser presente era permanente, porque el proceso creativo de su conversión estaba completo.
De modo que el perfecto Adán de la mente universal, de hecho, era imperfecto… ¿por qué? Rashi (25) lo explica así:
“no es bueno…” para que no se dijera: existen dos Poderes, el Santo es único en los mundos superiores y no tiene contrapartida, y este es único en el mundo inferior y no tiene contrapartida.
En otras palabras, el problema con Adán es que era demasiado completo y no necesitaba contrapartida. ¿Pero desde cuándo el hecho de que no falte nada es un problema? Ramban explica:
El Santo vio que era bueno que la ayuda fuera alguien opuesto a él (Adán), y a quien él pudiera ver y elegir conectarse o estar separado... esta fue la causa del “no es bueno”. (26)
El Adán primigenio no era un “él” ni estaba solo en el sentido de necesitar una pareja. Sin embargo, el Adán universal no era la forma final de la humanidad porque no podríamos elegir amar y conectarnos o abstenernos de hacerlo.
No es una coincidencia que estos dos conceptos, es decir, la libertad de elección y el de amar a un compañero igual, sean imperativos concomitantes con el proceso de conversión de Adán en “tov”. Nuestras opciones de libre elección fluyen desde nuestro sentido de individualidad. Lo que “yo” creo, necesito, quiero, deseo… todo nace de cómo concibo el quién soy “yo”. Amar a otro como un igual es el acto de expandir el “yo” para incluir a esa persona. Esta idea se captura en forma poética en el versículo “Yo soy de mi amado y mi amado es mío….” (27) La elección es esencial al amor, tal como lo destacó Ramban, porque cuando elijo amar a otro puedo entregarme sin perder mi individualidad. En palabras de:
En el amor, se produce la paradoja de que dos seres se convierten en uno y aun así siguen siendo dos. (28)
La relación que tiene un niño con sus padres también le da forma al sentido de individualidad del niño. Pero a diferencia del amor entre iguales, el amor de un niño no es una función de la elección, sino más parecida al estado humano original de du partsufim, ya que el niño no puede más que ver a sus padres como una extensión de sí mismo. A medida que el niño madura y sale de la infancia, busca una identidad independiente hasta que, en cierto punto, su sentido de la individualidad es lo suficientemente firme como para ser capaz de amar a otro sin perderse. Este es el punto del amor maduro. Esta es la forma en que podemos entender la conclusión de la historia bíblica mencionada:
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se convierten en una sola carne.
Cuando el ego de una persona es independiente del de sus padres, cuando puede estar sola, está preparada para elegir dejar de lado su independencia y amar a otro sin perder la integridad de su identidad. Hallar el amor romántico perfecto tiene como requisito previo el amarse primero a uno mismo. Sin embargo, esto es mucho más que evitar la codependencia. Hasta que no nos conozcamos y amemos a nosotros mismos, lo cual significa saber qué es lo que nos hace vibrar espiritualmente, no podremos saber quién será nuestra alma gemela.
Esto cierra el círculo y nos lleva de regreso a mi conversación con mi hermano y lo que debería haberle dicho en ese momento. Él tenía razón al decir que ni su carrera ni ningún otro elemento externo deberían obstruirle la búsqueda de su alma gemela. Sin embargo, hay algo que sí lo hace. Antes de poder encontrarla, tiene que encontrarse a sí mismo.
El rabino Micha Turtletaub ha trabajado y estudiado en una amplia gama de entornos judíos, desde el ortodoxo al secular, desde el nivel docente universitario hasta los campamentos de verano. Obtuvo su Licenciatura en literatura y un Master en literatura rabínica en la University of Judaism, Los Ángeles. Asimismo, ha estudiado durante siete años en yeshivot tradicionales de Israel, donde se ordenó rabino en 1995. Luego, el rabino Turtletaub ha trabajado en programas de extensión judaica y como docente en St. Louis, Boston y Australia. Hoy en día, el rabino Turtletaub se desempeña como Director de extensión de Kollel Beth HaTalmud en Melbourne, Australia, donde vive con su esposa Erika y su familia.
(1) Jefferson Airplane
(2) Aunque puede sonar raro traducir HaAdam como “el Adán” en lugar de “el hombre”, que es la forma más común, esta es la traducción literal y es más precisa, como veremos más adelante.
(3) The Beatles
(4) Talmud Bavli, Yevamot 63a; citado por Rashi, Génesis 2:23
(5) Tratado Chagiga 12a; también Sanhedrín 38b; Breishis Rabba ibíd.
(6) Génesis 1:26
(7) Breishis Rabba 8:3
(8) Proverbios 20:27
(9) Génesis 9:3 y Rashi al respecto.
(10) Levítico 19:18
(11) Chizkuni sobre Génesis 1:26; y Ohr HaChaim sobre Génesis 3:20
(12) Génesis 2:7
(13) Génesis 5:2
(14) Aunque he atribuido la suposición común de que Eva proviene de la costilla de Adán a la versión de la Biblia del rey James, también tiene una fuente de autoridad rabínica en la clásica traducción aramea de Onkelos (aprox. en el siglo I de la E.C.). Lo cierto es que existe una cantidad de opiniones en el Talmud respecto de la creación original de Adán y Eva.
(15) Tratado Brachos 61a; y Yevamos 63a.
(16) Midrash Breishis Rabba 8:1
(17) Rashi = Rabbi Shlomo Yitzchaki, 1040-1105 E.C.
(18) Ramban es el acrónimo de Rabbi Moshe ben Nahman Gerondi (1194 -1270 E.C.), también conocido como Nachmanidies. Consulte también su comentario sobre Génesis 2:18
(19) Aunque Rashi da aquí una segunda explicación que no se basa en el Midrash, repite una vez más la opinión midráshica en su comentario sobre el versículo 2:21
(20) Salmos 139:5 Mi traducción sigue la intención de drosho del rabino, que entiende que la palabra hebrea tzartani en este contexto significa “formado”, a diferencia de “atormentado” o “limitado.” Así lo entienden también el Midrash Breishis Rabba 8:1 citado antes y Rashi en relación con Brachos 61a. Sin embargo, en Chagiga 12a y Sanhedrín 38b, el Talmud parece usar la palabra en su forma simple, implicando que la formación “de adelante y de atrás” fue en sí misma un acto divino que limitó a Adán. Consulte Rashi sobre Sanhedrín al respecto. Sin embargo, las sutilezas de este tema exceden el alcance de mi artículo.
(21) El comentario de Rashi aquí es instructivo: “Si es meritorio, ella lo ayudará. Pero si no lo es, ¡luchará contra él!”
(22) Three Dog Night
(23) Comentario de Ramban sobre la Torá, Génesis 1:4
(24) Ramban, en su comentario sobre Génesis 1:1, expresa que esta energía o materia primaria se denominaba “heyuli” en griego antiguo.
(25) Comentario sobre Génesis 2:18
(26) Ramban, ibid. 2:18
(27) Cantar de los cantares 6:3
(28) Erich Fromm, El arte de amar p 19 (Harper & Row)
sábado, 4 de octubre de 2008
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Shofetim 5768
LA CIUDAD PERFECTA
Por: Rab Amram Anidjar
En nuestra Parashá aparece la obligación de nombrar jueces y policías en todas nuestras ciudades y portones. Sabido es la explicación del Alshij Hakadosh que dice que esta frase viene también a enseñarnos la importancia de colocar policías y jueces en nuestra pequeña ciudad, llamada “el cuerpo”, que está compuesta de varios portones. Como el ojo, los oídos, etc. Antes que todo, debemos poner en esta ciudad, un juez, llamado el cerebro, y muchos vigilantes en todos nuestros portones. Como los parpados de los ojos, el lóbulo de la oreja, los labios y los dientes de la boca, etc. Estos policías deben ser fieles a las sentencias del juez (cerebro), en el momento que el decida prohibir la entrada de algo a la ciudad hay que cerrar los portones. Si decide que algo no se puede escuchar hay que cerrar inmediatamente el oído, si decide que algo no se puede ver, inmediatamente hay que bajar las persianas, los parpados, así también con respecto a cerrar los portones de la boca. Como la boca está compuesta de dos caminos, uno para entrar y otro para salir, Dios tuvo que colocar dos vigilantes. Uno que cuide los alimentos que entran a ella, los dientes, y otro que cuide las palabras que salen de ella, los labios.
El juez es el más importante de toda esta escena, ya que sin él, los policías no saben lo que hacer. En nuestra Parashá veremos escritas varias leyes relacionadas con los jueces, que coinciden con las leyes de nuestro cerebro, nuestro juez.
El juez tiene prohibido aceptar sobornos. En caso de que el juez no sepa cómo sentenciar debe ir a Jerusalem (donde estaban los grandes sabios de la Torá) para asesorarse. Incluso que no entienda los motivos de la sentencia dada por los sabios de Jerusalem, así deberá sentenciar él.
Nuestro juez, el cerebro, primero debe saber todas las leyes de la Torá, porque si no, entones ¿cómo va a juzgar?, ¿de dónde va saber lo que es bueno, lo que es malo, lo permitido y lo prohibido? Igualmente, tiene que saber cuidarse muy bien, porque el Yetzer Hará sabe cómo sobornar. Él paga en efectivo, si lo escuchas te garantiza un disfrute inmediato. Provocando que el cerebro no funcione bien y que las decisiones no sean correctas.
Si por ejemplo, alguien viene a contarnos cosas malas de los demás. El cerebro sabe que está prohibido escuchar esas palabras, pero el Yetzer Hará lo soborna, diciéndole que está obligado a saber esta información, que todo el mundo ya lo sabe, que es un enemigo, etc., de tal forma que el cerebro permite a los oídos escuchar y es entonces cuando se comete el pecado. Así también ocurre con la boca, el Yetzer Hará convence al cerebro que la comida X es muy deliciosa, incluso que no sea Kasher. Así es con los ojos, y con el resto de los miembros del cuerpo. Por eso, la Torá le dijo al juez, al cerebro, que no se deje sobornar bajo ningún concepto.
Hay cosas que nuestro cerebro desconoce, el Yetzer Hará nos pregunta cosas que no sabemos cómo responderle, ¿esto es permitido o prohibido?, ¿es Kasher o no?, ¿esto se considera hablar mal del prójimo o no? Por eso, la Torá nos dice que cuando no sepamos qué hacer, vayamos a preguntar a los sabios, para que nos guíen y ayuden a pensar correctamente y en caso de que no estén, debemos consultar a los libros para saber qué decidir.
Si estos sabios llegasen a determinar algo que nosotros no comprendamos, si nos dicen que la derecha es izquierda o que lo blanco es negro, debemos obedecerles, ya que la Torá nos lo ordenó. Además de que ellos, si son sabios, seguramente que saben por qué dicen las cosas.
Una vez que el cerebro sepa estos tres conceptos, perfectamente, entonces podrá ser un buen juez en nuestra ciudad, el cuerpo.
Pero, ¿Por qué he de anular mis ideas por las decisiones de los sabios, a lo mejor yo estoy en lo correcto y ellos no?
Para responder esto debemos conocer un concepto llamado “vértigo espiritual”. Los pilotos muchas veces sufren de vértigo, en medio del vuelo pierden su rumbo, tanto es así que ni siquiera saben dónde es arriba y dónde es abajo. Son capaces de estrellarse contra el piso, pensando que están subiendo más y más alto, Dios nos libre.
El piloto que recibe un ataque de vértigo debe inmediatamente comunicarse con la torre de control más cercana para que desde allá le ayuden a dirigir el avión. El piloto tiene que estar dispuesto a seguir las instrucciones, aunque le digan que baje y a él le parece que está subiendo, debe de escuchar a los expertos porque él es quien está mareado y no ellos.
Así ocurre en la vida diaria, hay muchas personas que sufren de vértigo espiritual, piensan que están haciendo lo correcto, que así es como uno se debe comportar, que así es como está cumpliendo la voluntad de Dios, pero ellos se equivocan y no solo se equivocan, sino que se estrellan.
Por ejemplo, un joven que sale con una goyá, y esta le dice que se convertirá, cumplirá y hará. Él piensa que está haciendo un gran paso, y no solo eso, sino que piensa que es una Mitzvá grande lo que está haciendo, ya que dice estoy alumbrando a los goyim, los estoy convirtiendo al judaísmo, pero él no siente que se está estrellando poco a poco, se está arruinando la vida y la de su descendencia. Hay casos de mujeres que verdaderamente se convirtieron y cumplieron toda la Torá a cabalidad, pero esto ocurre con una en un millón de mujeres, y este joven ingenuo cree que su novia es esa una tan especial.
¿Qué debe hacer este joven, cuyo cerebro está dormido, sobornado, de huelga? Debe subir a Jerusalem, debe preguntar a los verdaderos rabinos, el consejo de la Torá, y no pagarle a algunos seudo rabinos para que conviertan a su novia, ya que lo que ellos quieren es el dinero y nada más. Debe escuchar a la torre de control para que logre aterrizar sano y salvo.
Cuando hay problemas en el cerebro, la persona queda vegetal, Dios no lo quiera. Cuando la persona tiene problemas espirituales en su cerebro, entonces está vegetal espiritualmente. Sus policías no saben qué hacer, los enemigos entran con facilidad y la conquistan y es entonces cuando se necesita guerrear muy fuerte para sacarlos afuera.
Por eso, debemos ser inteligentes y cuidar nuestro cerebro. Par esto debemos de llenarlo de información, de conocimientos de las leyes de la Torá. Posteriormente debemos nombrar a unos buenos policías que vigiles bien los portones de nuestra ciudad. Hay que estar alerta para que ningún extraño nos penetre. Cuando no sepamos qué hacer debemos de consultar con los representantes de la Torá y si nos dicen algo ilógico, debemos de saber que nosotros somos los equivocados y no ellos, nosotros tenemos vértigo y ellos son la torre de control.
Solamente así lograremos conservar una ciudad bonita y limpia, con un líder sabio y buenos policías. Amén.
Por: Rab Amram Anidjar
En nuestra Parashá aparece la obligación de nombrar jueces y policías en todas nuestras ciudades y portones. Sabido es la explicación del Alshij Hakadosh que dice que esta frase viene también a enseñarnos la importancia de colocar policías y jueces en nuestra pequeña ciudad, llamada “el cuerpo”, que está compuesta de varios portones. Como el ojo, los oídos, etc. Antes que todo, debemos poner en esta ciudad, un juez, llamado el cerebro, y muchos vigilantes en todos nuestros portones. Como los parpados de los ojos, el lóbulo de la oreja, los labios y los dientes de la boca, etc. Estos policías deben ser fieles a las sentencias del juez (cerebro), en el momento que el decida prohibir la entrada de algo a la ciudad hay que cerrar los portones. Si decide que algo no se puede escuchar hay que cerrar inmediatamente el oído, si decide que algo no se puede ver, inmediatamente hay que bajar las persianas, los parpados, así también con respecto a cerrar los portones de la boca. Como la boca está compuesta de dos caminos, uno para entrar y otro para salir, Dios tuvo que colocar dos vigilantes. Uno que cuide los alimentos que entran a ella, los dientes, y otro que cuide las palabras que salen de ella, los labios.
El juez es el más importante de toda esta escena, ya que sin él, los policías no saben lo que hacer. En nuestra Parashá veremos escritas varias leyes relacionadas con los jueces, que coinciden con las leyes de nuestro cerebro, nuestro juez.
El juez tiene prohibido aceptar sobornos. En caso de que el juez no sepa cómo sentenciar debe ir a Jerusalem (donde estaban los grandes sabios de la Torá) para asesorarse. Incluso que no entienda los motivos de la sentencia dada por los sabios de Jerusalem, así deberá sentenciar él.
Nuestro juez, el cerebro, primero debe saber todas las leyes de la Torá, porque si no, entones ¿cómo va a juzgar?, ¿de dónde va saber lo que es bueno, lo que es malo, lo permitido y lo prohibido? Igualmente, tiene que saber cuidarse muy bien, porque el Yetzer Hará sabe cómo sobornar. Él paga en efectivo, si lo escuchas te garantiza un disfrute inmediato. Provocando que el cerebro no funcione bien y que las decisiones no sean correctas.
Si por ejemplo, alguien viene a contarnos cosas malas de los demás. El cerebro sabe que está prohibido escuchar esas palabras, pero el Yetzer Hará lo soborna, diciéndole que está obligado a saber esta información, que todo el mundo ya lo sabe, que es un enemigo, etc., de tal forma que el cerebro permite a los oídos escuchar y es entonces cuando se comete el pecado. Así también ocurre con la boca, el Yetzer Hará convence al cerebro que la comida X es muy deliciosa, incluso que no sea Kasher. Así es con los ojos, y con el resto de los miembros del cuerpo. Por eso, la Torá le dijo al juez, al cerebro, que no se deje sobornar bajo ningún concepto.
Hay cosas que nuestro cerebro desconoce, el Yetzer Hará nos pregunta cosas que no sabemos cómo responderle, ¿esto es permitido o prohibido?, ¿es Kasher o no?, ¿esto se considera hablar mal del prójimo o no? Por eso, la Torá nos dice que cuando no sepamos qué hacer, vayamos a preguntar a los sabios, para que nos guíen y ayuden a pensar correctamente y en caso de que no estén, debemos consultar a los libros para saber qué decidir.
Si estos sabios llegasen a determinar algo que nosotros no comprendamos, si nos dicen que la derecha es izquierda o que lo blanco es negro, debemos obedecerles, ya que la Torá nos lo ordenó. Además de que ellos, si son sabios, seguramente que saben por qué dicen las cosas.
Una vez que el cerebro sepa estos tres conceptos, perfectamente, entonces podrá ser un buen juez en nuestra ciudad, el cuerpo.
Pero, ¿Por qué he de anular mis ideas por las decisiones de los sabios, a lo mejor yo estoy en lo correcto y ellos no?
Para responder esto debemos conocer un concepto llamado “vértigo espiritual”. Los pilotos muchas veces sufren de vértigo, en medio del vuelo pierden su rumbo, tanto es así que ni siquiera saben dónde es arriba y dónde es abajo. Son capaces de estrellarse contra el piso, pensando que están subiendo más y más alto, Dios nos libre.
El piloto que recibe un ataque de vértigo debe inmediatamente comunicarse con la torre de control más cercana para que desde allá le ayuden a dirigir el avión. El piloto tiene que estar dispuesto a seguir las instrucciones, aunque le digan que baje y a él le parece que está subiendo, debe de escuchar a los expertos porque él es quien está mareado y no ellos.
Así ocurre en la vida diaria, hay muchas personas que sufren de vértigo espiritual, piensan que están haciendo lo correcto, que así es como uno se debe comportar, que así es como está cumpliendo la voluntad de Dios, pero ellos se equivocan y no solo se equivocan, sino que se estrellan.
Por ejemplo, un joven que sale con una goyá, y esta le dice que se convertirá, cumplirá y hará. Él piensa que está haciendo un gran paso, y no solo eso, sino que piensa que es una Mitzvá grande lo que está haciendo, ya que dice estoy alumbrando a los goyim, los estoy convirtiendo al judaísmo, pero él no siente que se está estrellando poco a poco, se está arruinando la vida y la de su descendencia. Hay casos de mujeres que verdaderamente se convirtieron y cumplieron toda la Torá a cabalidad, pero esto ocurre con una en un millón de mujeres, y este joven ingenuo cree que su novia es esa una tan especial.
¿Qué debe hacer este joven, cuyo cerebro está dormido, sobornado, de huelga? Debe subir a Jerusalem, debe preguntar a los verdaderos rabinos, el consejo de la Torá, y no pagarle a algunos seudo rabinos para que conviertan a su novia, ya que lo que ellos quieren es el dinero y nada más. Debe escuchar a la torre de control para que logre aterrizar sano y salvo.
Cuando hay problemas en el cerebro, la persona queda vegetal, Dios no lo quiera. Cuando la persona tiene problemas espirituales en su cerebro, entonces está vegetal espiritualmente. Sus policías no saben qué hacer, los enemigos entran con facilidad y la conquistan y es entonces cuando se necesita guerrear muy fuerte para sacarlos afuera.
Por eso, debemos ser inteligentes y cuidar nuestro cerebro. Par esto debemos de llenarlo de información, de conocimientos de las leyes de la Torá. Posteriormente debemos nombrar a unos buenos policías que vigiles bien los portones de nuestra ciudad. Hay que estar alerta para que ningún extraño nos penetre. Cuando no sepamos qué hacer debemos de consultar con los representantes de la Torá y si nos dicen algo ilógico, debemos de saber que nosotros somos los equivocados y no ellos, nosotros tenemos vértigo y ellos son la torre de control.
Solamente así lograremos conservar una ciudad bonita y limpia, con un líder sabio y buenos policías. Amén.
lunes, 1 de septiembre de 2008
Parasha Ree 5768
"Una bendición y una maldición"
Por: Rabi Ari Kahn
"Vean! Pongo hoy delante de ustedes (una elección entre) una bendición y una maldición. La bendición, cuando escuchen los mandamientos de D'os, que les ordeno hoy. La maldición, si no escucharán los mandamientos de D'os, y se desviarán del camino que les ordeno hoy, en función de seguir a otros dioses que no conocieron" (11:26-28).
La Parashá comienza cuando Moshé expone ante el pueblo dos opciones, una "bendición" o una "maldición", las cuales resultarán de seguir la palabra de D'os o abandonarla encaminándose por el sendero que los llevará hacia la idolatría. Estos versículos abarcan toda la parashá, la cual sigue describiendo las opciones. De alguna manera, la mayor parte de esta parashá es una polémica en contra de la idolatría, pero en función de entender esto, primero necesitamos entender mejor la elección, la diferencia entre una bendición y una maldición.
Obviamente, la bendición y la maldición son los resultados de dos diferentes caminos que el hombre puede tomar - abrazar la palabra de D'os o abandonarla. Más adelante, Moshé describe los resultados inevitables y catastróficos de la desviación de las enseñanzas de D'os.
"Y D'os se enojará mucho con esa tierra, y traerá sobre ella las maldiciones escritas en este libro… Y he aquí que cuando todas estas cosas recaigan sobre ustedes, la bendición y la maldición que pongo delante de ustedes…" (29:26; 30:1).
La misma bendición y maldición que nos presenta nuestra parashá al comienzo, es detallada de la siguiente manera:
"Vean, pongo hoy delante de ustedes la vida y lo bueno, y la muerte y lo malo… Convoco al cielo y a la tierra como testigos en contra de ustedes, vida y muerte he puesto frente a ustedes, la bendición y la maldición; escojan la vida para que ustedes y sus hijos vivan!" (30:19).
Este texto es muy parecido al comienzo de la parashá, en donde la misma frase es utilizada: "Vean, pongo hoy delante de ustedes". Aquí el texto identifica a la bendición con la vida y a la maldición con la muerte. Esta es la verdadera elección para el hombre: vida o muerte. Es difícil imaginar una distinción más absoluta que aquella entre la vida y la muerte. Ellas están en los polos opuestos de la experiencia del hombre. ¿Por qué alguien escogería la muerte antes que la vida? La elección parece ilógica. Ciertamente, hay personas para quienes la vida se convierte en algo demasiado doloroso, y ellos escogen evadir ese dolor; algunos escogen drogas, mientras que otros van un poco más allá y escogen la muerte. Algunos buscan esconder la realidad de la vida, otros escogen evadir la vida completamente. Pero esta es la descripción de un individuo inadaptado. ¿Por qué la Torá se ocuparía de hablar tan extensamente sobre malarias psicológicas?
La elección entre la vida y la muerte tiene un famoso paralelo que fue presentado al hombre al comienzo mismo de la creación:
"Y D'os hizo que surja de la tierra todo árbol placentero a la vista y bueno para comer, y el árbol de la vida estaba en el Jardín del Edén y el árbol del conocimiento del bien y del mal… Y D'os tomó al hombre y lo puso en el Jardín del Edén, para que lo trabaje y lo cuide. Y D'os le ordenó al hombre diciendo: 'De todo árbol del Jardín podrás comer. Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, pues en el día que comieres ciertamente morirás" (Bereshit 2:9, 16, 17).
Un árbol es asociado con la vida, y el otro es asociado con la muerte. Claramente, ninguna persona sana escogería la muerte antes que la vida, a menos que - por supuesto - haya una serpiente murmurando pensamientos seductores en el oído del hombre, llevándolo hacia la autodestrucción.
Esta descripción es un paradigma de todos los hombres. Todos fuimos puestos en el Jardín del Edén, la vida y la muerte fueron presentadas ante nosotros, y nos dijo D'os que escojamos la vida. Pero desgraciadamente, nosotros continuamos escuchando a la malvada serpiente, real o imaginaria, que nos alienta a tomar del árbol de la muerte, a pesar de las terribles maldiciones que acompañan a esa elección.
El mundo, desde su mismo comienzo, fue creado con opciones. Finalmente, estas opciones son entre la vida y la muerte, pero muy raramente las personas ven a sus opciones en semejantes términos. La posibilidad del mal o del dolor son parte del proceso de la creación, o quizás, es un resultado de la creación:
"'He aquí, que fue muy bueno' (Bereshit 1:31), 'He aquí, que fue bueno' alude a la creación del hombre y al instinto del bien; 'muy' alude al instinto del mal. Entonces, el instinto del mal es "muy bueno"! En verdad esto viene a enseñarte que si no fuera por el instinto del mal, nadie construiría una casa, se casaría y tendría hijos" (Kohelet Rabá 3:15).
La misma creación incluye al "instinto del mal", y sin esto no podríamos decir que el mundo es "muy bueno". La posibilidad del mal es una parte esencial de la creación. Esta idea es expresada más claramente en una pasaje en Ieshaiahu:
"Yo soy el Señor, y no hay otro, no hay otro D'os más que Yo; Yo te he fortalecido, a pesar de que no me has conocido. Para que sepan desde el este y el oeste, que no hay otro más que Yo. Yo soy el Señor, y no hay otro. Yo formo la luz, y creo la oscuridad; Yo hago la paz y creo el mal; Yo D'os hago todas estas cosas" (Ieshaiahu 45:5-7).
Aquí, en términos inequívocos, D'os "se atribuye" todo el fenómeno, el bien y el mal. Atribuir todas estas cosas a otro poder afecta directamente a las bases del monoteísmo. Todas las cosas vienen de D'os. Pero, ¿por qué D'os querría crear un mundo con estas cosas? Más aún, ¿cómo puede ser que el Midrash califica a estas cosas como "muy buenas"? ¿Cómo puede ser que un D'os que es todo bueno, Quien define a lo bueno, causa el mal?
Por otro lado, podemos apreciar que si todas las cosas vienen del Cielo, incluyendo el dolor y el castigo, todas estas cosas son motivadas por el amor absoluto de D'os hacia nosotros. Así como un padre debe disciplinar a su hijo, así también D'os nos trata a nosotros. Parece claro que si un padre responde a un comportamiento antisocial de su hijo con premios, el niño se convertirá muy probablemente en una persona antisocial. Asimismo, si D'os responde al comportamiento antisocial de las masas con regalos y premios, una generación entera o una nación de sociópatas resultaría.
Sin embargo, el versículo en Ieshaiahu que citamos anteriormente merece una segunda lectura. Una lectura más profunda del texto nos ofrece una visión fascinante. La luz es formada mientras que la oscuridad es creada; la paz es hecha mientras que el mal es creado. ¿Cuál es la diferencia entre "formación" y "creación"? La formación indica una aparición de "algo de algo preexistente", mientras que la creación indica ex-nihilo - algo de la nada. Podemos aprender de una examinación cuidadosa de las palabras de Ieshaiahu que la luz, o el bien, deriva de una materia prima - de D'os - mientras que el mal es creado. A pesar del hecho de que el mal fue creado por D'os, no emana de Él. La luz es refractada del bien supremo, mientras que un acto de creación separado resulta en la aparición de algo nuevo - no una parte de D'os - llamado el mal. La mística describe este proceso como tzimtzum, contracción Divina. Este proceso de creación permite la aparición de algo distinto que D'os, que tuvo que ser creado porque no existía en la esfera de D'os. El Midrash alude a esta idea:
"'Yo formo la luz, y creo la oscuridad; Yo hago la paz': después que fueron creados Él hace la paz. 'Y D'os llamó a la luz, día': Rabí Elazar dijo: D'os no relaciona Su Nombre con el mal, sino con el bien. Es por eso que está escrito aquí: 'Y D'os llamó a la luz día, y a la oscuridad la llamó noche', sin recordar Su Nombre al hablar de la oscuridad" (Midrash Rabá Génesis 3:6).
Este concepto está resumido en una sola frase en el Midrash:
"Ningún mal desciende del cielo" (Ialkut Shimoní Vaerá 186).
El Midrash claramente conoce el versículo en Ieshaiahu citado anteriormente, pero simplemente asume, como nosotros, que la creación difiere de la formación; es por eso que el mal no emana del Cielo, sino qes un subproducto de la creación.
Asimismo, comentando nuestra parashá, el Rab Jaim de Alepo (un estudiante del Rab Jaim Vital), notó:
"Vean! Pongo hoy delante de ustedes (una elección entre) una bendición y una maldición". "Delante de ustedes" y no "sobre ustedes", pues ningún mal desciende del cielo, sino que es puesto delante de ellos, pues la elección es de ellos" (Torat Jajam 419:3).
De alguna manera, esto puede sonar como una doble conversación teológica. Si D'os causa el mal, entonces ¿cómo D'os es completamente bueno? En un extenso pasaje, el Zohar hace esta pregunta:
"El verdadero amor a D'os, consiste específicamente en esto, que nosotros le transmitimos a D'os todas nuestras facultades emocionales, intelectuales y materiales, y todas nuestras posesiones, y lo amamos. Debe ser preguntado, ¿cómo un hombre puede amarLo con el instinto del mal? ¿No es el instinto del mal el seductor que no permite que el hombre se acerque a D'os para servirLo? Entonces, ¿cómo puede el hombre usar al instinto del mal como un instrumento para amar a D'os? La respuesta es la siguiente: no hay más grande servicio a D'os que someter al instinto del mal por medio del poder del amor de D'os. Pues, cuando es sometido y su poder es quebrado por el hombre de esta manera, entonces él se convierte en un verdadero amante de D'os, puesto que él ha aprendido cómo hacer que el instinto del mal mismo sirva a D'os. Aquí está el misterio confiado a los dueños de las tradiciones esotéricas. Todo lo que D'os ha hecho, tanto arriba como abajo, es con el propósito de manifestar Su Gloria y hacer que todas las cosas lo sirvan a Él. Ahora bien, ¿un amo permitiría que su sirviente trabaje en contra de él, y continuamente deje que los planes contradigan su voluntad? Es la voluntad de D'os que los hombres lo sirvan y caminen en los caminos de la verdad para ser recompensados con muchos beneficios. Entonces, ¿cómo es que un sirviente malvado puede venir y contradecir la voluntad de su Amo tentando al hombre a caminar por un camino malo, alejándolo del buen camino y causando que el hombre desobedezca la voluntad de su Señor? Pero, en verdad, el instinto del mal también hace la voluntad de su Señor. Es como si un rey tuviera un solo hijo a quien él ama mucho, y justo por eso él le advierte que no sea seducido por malas mujeres, diciendo que cualquiera que sea "manchado" no entrará a su palacio. El hijo prometió a su padre hacer su voluntad con amor. Sin embargo, afuera del palacio, vivía una hermosa prostituta. Después de un tiempo el rey pensó: "Yo voy a ver cuán fiel es mi hijo conmigo". Entonces mandó a llamar a la mujer y le ordenó diciendo: "Seduce a mi hijo, pues yo deseo probar su obediencia a mi voluntad". Es así que ella usó todo tipo de cosas para seducirlo. Pero el hijo, siendo bueno, obedeció la orden de su padre. Él rechazó a la mujer y se alejó de ella. Entonces el padre se regocijó mucho, y lo llevó a su hijo a la habitación más secreta de todo el palacio, le dió regalos de sus mejores tesoros y le demostró toda clase de honor. ¿Y quién fue la causa de todo este regocijo? La prostituta!! ¿Ella tiene que ser alabada o acusada por esto? Seguro que tiene que ser alabada, puesto que por un lado ella cumplió con la orden del rey y llevó a cabo su plan, y por otro lado ella causó que el hijo reciba todos los buenos regalos y engrandezca el amor del rey por su hijo. Es por eso que está escrito: "Y D'os vió todo lo que Él había hecho, y he aquí que era muy bueno", en donde la palabra "muy" se refiere al ángel de la muerte (el instinto del mal). Similarmente, si no fuese por este acusador, el justo no poseería los tesoros sobrenaturales en el mundo venidero. Es por eso que son felices aquellos que al cruzarse con el conflicto con el Tentador, prevalecen en contra de él, pues a través de él, ellos obtienen la felicidad, y todo lo bueno y todas las posesiones deseables del mundo venidero" (Zohar, Shemot, sec. 2, pag.163b).
El Zohar, en este remarcable pasaje, describe en los términos más claros cómo es posible para el "rey" - una metáfora para hablar de D'os - permitir que este escenario se desarrolle afuera del palacio. El ímpetu para el mal es la voluntad del rey. El rey desea que el mal sea rechazado, pero esto no es posible dentro de las murallas del palacio. Asimismo, el hombre antes de la creación posee un alma, pero no posee libre albedrío. Él vive en el palacio. Afuera del palacio, en este mundo, la tentación existe - en función de ser rechazada. Finalmente, todas las tentaciones son enviadas por D'os en función de ser rechazadas. Es por eso que el mal puede ser visto como un viajero de "incógnito". A pesar de la atracción al deseo en el momento de pasión, el pecador algún día se dará cuenta que lo que él ha abrazado fue meramente un emisario del rey - D'os - el cual fue puesto en su camino para ser rechazado. Este es el significado del Midrash: "Ningún mal desciende del Cielo".
Asimismo, ahora podemos entender cómo el término "muy bueno" se aplica al instinto del mal. Al rechazar al instinto del mal, el hombre puede alcanzar un nivel espiritual inalcanzable en el cielo, en donde sólo lo bueno es una realidad. El Talmud agrega que este es el deseo del Satán:
"Rabí Leví dijo: Tanto el Satán como Peniná tuvieron una buena intención [al actuar como adversarios]. El Satán, cuando vió que D'os se inclinaba para favorecer a Job dijo: 'No sea permitido que D'os olvidara el amor de Abraham'. De Peniná está escrito: 'Y su rival le provocó dolor para inquietarla'. Cuando Rabí Ajá ben Iaacov expuso esto en Papunia, el Satán vino y besó sus pies" (Babá Batrá 16a).
Más adelante entendemos que nuestra visión del mundo es de alguna manera torcida. Nosotros vemos al mal como una realidad, fracasando así en darnos cuenta que es realmente un sirviente de D'os "disfrazado". El mal, en virtud de ser una creación, no existe realmente en el palacio de D'os, sino que es el resultado de un acto de creación y un día va a disiparse.
Pero, ¿qué es el instinto del mal? El Talmud lo identifica con otro adversario conocido:
"Resh Lakish dijo: 'El Satán, el instinto del mal, y el ángel de la muerte son todos uno'" (Babá Batrá 16a).
Estas tres fuerzas fueron puestas en el mundo como parte de un acto de equilibrio cósmico, en función de brindarle al hombre el libre albedrío. El versículo con el cual nosotros comenzamos: "Vean! Pongo hoy delante de ustedes (una elección entre) una bendición y una maldición", es sólo relevante si el hombre tiene libre albedrío. El instinto del mal del hombre no trabaja necesariamente pidiéndole al hombre que haga actos malos objetivamente. Cualquier acción que distancia al hombre de D'os es ofrecida por el instinto del mal. Aún más, hay veces que las opciones que tiene el hombre son todas positivas, pero una lo acercará más a D'os que la otra. En tales casos, el instinto del mal es particularmente insidioso, pues el hombre mismo puede estar inseguro acerca de cuál de las opciones representa al instinto del bien, y cuál representa al instinto del mal. La prueba de fuego siempre es cuál de estas opciones lo acercará más a D'os. El Talmud expresa esto de la siguiente manera:
"Si D'os creó al instinto del mal, Él también creó la Torá como su antídoto" (Babá Batrá 16a).
La Torá es la única fuente objetiva que nosotros poseemos, la cual obliga al hombre a seguir al instinto del bien. El seguir sus reglas, leyes, morales, y sistema de prioridades, le permite al hombre definir lo que es correcto y lo que es erróneo, y así escoger lo correcto de lo erróneo. Frecuentemente, hay situaciones que parecen caer en el "área gris". Es precisamente en estas situaciones que nosotros debemos recordar que la Torá define lo que es "correcto" y lo que es "erróneo".
Ahora podemos retornar a la parashá de esta semana. Una de las mayores atracciones de la idolatría era la posibilidad de adorar en forma local "bajo todo árbol frondoso".
"Deberán destruir completamente todos los lugares donde las naciones que heredarán servían a sus dioses, sobre las altas montañas, y sobre las colinas y bajo todo árbol frondoso" (12:2).
La motivación de esta idolatría era una inmediata gratificación, la cual resultaba del servicio del hombre a sus propios deseos, y no a D'os. Podemos apreciar cómo los individuos que seguían las prácticas de idolatría podían engañarse a sí mismos pensando que era a D'os a quien ellos servían. La Torá le pide al hombre que practique una religión centralizada con su capital espiritual en un lugar elegido.
"Pero en el lugar que D'os escogerá de entre todas sus tribus para poner Su nombre allí, deberán buscar para Su residencia, y allí vendrás" (12:5).
Esto obligaba al hombre a objetivar su práctica religiosa y sacarla del reino del instinto. ¿Cómo puede el individuo saber que la necesidad que él siente dentro de él de llegar a D'os, es un deseo que emana de un lugar de santidad o de autodestrucción? La única posible respuesta es seguir las reglas escritas en la Torá.
La parashá habla del falso profeta:
"Si surgirá entre ustedes un profeta, o un soñador de sueños, y les da una señal o una maravilla, y la señal o la maravilla ocurre, de la cual él habló a ustedes diciendo: 'encaminémonos en pos de otros dioses que ustedes no conocieron y sirvámoslos', no deberán escuchar las palabras de ese profeta, o de ese soñador de sueños; pues D'os los está probando, para saber si ustedes lo aman a D'os con todo su corazón y con toda su alma. Caminarán detrás de D'os y le temerán, y cuidarán Sus mandamientos y obedecerán Su voz, y lo servirán y se apegarán a Él" (13:2-5).
¿Cómo es que nosotros, como individuos, sabremos si una persona aparentemente santa es "la verdadera cosa" o un charlatán? Otra vez, el sistema objetivo es la Torá: si el "profeta" alentará a seguir prácticas extrañas a la Torá, él debe ser ejecutado. Sin embargo, a veces, estos temas no son tan "blancos" o "negros" como nos gustaría que sean. Una vez que nos damos cuenta que el instinto del mal seduce con argumentos y experiencias que no son intrínsecamente y objetivamente malas, sino que simplemente no son el mejor camino para relacionarse con D'os, estamos armados para el combate espiritual. Finalmente, el instinto del mal lleva a la autodestrucción y decepción. La elección entre la vida y la muerte es el resultado de la batalla, y muy frecuentemente la batalla es hecha en los marcos más inocuos. El pueblo que entraba a la Tierra, sólo iba a estar espiritualmente armado para las futuras batallas si iban a darse cuenta de la clase de campo de batalla espiritual que los estaba esperando, y ellos estaban armados con la habilidad para salir victoriosos:
"Vean, pongo hoy delante de ustedes la vida y lo bueno, y la muerte y lo malo… Convoco al cielo y a la tierra como testigos en contra de ustedes, vida y muerte he puesto frente a ustedes, la bendición y la maldición; escojan la vida para que ustedes y sus hijos vivan!" (30:19).
Escojamos la vida, el Árbol de Vida - las palabras del D'os Viviente!!
Por: Rabi Ari Kahn
"Vean! Pongo hoy delante de ustedes (una elección entre) una bendición y una maldición. La bendición, cuando escuchen los mandamientos de D'os, que les ordeno hoy. La maldición, si no escucharán los mandamientos de D'os, y se desviarán del camino que les ordeno hoy, en función de seguir a otros dioses que no conocieron" (11:26-28).
La Parashá comienza cuando Moshé expone ante el pueblo dos opciones, una "bendición" o una "maldición", las cuales resultarán de seguir la palabra de D'os o abandonarla encaminándose por el sendero que los llevará hacia la idolatría. Estos versículos abarcan toda la parashá, la cual sigue describiendo las opciones. De alguna manera, la mayor parte de esta parashá es una polémica en contra de la idolatría, pero en función de entender esto, primero necesitamos entender mejor la elección, la diferencia entre una bendición y una maldición.
Obviamente, la bendición y la maldición son los resultados de dos diferentes caminos que el hombre puede tomar - abrazar la palabra de D'os o abandonarla. Más adelante, Moshé describe los resultados inevitables y catastróficos de la desviación de las enseñanzas de D'os.
"Y D'os se enojará mucho con esa tierra, y traerá sobre ella las maldiciones escritas en este libro… Y he aquí que cuando todas estas cosas recaigan sobre ustedes, la bendición y la maldición que pongo delante de ustedes…" (29:26; 30:1).
La misma bendición y maldición que nos presenta nuestra parashá al comienzo, es detallada de la siguiente manera:
"Vean, pongo hoy delante de ustedes la vida y lo bueno, y la muerte y lo malo… Convoco al cielo y a la tierra como testigos en contra de ustedes, vida y muerte he puesto frente a ustedes, la bendición y la maldición; escojan la vida para que ustedes y sus hijos vivan!" (30:19).
Este texto es muy parecido al comienzo de la parashá, en donde la misma frase es utilizada: "Vean, pongo hoy delante de ustedes". Aquí el texto identifica a la bendición con la vida y a la maldición con la muerte. Esta es la verdadera elección para el hombre: vida o muerte. Es difícil imaginar una distinción más absoluta que aquella entre la vida y la muerte. Ellas están en los polos opuestos de la experiencia del hombre. ¿Por qué alguien escogería la muerte antes que la vida? La elección parece ilógica. Ciertamente, hay personas para quienes la vida se convierte en algo demasiado doloroso, y ellos escogen evadir ese dolor; algunos escogen drogas, mientras que otros van un poco más allá y escogen la muerte. Algunos buscan esconder la realidad de la vida, otros escogen evadir la vida completamente. Pero esta es la descripción de un individuo inadaptado. ¿Por qué la Torá se ocuparía de hablar tan extensamente sobre malarias psicológicas?
La elección entre la vida y la muerte tiene un famoso paralelo que fue presentado al hombre al comienzo mismo de la creación:
"Y D'os hizo que surja de la tierra todo árbol placentero a la vista y bueno para comer, y el árbol de la vida estaba en el Jardín del Edén y el árbol del conocimiento del bien y del mal… Y D'os tomó al hombre y lo puso en el Jardín del Edén, para que lo trabaje y lo cuide. Y D'os le ordenó al hombre diciendo: 'De todo árbol del Jardín podrás comer. Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, pues en el día que comieres ciertamente morirás" (Bereshit 2:9, 16, 17).
Un árbol es asociado con la vida, y el otro es asociado con la muerte. Claramente, ninguna persona sana escogería la muerte antes que la vida, a menos que - por supuesto - haya una serpiente murmurando pensamientos seductores en el oído del hombre, llevándolo hacia la autodestrucción.
Esta descripción es un paradigma de todos los hombres. Todos fuimos puestos en el Jardín del Edén, la vida y la muerte fueron presentadas ante nosotros, y nos dijo D'os que escojamos la vida. Pero desgraciadamente, nosotros continuamos escuchando a la malvada serpiente, real o imaginaria, que nos alienta a tomar del árbol de la muerte, a pesar de las terribles maldiciones que acompañan a esa elección.
El mundo, desde su mismo comienzo, fue creado con opciones. Finalmente, estas opciones son entre la vida y la muerte, pero muy raramente las personas ven a sus opciones en semejantes términos. La posibilidad del mal o del dolor son parte del proceso de la creación, o quizás, es un resultado de la creación:
"'He aquí, que fue muy bueno' (Bereshit 1:31), 'He aquí, que fue bueno' alude a la creación del hombre y al instinto del bien; 'muy' alude al instinto del mal. Entonces, el instinto del mal es "muy bueno"! En verdad esto viene a enseñarte que si no fuera por el instinto del mal, nadie construiría una casa, se casaría y tendría hijos" (Kohelet Rabá 3:15).
La misma creación incluye al "instinto del mal", y sin esto no podríamos decir que el mundo es "muy bueno". La posibilidad del mal es una parte esencial de la creación. Esta idea es expresada más claramente en una pasaje en Ieshaiahu:
"Yo soy el Señor, y no hay otro, no hay otro D'os más que Yo; Yo te he fortalecido, a pesar de que no me has conocido. Para que sepan desde el este y el oeste, que no hay otro más que Yo. Yo soy el Señor, y no hay otro. Yo formo la luz, y creo la oscuridad; Yo hago la paz y creo el mal; Yo D'os hago todas estas cosas" (Ieshaiahu 45:5-7).
Aquí, en términos inequívocos, D'os "se atribuye" todo el fenómeno, el bien y el mal. Atribuir todas estas cosas a otro poder afecta directamente a las bases del monoteísmo. Todas las cosas vienen de D'os. Pero, ¿por qué D'os querría crear un mundo con estas cosas? Más aún, ¿cómo puede ser que el Midrash califica a estas cosas como "muy buenas"? ¿Cómo puede ser que un D'os que es todo bueno, Quien define a lo bueno, causa el mal?
Por otro lado, podemos apreciar que si todas las cosas vienen del Cielo, incluyendo el dolor y el castigo, todas estas cosas son motivadas por el amor absoluto de D'os hacia nosotros. Así como un padre debe disciplinar a su hijo, así también D'os nos trata a nosotros. Parece claro que si un padre responde a un comportamiento antisocial de su hijo con premios, el niño se convertirá muy probablemente en una persona antisocial. Asimismo, si D'os responde al comportamiento antisocial de las masas con regalos y premios, una generación entera o una nación de sociópatas resultaría.
Sin embargo, el versículo en Ieshaiahu que citamos anteriormente merece una segunda lectura. Una lectura más profunda del texto nos ofrece una visión fascinante. La luz es formada mientras que la oscuridad es creada; la paz es hecha mientras que el mal es creado. ¿Cuál es la diferencia entre "formación" y "creación"? La formación indica una aparición de "algo de algo preexistente", mientras que la creación indica ex-nihilo - algo de la nada. Podemos aprender de una examinación cuidadosa de las palabras de Ieshaiahu que la luz, o el bien, deriva de una materia prima - de D'os - mientras que el mal es creado. A pesar del hecho de que el mal fue creado por D'os, no emana de Él. La luz es refractada del bien supremo, mientras que un acto de creación separado resulta en la aparición de algo nuevo - no una parte de D'os - llamado el mal. La mística describe este proceso como tzimtzum, contracción Divina. Este proceso de creación permite la aparición de algo distinto que D'os, que tuvo que ser creado porque no existía en la esfera de D'os. El Midrash alude a esta idea:
"'Yo formo la luz, y creo la oscuridad; Yo hago la paz': después que fueron creados Él hace la paz. 'Y D'os llamó a la luz, día': Rabí Elazar dijo: D'os no relaciona Su Nombre con el mal, sino con el bien. Es por eso que está escrito aquí: 'Y D'os llamó a la luz día, y a la oscuridad la llamó noche', sin recordar Su Nombre al hablar de la oscuridad" (Midrash Rabá Génesis 3:6).
Este concepto está resumido en una sola frase en el Midrash:
"Ningún mal desciende del cielo" (Ialkut Shimoní Vaerá 186).
El Midrash claramente conoce el versículo en Ieshaiahu citado anteriormente, pero simplemente asume, como nosotros, que la creación difiere de la formación; es por eso que el mal no emana del Cielo, sino qes un subproducto de la creación.
Asimismo, comentando nuestra parashá, el Rab Jaim de Alepo (un estudiante del Rab Jaim Vital), notó:
"Vean! Pongo hoy delante de ustedes (una elección entre) una bendición y una maldición". "Delante de ustedes" y no "sobre ustedes", pues ningún mal desciende del cielo, sino que es puesto delante de ellos, pues la elección es de ellos" (Torat Jajam 419:3).
De alguna manera, esto puede sonar como una doble conversación teológica. Si D'os causa el mal, entonces ¿cómo D'os es completamente bueno? En un extenso pasaje, el Zohar hace esta pregunta:
"El verdadero amor a D'os, consiste específicamente en esto, que nosotros le transmitimos a D'os todas nuestras facultades emocionales, intelectuales y materiales, y todas nuestras posesiones, y lo amamos. Debe ser preguntado, ¿cómo un hombre puede amarLo con el instinto del mal? ¿No es el instinto del mal el seductor que no permite que el hombre se acerque a D'os para servirLo? Entonces, ¿cómo puede el hombre usar al instinto del mal como un instrumento para amar a D'os? La respuesta es la siguiente: no hay más grande servicio a D'os que someter al instinto del mal por medio del poder del amor de D'os. Pues, cuando es sometido y su poder es quebrado por el hombre de esta manera, entonces él se convierte en un verdadero amante de D'os, puesto que él ha aprendido cómo hacer que el instinto del mal mismo sirva a D'os. Aquí está el misterio confiado a los dueños de las tradiciones esotéricas. Todo lo que D'os ha hecho, tanto arriba como abajo, es con el propósito de manifestar Su Gloria y hacer que todas las cosas lo sirvan a Él. Ahora bien, ¿un amo permitiría que su sirviente trabaje en contra de él, y continuamente deje que los planes contradigan su voluntad? Es la voluntad de D'os que los hombres lo sirvan y caminen en los caminos de la verdad para ser recompensados con muchos beneficios. Entonces, ¿cómo es que un sirviente malvado puede venir y contradecir la voluntad de su Amo tentando al hombre a caminar por un camino malo, alejándolo del buen camino y causando que el hombre desobedezca la voluntad de su Señor? Pero, en verdad, el instinto del mal también hace la voluntad de su Señor. Es como si un rey tuviera un solo hijo a quien él ama mucho, y justo por eso él le advierte que no sea seducido por malas mujeres, diciendo que cualquiera que sea "manchado" no entrará a su palacio. El hijo prometió a su padre hacer su voluntad con amor. Sin embargo, afuera del palacio, vivía una hermosa prostituta. Después de un tiempo el rey pensó: "Yo voy a ver cuán fiel es mi hijo conmigo". Entonces mandó a llamar a la mujer y le ordenó diciendo: "Seduce a mi hijo, pues yo deseo probar su obediencia a mi voluntad". Es así que ella usó todo tipo de cosas para seducirlo. Pero el hijo, siendo bueno, obedeció la orden de su padre. Él rechazó a la mujer y se alejó de ella. Entonces el padre se regocijó mucho, y lo llevó a su hijo a la habitación más secreta de todo el palacio, le dió regalos de sus mejores tesoros y le demostró toda clase de honor. ¿Y quién fue la causa de todo este regocijo? La prostituta!! ¿Ella tiene que ser alabada o acusada por esto? Seguro que tiene que ser alabada, puesto que por un lado ella cumplió con la orden del rey y llevó a cabo su plan, y por otro lado ella causó que el hijo reciba todos los buenos regalos y engrandezca el amor del rey por su hijo. Es por eso que está escrito: "Y D'os vió todo lo que Él había hecho, y he aquí que era muy bueno", en donde la palabra "muy" se refiere al ángel de la muerte (el instinto del mal). Similarmente, si no fuese por este acusador, el justo no poseería los tesoros sobrenaturales en el mundo venidero. Es por eso que son felices aquellos que al cruzarse con el conflicto con el Tentador, prevalecen en contra de él, pues a través de él, ellos obtienen la felicidad, y todo lo bueno y todas las posesiones deseables del mundo venidero" (Zohar, Shemot, sec. 2, pag.163b).
El Zohar, en este remarcable pasaje, describe en los términos más claros cómo es posible para el "rey" - una metáfora para hablar de D'os - permitir que este escenario se desarrolle afuera del palacio. El ímpetu para el mal es la voluntad del rey. El rey desea que el mal sea rechazado, pero esto no es posible dentro de las murallas del palacio. Asimismo, el hombre antes de la creación posee un alma, pero no posee libre albedrío. Él vive en el palacio. Afuera del palacio, en este mundo, la tentación existe - en función de ser rechazada. Finalmente, todas las tentaciones son enviadas por D'os en función de ser rechazadas. Es por eso que el mal puede ser visto como un viajero de "incógnito". A pesar de la atracción al deseo en el momento de pasión, el pecador algún día se dará cuenta que lo que él ha abrazado fue meramente un emisario del rey - D'os - el cual fue puesto en su camino para ser rechazado. Este es el significado del Midrash: "Ningún mal desciende del Cielo".
Asimismo, ahora podemos entender cómo el término "muy bueno" se aplica al instinto del mal. Al rechazar al instinto del mal, el hombre puede alcanzar un nivel espiritual inalcanzable en el cielo, en donde sólo lo bueno es una realidad. El Talmud agrega que este es el deseo del Satán:
"Rabí Leví dijo: Tanto el Satán como Peniná tuvieron una buena intención [al actuar como adversarios]. El Satán, cuando vió que D'os se inclinaba para favorecer a Job dijo: 'No sea permitido que D'os olvidara el amor de Abraham'. De Peniná está escrito: 'Y su rival le provocó dolor para inquietarla'. Cuando Rabí Ajá ben Iaacov expuso esto en Papunia, el Satán vino y besó sus pies" (Babá Batrá 16a).
Más adelante entendemos que nuestra visión del mundo es de alguna manera torcida. Nosotros vemos al mal como una realidad, fracasando así en darnos cuenta que es realmente un sirviente de D'os "disfrazado". El mal, en virtud de ser una creación, no existe realmente en el palacio de D'os, sino que es el resultado de un acto de creación y un día va a disiparse.
Pero, ¿qué es el instinto del mal? El Talmud lo identifica con otro adversario conocido:
"Resh Lakish dijo: 'El Satán, el instinto del mal, y el ángel de la muerte son todos uno'" (Babá Batrá 16a).
Estas tres fuerzas fueron puestas en el mundo como parte de un acto de equilibrio cósmico, en función de brindarle al hombre el libre albedrío. El versículo con el cual nosotros comenzamos: "Vean! Pongo hoy delante de ustedes (una elección entre) una bendición y una maldición", es sólo relevante si el hombre tiene libre albedrío. El instinto del mal del hombre no trabaja necesariamente pidiéndole al hombre que haga actos malos objetivamente. Cualquier acción que distancia al hombre de D'os es ofrecida por el instinto del mal. Aún más, hay veces que las opciones que tiene el hombre son todas positivas, pero una lo acercará más a D'os que la otra. En tales casos, el instinto del mal es particularmente insidioso, pues el hombre mismo puede estar inseguro acerca de cuál de las opciones representa al instinto del bien, y cuál representa al instinto del mal. La prueba de fuego siempre es cuál de estas opciones lo acercará más a D'os. El Talmud expresa esto de la siguiente manera:
"Si D'os creó al instinto del mal, Él también creó la Torá como su antídoto" (Babá Batrá 16a).
La Torá es la única fuente objetiva que nosotros poseemos, la cual obliga al hombre a seguir al instinto del bien. El seguir sus reglas, leyes, morales, y sistema de prioridades, le permite al hombre definir lo que es correcto y lo que es erróneo, y así escoger lo correcto de lo erróneo. Frecuentemente, hay situaciones que parecen caer en el "área gris". Es precisamente en estas situaciones que nosotros debemos recordar que la Torá define lo que es "correcto" y lo que es "erróneo".
Ahora podemos retornar a la parashá de esta semana. Una de las mayores atracciones de la idolatría era la posibilidad de adorar en forma local "bajo todo árbol frondoso".
"Deberán destruir completamente todos los lugares donde las naciones que heredarán servían a sus dioses, sobre las altas montañas, y sobre las colinas y bajo todo árbol frondoso" (12:2).
La motivación de esta idolatría era una inmediata gratificación, la cual resultaba del servicio del hombre a sus propios deseos, y no a D'os. Podemos apreciar cómo los individuos que seguían las prácticas de idolatría podían engañarse a sí mismos pensando que era a D'os a quien ellos servían. La Torá le pide al hombre que practique una religión centralizada con su capital espiritual en un lugar elegido.
"Pero en el lugar que D'os escogerá de entre todas sus tribus para poner Su nombre allí, deberán buscar para Su residencia, y allí vendrás" (12:5).
Esto obligaba al hombre a objetivar su práctica religiosa y sacarla del reino del instinto. ¿Cómo puede el individuo saber que la necesidad que él siente dentro de él de llegar a D'os, es un deseo que emana de un lugar de santidad o de autodestrucción? La única posible respuesta es seguir las reglas escritas en la Torá.
La parashá habla del falso profeta:
"Si surgirá entre ustedes un profeta, o un soñador de sueños, y les da una señal o una maravilla, y la señal o la maravilla ocurre, de la cual él habló a ustedes diciendo: 'encaminémonos en pos de otros dioses que ustedes no conocieron y sirvámoslos', no deberán escuchar las palabras de ese profeta, o de ese soñador de sueños; pues D'os los está probando, para saber si ustedes lo aman a D'os con todo su corazón y con toda su alma. Caminarán detrás de D'os y le temerán, y cuidarán Sus mandamientos y obedecerán Su voz, y lo servirán y se apegarán a Él" (13:2-5).
¿Cómo es que nosotros, como individuos, sabremos si una persona aparentemente santa es "la verdadera cosa" o un charlatán? Otra vez, el sistema objetivo es la Torá: si el "profeta" alentará a seguir prácticas extrañas a la Torá, él debe ser ejecutado. Sin embargo, a veces, estos temas no son tan "blancos" o "negros" como nos gustaría que sean. Una vez que nos damos cuenta que el instinto del mal seduce con argumentos y experiencias que no son intrínsecamente y objetivamente malas, sino que simplemente no son el mejor camino para relacionarse con D'os, estamos armados para el combate espiritual. Finalmente, el instinto del mal lleva a la autodestrucción y decepción. La elección entre la vida y la muerte es el resultado de la batalla, y muy frecuentemente la batalla es hecha en los marcos más inocuos. El pueblo que entraba a la Tierra, sólo iba a estar espiritualmente armado para las futuras batallas si iban a darse cuenta de la clase de campo de batalla espiritual que los estaba esperando, y ellos estaban armados con la habilidad para salir victoriosos:
"Vean, pongo hoy delante de ustedes la vida y lo bueno, y la muerte y lo malo… Convoco al cielo y a la tierra como testigos en contra de ustedes, vida y muerte he puesto frente a ustedes, la bendición y la maldición; escojan la vida para que ustedes y sus hijos vivan!" (30:19).
Escojamos la vida, el Árbol de Vida - las palabras del D'os Viviente!!
viernes, 1 de agosto de 2008
Sobrevivientes de Contesti
POR
Samuel Akinin
Albores del siglo diez y ocho, Rusia. Los progroms se realizan cumpliendo sus objetivos. El pueblo judío es exterminado y diezmado. Sus sobrevivientes obligados a huir a otros países, a otras latitudes. De mis antepasados sólo dos hermanos lograron salvarse, eran menores y había quedado huérfanos. Los que sobrevivieron tenían que protegerse primero a si mismos y luego a los suyos. Nadie se podía ocupar de ellos.
Los dos hermanos se ayudaban el uno al otro. Realizaron hazañas que muchos mayores ni siquiera se hubieran atrevido. El no riesgo a perder algo, los envalentonó a seguir adelante. Su meta era escaparse de Rusia. Su punto más cercano y un poco más tolerante con respecto a los judíos, Polonia, hacia allá, enfilaron sus botas. La travesía fue larga, pero el premio justificó sus esfuerzos. Luego de llegar a Polonia les son presentados al Sr. Jägermann, el hombre más rico del pueblo. Este al escuchar su odisea, se encariña con los chicos, los lleva a su casa y los adopta, les da su apellido. El Sr. Jägermann, no tenía hijos varones, pero tenía dos preciosas hijas. Con su buen olfato, había decidido ver en un futuro a sus hijas casadas con estos dos muchachos. En un solo día, sin darse cuenta logró cumplir con sus deseos más fervientes; primero el tener hijos varones, ese día tuvo dos, luego el casar a sus hijas con dos hombres conocidos y valientes.
Así comienza la historia de mi familia. Pasado un par de siglos, los descendientes de estos hermanos que se había radicado en Polonia, sin la necesidad de mudarse se encuentran en Rumania. Las guerras cambiaban fronteras, separaban pueblos y obligaban separaciones entre las mismas familias. Contar desde ese momento toda la historia de mi familia llevaría todo un libro. Respetando el espacio que se me dio creo que debo de recomenzar con mis abuelos paternos; Jacob y Mariam, luego los maternos; Chune, mi abuela Taube. Mis padres; Schama y mi madre Dora. Fuimos tres hermanos varones nacidos en Costesti : Joseph Jägermann Kohn, en el año de 1.923. Mi querido e inolvidable hermano Salo, nacido en 1.932. y yo, Willy, nacido en el año 1.927.
Mi padre, era Administrador graduado en la Universidad. Se ocupaba de su empresa de madera, exportaba sus productos en el mercado internacional. Además era socio en otra empresa con el Sr. Fishel Karpel. Como terratenientes, ambos explotaban la agricultura. Esta sociedad duró hasta comenzada la Segunda Guerra Mundial, cuando llegaron los rusos y expropiaron sus bienes, aunque con los descendientes de los Karpel, seguimos unidos en estos lares por lazos familiares.
Mi madre, era maestra en el único colegio público de Costesti. Su amor por los niños la hacían sentir realizada cuando se veía rodeada por ellos en el colegio. En el año de 1.938 le llegó su pensión, fue el mismo año en que nos mudamos a Cernâuti (Chernovich). Varios de mis tíos habían emigrado para no pelear dentro del ejército Rumano. Mi tío Max y mi tío David fueron unos de los que no quisieron quedarse. Los judíos por ser minoría, no eran bien vistos; los acosaban, los maltrataban por el simple hecho de no dominar el rumano. Por sus defectos en la pronunciación eran golpeados, tanto que a veces regresaban en malas condiciones. Menciono a gente, digo sus nombres, pasan los nombres y sin querer olvidamos la importancia de ellos en nuestras vidas. Mi tío Max quién falleció en 1.965, hizo todo lo que pudo por sacarnos de Rumania, en 1.946 nos mandó un affidávit (Permiso de inmigración para los Estados Unidos), en su época avaló con todas sus pertenencias, para garantizar nuestra estadía. Mi tío David fue una especie de San Nicolás, siempre pendiente de nosotros. Con igual corazón, con la misma vehemencia y con un don muy especial debo poner en el sitial de honor a mi tío Abraham Mote Kohn, quién se portó con nosotros como un verdadero padre. Muchos merecen ser nombrados por su buen corazón, su afecto y preocupación por nosotros antes, durante y después de la guerra, pero voy a seguir contándoles los episodios que aún recuerdo de nuestra vida.
Mi hermano mayor muere en el año 31. Una fuerte gripe lo ataca y la tos poco a poco lo acaba. El hermano que se ocupaba de jugar conmigo, ya no está. Mi mundo se reduce, perdí a mi primer maestro. Los siquiatras dicen que es difícil reconocer una pérdida a tan corta edad, pero de la noche a la mañana, recuerdo, yo sufrí la suya.
Mi niñez la pasamos en un pueblito llamado Costesti. Vivían mis abuelos en una de las casas más grandes y bellas. Mis tíos: Moses Mülhlstein casado con mi tía Pessie, eran nuestros vecinos. Mi tío Moses era un hombre rico y culto, la gente disfrutaba cuando hablaba, él parecía un libro abierto, vivía a un kilómetro de nuestra casa, tenía tres hijas, muy bellas, la mayor de ellas tenía mi misma edad, poseían vacas, caballos y otros animales de granja. Visitar a mis primas era sumamente emocionante. Me encantaba jugar con los animales. Mis primas las Bernstein vivían frente a nuestra casa. Mis abuelos a escasos metros, en la misma acera, pegados a la casa de mi mejor amigo de la infancia Samy Schechter. Un poco más abajo estaba la sinagoga, a 50 metros de ella, la Mikve (baños costumbristas religiosos, donde nos bañábamos los viernes antes de ir al rezo. Había un cuarto para hombres y otro para mujeres) al doblar la calle vivía el hermano de mi abuela Miriam.
Mi pueblo era muy pintoresco. Tenía, una iglesia, un colegio y una sinagoga, que durante la semana era usada como Jeder (escuela de hebreo), una carnicería Kasher (comida supervisada por un religioso), contábamos con un Shojet (Matarife especializado en el sacrificio sin dolor de los animales), pero no contábamos con un cementerio judío, el más próximo quedaba a 30 kilómetros de Costesti, en la ciudad de Stanesti. Un cementerio era utilizado por varios pueblos cercanos. La mayoría de los judíos vivíamos en la calle principal, cada uno tenía en su misma casa su negocio. Eran de todas clases, desde una venta de víveres, a una distribución de alcohol, o un restaurante. Muchos se ocupaban de trabajar la tierra. Otros negociaban con frutas y hortalizas. Como en la mayoría de los pueblos pequeños, los judíos de mi pueblo, estábamos emparentados. La población total de Costesti era de 2.800 personas, de las cuales 269 éramos judíos, los demás eran cristianos ortodoxos, hablaban ruteno, un dialecto ruso.
Las casas de mi pueblo tenían todas sus fachadas blancas, su gente se ocupaban de blanquear con cal, por lo menos una vez al año. Era un pueblo muy limpio y ordenado. El cartero cada vez que visitaba a alguien para entregarle una carta, era recibido con afecto y por supuesto con una charla, un pedazo de bizcocho y el tradicional vino casero.
La llegada del viernes por la tarde hacia cambios importantes en el pueblo, se matizaban los colores blanco y negro. El blanco de las fachadas de las casas con el negro con que se vestían los judíos para asistir al rezo; tanto el viernes por la tarde, como el sábado. Recuerdo a mi abuelita con que afán se ocupaba de la limpieza de su casa el día viernes y de la preparación de los panes blancos. Ese día era algo especial, los judíos salían rumbo a la sinagoga, con sus pulcras galas negras y sus sombreros tradicionales de piel, acompañados de sus hijos varones y nietos. Sus negocios estaban cerrados tanto el viernes por la tarde como el día sábado. Los viernes y días de pascuas los pasábamos en casa de mis abuelos. Mi abuelo aprovechaba para examinar mis avances en los conocimientos de guemará. Yo disfrutaba al verlo complacido con mis adelantos, se le veía sumamente orgulloso.
En esos días festivos, era muy fácil reconocer las casas de los judíos, aunque no llegaba la luz eléctrica a nuestro pueblo, los viernes por la noche, todas las casas de los judíos permanecían iluminadas con velas hasta altas horas de la noche, las demás no. Nosotros tenemos la costumbre de no apagar las velas luego de encendidas. Para mi era todo un espectáculo que veía desde mi casa. El Shabat (séptimo día de la semana, día de descanso) era un día sumamente respetado por nosotros. Era el día que mi padre regresaba de la capital, de Chernivtsi, donde tenía su oficina y a su socio, él solía irse los domingos y regresaba los viernes.
Recuerdos de mi infancia, recuerdos de mi gente, recuerdos que me hacen reflexionar. Recuerdos que no me permiten ver justificativos, recuerdos tristes, muy tristes de mis antepasados muertos.
Cosas curiosas pasaban en mi pueblo, los judíos no trabajaban ni el viernes en la tarde ni el sábado, los demás seguían con su vida normal, para ellos eso era algo que no podían entender; ¿cómo ese día se mezclaban los ricos con los pobres?, ¿cómo ese día no se notaba la diferencia en la vestimenta de los unos con los otros?, ¿cómo esa gente se tuteaba sin importar el rango?, ¿cómo hacían los judíos para no trabajar ni viernes ni sábado? y a su vez se preguntaban ¿por qué los judíos trabajaban el día domingo cuando ellos no lo hacían?.
Es el año de 1.934, mi abuelito Jacob, tiene varios días enfermo, mi padre durante toda esa semana no había ido a su trabajo, sentíamos mucha preocupación, mi madre me hizo bañar y vestir como si fuera Shabat, no podía entender lo que pasaba. Al amanecer de ese día mi abuelo le había dicho a mi padre que ese día fallecería, le pidió que me llevara por que se quería despedir de mí, y mandó a llamar a diez de sus mejores amigos, entre ellos al Sr. Tauv. Hoy al revivir ese triste episodio de mi vida logro entender lo que hizo, se estaba garantizando un miniam (10 personas hombres, mínimo de hombres para poder ejecutar los rezos. Costumbre desde la época de nuestro patriarca Abraham cuando negociando con Dios para que no destruyera Sodoma, Dios aceptó que de haber 10 hombres justos en toda la ciudad, no la destruiría). Durante los siete días que duró su enfermedad, mi abuelo se había instalado fuera de su dormitorio. Había puesto una cama en la sala. Me parece estarla viendo en estos momentos. La casa del abuelo era muy grande, tenía en la parte del patio otras pequeñas construcciones para guardar a las mulas, a las gallinas, a los pavos y un granero muy grande. En la parte que daba a la calle estaba la entrada principal, a mano izquierda había dos grandes dormitorios, el primero era el de mis abuelos y el segundo no se utilizaba, pero en una época lo usaron mis padres recién casados mientras terminaban la construcción de nuestra casa. Luego el gran salón comedor y cocina todo en uno, con una cocina de leña similar a las usadas en las pizzerías pero toda blanca y con el techo en vez de curvo, plano. La muchacha de servicio lo usaba como cama a veces en el invierno, aprovechando el calor que aún mantenía. Quizás por esto, o por la vista que se lograba desde ese cuarto, fue lo que hizo a mi abuelo mudarse a última hora del dormitorio, no quería perderse de los acontecimientos que pasaban en la calle o tal vez necesitaba un poco más de calor, calor de familia.
Cuando llegué a casa del abuelo, ésta estaba llena de gentes, los hombres estaban sentados alrededor de su cama, supongo, que les agradecía lo que en algún momento le hubieran hecho y creo que también les daba instrucciones de lo que deberían de hacer después de su muerte. Por primera vez en mi vida sentí temor al entrar en su casa, con pasos muy lentos, como si no quisiera molestarlo, entré, me llamó: "Vélvale (así solía llamarme cariñosamente) ven conmigo", me besó en la frente, me dio su bendición, me sentí triste, supe que algo grave pasaba. Así fue, mi abuelo murió ese día, tal como lo había predicho. Sus amigos lo sacaron de la casa en hombros y así se lo llevaron. Al abuelo lo enterraron en el cementerio de Stanesti.
Gentes que se van, gentes que no vuelven, sólo los recuerdos acompañan el vacío que nos dejan.
Recuerdo que tenía nueve años, había pasado pocas semanas después de haberlos cumplido, por primera vez en mi vida capto imágenes y grabo sonidos en contra de mi pueblo y me impresiono. Mi casa como dije anteriormente, estaba en la calle principal del pueblo, vivíamos frente al parque y a la alcaldía. Mi entretenimiento después de haber salido de mis clases de rumano y luego en la tarde, de mis clases de hebreo en el Jeder, era ver a través de mi ventana, mis fantasías se había forjado en su gran mayoría en esa fuente de inspiración. Al lado de la casa municipal estaba el centro del partido Cuzista, ellos promovían el fascismo y el anti-judaísmo, los oí gritar como locos: ¡judíos! ¡jid!, lo decían de una manera despectiva, aunque en ese momento sólo eran algunos nazis, me asusté.
Los judíos que vivían en mi pueblo, eran una unidad completamente cerrada, ellos no hablaban de persecuciones, pero la gran mayoría venían de Rusia, de los progroms. Recuerdo que mis abuelos en la misma Rumania, hablaban idish y no rumano. Aunque no vivieron de su pasado, muy pronto les tocó comenzar a sufrir por su presente.
Recuerdos de mi infancia, recuerdos de mi gente . De los judíos que vivíamos en mi pueblo, hoy sólo sobrevivimos dos personas; mi amigo Sholomo (Samy) Schechter, que vive en Israel y yo.
Luego de la jubilación de mi madre, en el año 38, nos mudamos a Cernâuti, donde papá tenía su centro de trabajo. Compramos un apartamento. Empezaron los cambios. Vivir en el campo rodeado de la naturaleza, además de una paz espiritual tenía ciertos atractivos que la ciudad no poseía para un niño de once años. En mi pueblo era un alumno avezado, ahora para poder ser aceptado debía de pasar por un examen de admisión. Los judíos en el liceo que me querían inscribir, teníamos un cupo, de cada 42 integrantes de una clase, lo máximo permitido eran 7 judíos y para ser aceptados debíamos de sacar promedios de notas superiores a los rumanos. Mi madre se esmeró en repasar conmigo todo lo aprendido. Pequeñas ventajas de tener una madre maestra. Fui aceptado en la prueba de admisión del liceo Aron Pulmon, saqué las mejores notas.
Me esforzaba en sacar buenas notas, ya no era como en mi pueblo, los profesores demostraban una actitud de rechazo hacia los judíos, no premiaban nuestras calificaciones por lo que éramos, esto hacía el ambiente aprensivo. Al no fallar en los estudios buscaban nuestros puntos flacos, el acento, ¡eso! era grave, ¡eso! era motivo suficiente para demostrar su odio, su envidia, su ira. En aquel momento se leía lo que pasaba en Alemania, el mensaje nazi llegaba a todas las clases sociales. La intención lograba su fin, conseguían incrementar el odio. Dentro de este ambiente cuando los rusos se anexaron la zona en el año de 1.940. A excepción de los judíos muy ricos que veían sus posibilidades muy negativas. La gran mayoría de la población judía veía en ellos una salvación.
Al entrar los rusos, confiscaron los bienes de mi padre. El comunismo empezaba a hacer estragos. Mi padre, hombre quién hasta ese momento era rico, recibió un golpe al cual no estaba preparado. En nuestro pueblo por su seguridad, era considerado el albaceas de los judíos. Ahora no solamente lo obligaban a transformase de hombre rico a pobre, sino que también era considerado perseguido. A los rusos les bastaba cualquier denuncia con o sin bases, para enviar a la gente como castigo a Siberia. Cualquiera que hubiera sido patrón, que hubiera tenido obreros corría con la suerte de ser denunciado. Para poder conseguir trabajo, era necesario presentar casi una biografía. Para ex-empresarios, lo único disponible era un viaje seguro a Siberia.
En una oportunidad los rusos vinieron buscando luego de una denuncia a un doctor Otto Melitzer, el que buscaban vivía cerca de nosotros y se llamaba igual que mi primo. Pero al que encontraron en su casa, fue a mi primo. Por tener su mismo apellido, lo estaban deportando a Siberia, a su familia les era permitido quedarse o acompañarlo. Un castigo injusto a una persona equivocada, pero así eran las cosas con los comunistas. Mis familiares pasaron 20 años en Siberia y luego treinta más, en una ciudad cercana. Por un injusto error pasaron 50 años en Rusia. Con la caída del muro de Berlín y del sistema comunista, se abrieron las puertas de emigración. En el año de 1.991 llegaron a Israel. Hace unos meses los encontré, me contaron su increíble odisea, su historia personal, pero creo que ésa será una de las tantas que nunca conocerá el mundo.
Al cambiar el gobierno, los judíos de alguna manera, se sentían más libres, el racismo estaba prohibido, cualquiera que destacaba fallas o fomentaba alguna diferencia étnica era perseguido. En 1.940 el gobierno soviético mantuvo los colegios judíos, esto hacia sentir al pueblo libre, pero empezaron otros tipos de penurias.
Yo, voy al colegio, de nuevo noto cambios drásticos en nuestras vidas. por un lado; mi padre perseguido, humillado, suplicando en las colas por un poco de comida, por otro, gracias a mis notas, paso a formar parte de un grupo élite. Dentro de su sistema había tres escalafones, Pionero, Konsomol y luego Miembro del partido comunista. Con mis primeras calificaciones fui galardonado con un fulard rojo, nombrado Pionero, me sentía orgulloso cuando al pasear en la calle la gente me lo alababa. Un poco más de once meses duró la ocupación los rusos.
En vacaciones solía ir a mi querido pueblito Costesti, visitar a mi abuela, a mis tíos y primos, me llenaba de satisfacciones. Era recibido con cariño. Los recuerdos gratos que pasé con mi abuelo los podía volver a sentir con solo visitar su casa. Veía el pasado y el presente, amalgamados. En nuestro pueblo el tiempo parecía inmóvil.
En el mes de febrero de 1.941, estaba jugando pelota con mis amigos José y Norberto Kaufman. Mi madre me mandó a llamar, la abuela a quién siempre conocí enferma, había agravado. "De un momento a otro" decía el médico, tomamos un autobús y en tres horas estábamos en Costesti. La abuela no soportó otro invierno. Al igual que con mi abuelo, los amigos y familiares nos acompañaron toda la semana. Pasada la primera parte del luto, regresamos a Cernâuti. Con nosotros se vino una de mis primas, se quedó una larga temporada. Durante ese mismo tiempo, recibimos en mi casa por unos días al cartero de nuestra ciudad. Había venido a arreglar ciertos papeles en la capital y por ser buen amigo de mi padre le pidió que lo hospedara hasta finiquitar sus cosas, la amistad y el afecto era tal que mi padre no dudó ni un momento, nuestra casa fue su hotel por casi cuatro días.
Muchos años he sufrido, mucho dolor he tenido, pero apegarme a la vida es y ha sido mi lucha hasta el fin. Difícil es despedirse de algo querido, más si el nuevo camino no es conocido. Pero sé que mi labor no se ha perdido, la continuaran los dos hijos que he tenido.
Cuando los alemanes empiezan la guerra el día 21 de junio de 1.941, los rumanos se le pliegan. Empieza el primer bombardeo de la ciudad, nosotros estábamos de vacaciones. Hacía apenas tres días que regresó mi prima Chaikale a Costesti. Mi tía ante los rumores de que las cosas no marchaban bien en la ciudad, la había venido a buscar y se la llevó de regreso, decía que en el pueblo estaban más seguras. Mi padre al ver los bombardeos, pensaba que mi tía estaba en lo cierto, que en Costesti sería más seguro. Trató de convencer a mi madre para que nos fuéramos, pero ella decía que con dos niños era sumamente peligroso, ir a través de las bombas. Además los medios de transporte no estaban funcionando, lo que significaba irse o a pie o en carreta. Ella decía que no tomaría ese riesgo.
Momentos importantes, momentos de inspiración, momentos decisivos que nos alejan de la muerte, momentos que los humanos sin razones aparentes deciden sin saber su fin o su suerte.
Bajo el intenso bombardeo de los alemanes y con la ayuda de los rumanos, el frente se derrumbó rápidamente, a las pocas semanas, empezó la ocupación. Una noche para ganarse mérito con los alemanes. Entraron los rumanos al templo judío y lo quemaron, recogieron al rabino principal, a sus ayudantes y a dos mil hombres judíos más, los llevaron fuera de la ciudad y los fusilaron frente al río Pruth. Empezó la persecución diaria. Los buscaban casa por casa, les quitaban todas sus pertenencias y los encerraban en un gueto, (sector de la ciudad considerado como una especie de cárcel de la que no se podía salir y a la cual iban reduciendo de tamaño día a día).
A la semana siguiente, mi papá se encuentra en la calle con un amigo no judío, paisano de Costesti. Este le cuenta lo que pasó en el pueblo, le aclara que de alguna forma, no todos tuvieron responsabilidad con los hechos. Le dice que algunos trataron de apagar la combustión que generaron otros, pero que les fue imposible. Y le comienza a contar: Cuando en el pueblo se enteraron que el ejército rumano estaba entrando en la guerra, se formó un grupo entre los mismos campesinos que fue liderado por el cartero. (Nuestro " amigo" el cartero del pueblo) Fue una casualidad que en esos tres días no se encontraban en el pueblo, ni el alcalde, ni el cura. Era un día viernes, los campesinos sabían de la santidad de ese día para los judíos. Por el cartero sabían con lujo de detalles las direcciones de los judíos. En grupos, fueron casa por casa, sacaron a los viejos, jóvenes y niños, los que podían caminar bien, los que no, los arrastraron con cruel maldad. La misma calle que por muchos años los vio desfilar en sus mejores galas hacia la sinagoga, ese día los ve traer a la fuerza cual desquiciados malhechores. Como un rito satánico los metió en la sinagoga, los dejaron adentro, de nada valieron sus súplicas, no los dejaron salir. Ninguno se imaginaba lo que el destino les tenía deparado. Dentro del grupo reconocían a uno que otro fascista. Los mayores al verse imposibilitados por la fuerza de la turba, comenzaron a orar todo el viernes y el sábado. En su demostración inusitada de xenofobia, no les permitieron comer ni beber. Desde afuera custodiándolos, como quien viera a animales, la mayoría del pueblo se turnaba para insultarlos. Mientras tanto sus casas eran saqueadas. Uno de los principales motivos fue el robo. La envidia y el odio se unieron y volcaron y se volcaron en contra de cada uno de ellos. Para el día sábado, las casas de los judíos estaban totalmente vacías, desvalijadas, sin cosas y sin gentes. El botín había sido repartido. Cada uno de los campesinos, cual trofeo de guerra mostraba complacido su pieza robada.
Llegado el día domingo, día de descanso, de meditación para los habitantes de Costesti, el cartero con sus secuaces fue en busca de una patrulla del ejército rumano. Los traen, en el camino les dicen que los judíos que tenían presos en la sinagoga, había sido cómplices de los soviéticos, recomiendan un escarmiento. Eran los mismos representantes del pueblo los que le hablaron. Sin mediar palabras, los sacaron de la sinagoga se los llevaron a tierras agrícolas, excavaron una gran zanja y luego los fusilaron, sin diferenciar entre ancianos jóvenes o niños. Tres muchachos judíos que regresaban a sus casas después de haberse liberado de los rusos, sin saber lo que pasaba, también fueron agarrados y fusilados con los demás. A excepción del señor Rosemberg, que la noche del jueves había salido para Cernâuti y de milagro se salvó, aunque luego murió de tuberculosis en el año 46. Ese día, Todos los judíos de Costesti, fueron asesinados.
Entierran a un pueblo, entierran a mi gente. Entierran sus angustias, su tradición y ya. Un bárbaro episodio en Costesti ocurrió. Un cartero cual hermano en Caín se transformó.
Después de unos días mis padres se encontraron al Sr. Tudan cura del pueblo y al señor Kasian director del colegio, durante la ocupación de los rusos, se había fugado a Rumania. Les hicieron saber que de haber estado ellos en Costesti, no hubieran permitido la masacre. Pero a los mentirosos como decía mi abuelo se les ataja antes que al cojo. Cinco meses después, estando toda mi familia dentro del gueto, iban los dos tanto el cura como el director con un grupo paseando dentro del mismo. Los vi disfrutar al ver a los judíos presos.
La maldad y la crueldad reinaban por doquier. Los alemanes, además de demostrar al mundo su increíble pero sistemática aniquilación de los judíos, no se conformaban con eso solamente. Dentro de su espíritu de asesinos, su masoquismo no tenía parangón. De la piel del cuerpo de los judíos fabricaron lámparas. De sus entrañas, fabricaron un jabón llamado Rjf, cuyo significado es: jabón limpio de judíos. Este se vendía libremente en Rumania y en otros países. Luego de terminada la guerra, la comunidad judía recogió todo el jabón Rjf y en un acto solemne en el cual casi todo el pueblo estuvo presente. fue enterrado en el cementerio.
¿Cómo ocurrió nuestra entrada al gueto?. Un día pusieron una cuerda en nuestro vecindario y dijeron: "aquí tienen que vivir los judíos". Así oficialmente se abrió el gueto en Cernâuti. Como muchacho salí escapado muchas veces, yo era muy tremendo. En repetidas oportunidades fui a mi casa, rompí los sellos que les había colocado a las puertas y poco a poco saqué nuestras cosas de valor que llevé a casa una gentil (Persona no judía), para que nos las guardara. Otras que consideré necesarias y por su pequeño tamaño las llevé y las metí en el gueto sin ser visto. Por mi pelo rubio y ojos claros, cada vez que lograba escaparme, me escurría fácilmente entre la gente. Hacía compras en las tiendas sin las colas que los judíos tenían que hacer, para luego no conseguir nada. No creyéndome judío, obviaba las colas y en la mayoría de las tiendas, podía comprar libremente. Lograba perderme fácilmente, con los rusos y los alemanes, por mi agilidad y mi color de piel.
Una de esas noches, de regreso de mi casa con algunas cosas para el gueto, unos muchachos me detienen, ellos eran cuatro. Me preguntan si soy judío, les digo que no, me dicen: "hazte la señal de la cruz". Sin dudarlo la hago. Recibo una cachetada, luego otra, les pregunto, ¿por qué? me contestan: "jamás con la mano izquierda". salí corriendo, me persiguieron por varias calles.
Repaso la ruta que seguimos. Salimos de Costesti a Cernâuti, luego el gueto dentro de la misma ciudad, fuimos a Moquilev pasando por Ataki, paramos por distintos pueblos; Shargorod, y después nuestra odisea en Schmerinka. Tres días estuvimos esperando a que nos dejaran entrar a la ciudad. Era una zona rumana y sus gobernantes, decían tener demasiados judíos como para seguir recibiendo más. En pleno invierno, estuvimos parados a la puerta del pueblo muriéndonos de frío. Descansábamos en establos. Luego por fin nos dejan pasar y las pocas horas nos vuelven hacer salir. Continuamos hasta llegar a la vieja estación de trenes del ejército ruso cerca de Balki. Frente al Río Niester y del otro lado de la orilla Mogilev.
Después de una noche en el tren, a las 6 de la madrugada, se abren las puertas, hay que salir, por lados nos empiezan a pegar, cada uno de nosotros llevaba su pertenencias. La gente en el camino iban soltando cosas, poco a poco, el peso obligaba a irse desprendiendo de las únicas cosas de valor, a ambos lados estaban los campesinos cual animales de rapiña a la espera de apoderarse de algún objeto. Estos ayudaban con los golpes, insistían en que dejáramos todas las cosas. Todo el panorama era lúgubre, el invierno y la hora, ayudaban a incrementar el miedo. Temblábamos por uno u otro motivo.
A nuestra mano derecha, veo tras unas rejas, a millares de presos rusos, se ven hambrientos, gritan como locos clamando un poco de comida. Alguno de los nuestros piensa que puede hacer un bien, se le ocurre lanzarles un pedazo de pan para complacer sus peticiones. Debe ser que los tienen sin comer por muchos días. Como locos se lanzan en busca del preciado pan, aparecen los alemanes, la ametralladora y la maldad. Primero les gritan pero inmediatamente les disparan, les tiran a matar. Aprovechan cualquier excusa para acabar con ellos, aún presos, a los rusos les temen. En pocos minutos mueren decenas de ellos.
Seguimos caminando, llegamos a una plaza, acampamos parados, nos dicen, que debemos entregar las monedas, la valuta, que de no hacerlo seremos fusilados de ipso facto. Ya no cabe la menor duda, nosotros vamos a un camino sin regreso. Nos quitan todo tipo de documentación. De ahí en adelante, somos nulos, como animales, sin identidad. Seguimos hasta llegar al río, al montarnos en la barcaza que nos trasladará, vuelven los soldados ucranianos a gritarnos que debemos de entregar todas las joyas y cosas de valor antes de llegar a la otra orilla, que vendrá una nueva requisición y de encontrar en nuestros cuerpos algunas posesiones, seremos fusilados. Mi madre en la primera parada, esconde muy bien su anillo de matrimonio, piensa que el peligro ha pasado y se lo pone de nuevo. Uno de los oficiales se lo ve, casi le arranca el dedo para quitárselo y luego le da una cachetada que le deja la cara hinchada por muchos días.
Era el mes de octubre del año 1.941 cuando llegamos a Balki. Nos encerraron en dos cuarteles viejos del ejercito ruso. Había dos regimientos distintos uno a cada lado de la vía, esta estación no era usada para transporte de pasajeros, a veces llegaba algún contingente militar únicamente que servía de relevo. A nuestra llegada en el otoño éramos más de mil personas, al pasar el primer invierno quedamos sólo 200. La fiebre tifoidea producía estragos a diestra y siniestra. La falta de aseo, y los piojos, responsables directos de la transmisión de la enfermedad, además de la escasez de medicamentos, de alimentos o de cuidados, hacía que la mortandad cobrara a veces hasta treinta personas por día. Primero se morían los padres y al no tener quien cuidara a los hijos, estos o morían de hambre o contagiados por la fiebre. Era un círculo vicioso, de ocurrir al revés, de enfermarse primero los niños, contagiaban a los padres mientras estos los cuidaban. Nosotros los Jägerman, corrimos con mucha suerte dentro de todo lo malo. Mis padres había pasado la fiebre tifoidea en la guerra del 18 por lo tanto no se contagiaron. Cuando me enfermé, mi padre siempre estuvo a mi lado, por seis días con sus noches se ocupó de darme a mí y a otros tres niños más, agua caliente, único tratamiento "disponible" en el campo. Gracias a su aguante los cuatro logramos salvarnos.
Por esos días la falta de alimentos era normal. Por la misma enfermedad, nos era imposible escaparnos del campo y negociar algunas cosas con los campesinos ucranianos. Los guardias a veces permitían que se formara en la puerta del campo una especie de mercado donde lográbamos hacer trueque. La poca ropa que habíamos salvado por algo de comida. La mayoría de las veces cuando se incrementaba la escasez de comida, al llegarle a mi padre un pedazo de pan; el lo dividía en cuatro pedazos exactamente iguales y los repartía. Uno para mí, otro para mi hermano y los dos restantes para mis padres. Lo extraño era, que al otro día que sabíamos que no habría comida, siempre mis padres nos daban sus otras dos mitades del día anterior.
La escapada del campo estaba penada con la muerte, en una oportunidad los ucranianos, agarraron a siete jóvenes judíos que en busca de alimento, se había escapado. El capitán de guardia dio un ejemplo de la capacidad de maldad con que estaba formado: los mandó a los siete a ponerse en fila, recuerdo su insistencia que fuera en perfecta línea. Sacó su revolver, habló de la paciencia, de la obediencia, del castigo. Volvió a repetir la orden de enderezar la línea, apuntó en la frente al primero de la fila. Pensamos que fanfarroneaba, jamás nos imaginábamos de lo que sería capaz de hacer. Sin que le temblara el pulso, a quemarropa, disparó. Seis muchachos jóvenes e inocentes cayeron muertos por una sola bala que les atravesó el cerebro, sólo el séptimo se salvó ese día. Con una fuerte carcajada por lo que había sucedido, le perdonó la vida al único sobreviviente y le ordenó a que regresara al campo.
Durante la noche solía escaparme del campo para tratar de cambiar agujas, botones, hebillas o cosas pequeñas con los campesinos por comida. También nos adentrábamos en el bosque que estaba a seis kilómetros de distancia para recoger leños secos los cuales usábamos para hacer fuego y calentar el agua. Muchas fueron las veces que salimos y sin ser vistos regresamos con comida o ramas secas.
En una oportunidad que me había escapado junto con mi hermano menor y sin el conocimiento de mis padres, fuimos agarrados dentro del bosque. Ese día se nos había unido otros prisioneros, éramos en total seis en el grupo, tres mujeres que desesperadamente trataban de encontrar a sus esposos del otro lado con los rusos. Un hombre de unos cuarenta años, que no soportaba el hambre, decía que prefería ir a Siberia y nosotros dos. Ellos eran dos guardias armados, el recuerdo de lo que en una oportunidad le había hecho a los otros jóvenes, me aterrorizó. Pensar que mi padre no me había permitido que llevara a mi hermano conmigo, e imaginarme de que por mi culpa, hoy le pudiera suceder algo fatal, me obligó a tramar un escape por lo demás descabellado. Veníamos caminando por el lado de la carretera, a mi derecha había una zanja inmensa por donde en época de lluvia corre el agua. En idish, le dije a mi hermano que a una orden mía, saltara a la zanja y tratara de escapar, que no se detuviera por nada del mundo. Convinimos que la señal se la daría al levantar mi mano derecha. Luego de constatar que había entendido todo bien. Me adelanté con los guardias, aceleré el paso, quedé de primero, así logré llamar la atención de ambos, caminando de espalda y hablando con ellos alcancé mi objetivo. Al ver un momento de descuido en los guardias, hice la señal convenida, levanté mi mano derecha.
Mi hermano como un rayo veloz, saltó a la zanja, no hizo ruido, mientras tanto yo aceleraba mi paso, ellos temiendo de que estaba tratando de huir, no se percataron de su fuga. Cuando pude darme cuenta de que ya no estaba a la vista, me sentí satisfecho. El esfuerzo y el riesgo tomado, había valido la pena. La verdad es que ya no pensé en mí, no me preocupaba de lo que me podría pasar. La hazaña me había envalentonado, de alguna manera me sentí, una especie de héroe.
Mi hermano corrió de regreso al campo, les contó a mis padres lo que esa madrugada nos había pasado. Ellos corrieron a donde Joseph. Dentro del campo había uno de los nuestros llamado Joseph que estaba muy ligado a los soldados rumanos, era amigo de uno de los capitanes que estaban a cargo de este lado de la estación. Le suplicó que intercediera por nosotros. Lo primero que le dijo fue que en ese momento del día no podía hacer nada, que debíamos de esperar hasta el amanecer. Que para poder hacer algo sin levantar sospechas, debería de ser luego de las seis de la mañana.
Mientras tanto al llegar nosotros al otro cuartel, lo primero que nos hicieron fue darnos una paliza. Comenzaron con el hombre que nos acompañó. Recibió veinticinco golpes con un cable de los usados para llevar corriente de alta tensión, de esos que son muy gruesos. Lo destrozaron, lo dejaron marcado de por vida. A posterior el capitán ordenó hacer lo mismo conmigo. Con el mismo cable, pero con mucha menos fuerza y con menos golpes recibí mi porción al igual que las mujeres. Encima del dolor que teníamos, nos dijeron que nos fusilarían en la mañana. Gracias a Dios, el capitán amigo de Joseph, se encargó a tiempo de nosotros. No permitió que sucediera lo que tenían previsto. Nuestro capitán nos reclamó como obreros y prisioneros suyos, le dejó entender que él se encargaría de nosotros, que nos daría un buen escarmiento, que el castigo sería ejemplar. El haría valer las leyes.
Llevados por nuestro capitán, llegamos al campo. Mis padres no habían parado de rezar por mí. Respiraron en paz en cuanto me vieron llegar. Me pidieron que no me volviera a escapar, que esto pudiera ser un aviso. No podía hacerles caso, el hambre eliminaba el miedo. El frío era tan violento, que, o nos escapábamos en busca de leños, o moríamos congelados. No era cuestión de valor, era de supervivencia.
Con la caída del frente alemán en la zona ucraniana y la llegada del frente ruso a Rumania y a una gran parte de Polonia, nosotros quedamos dentro de ese sector por ellos dominados y nos vimos libres. Era el mes de marzo de 1.944. Los rusos alistaron a los jóvenes mayores de 18 años, dentro de su ejército ucraniano. Los entrenaron durante un mes y por no tenerles confianza los mandaron como carne de cañón al frente de guerra. De 18 compañeros que tenía, sólo tres sobrevivimos incluyendo a mi hermano. Nosotros por ser menores de 18 años no fuimos alistados. El primero de mayo del año 44 logramos llegar a nuestra ciudad, a Cernâuti. Nuestra casa seguía en pie, nuestras cosas, no. Las cosas de valor que habíamos entregados a otros para que nos las guardaran, ya no estaban, junto con ellas se fueron las que nos las guardaron. La propiedad que en una oportunidad compró mi padre en Cernâuti, nos cobijaba, el fin había llegado. Empezábamos de nuevo, con nada, con una experiencia increíble, con sueños, con ideas y con ganas de vivir y de triunfar. La historia sabe que lo logramos. La unión y la fuerza de mi familia estaba basada en las raíces de nuestro pueblo judío. La enseñanza que nos dieron nuestros ancestros, llenaron con gran satisfacción todo el espacio vacío que teníamos.
Costesti, llamada también, la masacre de Bucovina, Cernâuti de la riqueza a la pobreza, Balki de la libertad a la humillante prisión. Los ucranianos, la maldad hecha realidad, luego los rumanos con su anti-judaísmo. Los rusos con su comunismo y sus temores. Los alemanes con su premeditada y calculada aniquilación. Los rusos de nuevo, con su sed de venganza. Llega la libertad desconocida. Nuestro viaje a América, el país soñado. Descubrimos la democracia, el sistema idóneo. Formamos un nuevo hogar con nuevas; lenguas y costumbres. Creamos para el futuro con la descendencia de hijos y nietos. Vivimos la muerte de nuestros padres. Proyectamos el Futuro, con el cielo como límite. Mientras tanto vivo los recuerdos. Recuerdos de mi vida, recuerdos de mi hogar, recuerdo con tristeza a mis padres y a los demás.
Samuel Akinín Levy
Samuel Akinin
Albores del siglo diez y ocho, Rusia. Los progroms se realizan cumpliendo sus objetivos. El pueblo judío es exterminado y diezmado. Sus sobrevivientes obligados a huir a otros países, a otras latitudes. De mis antepasados sólo dos hermanos lograron salvarse, eran menores y había quedado huérfanos. Los que sobrevivieron tenían que protegerse primero a si mismos y luego a los suyos. Nadie se podía ocupar de ellos.
Los dos hermanos se ayudaban el uno al otro. Realizaron hazañas que muchos mayores ni siquiera se hubieran atrevido. El no riesgo a perder algo, los envalentonó a seguir adelante. Su meta era escaparse de Rusia. Su punto más cercano y un poco más tolerante con respecto a los judíos, Polonia, hacia allá, enfilaron sus botas. La travesía fue larga, pero el premio justificó sus esfuerzos. Luego de llegar a Polonia les son presentados al Sr. Jägermann, el hombre más rico del pueblo. Este al escuchar su odisea, se encariña con los chicos, los lleva a su casa y los adopta, les da su apellido. El Sr. Jägermann, no tenía hijos varones, pero tenía dos preciosas hijas. Con su buen olfato, había decidido ver en un futuro a sus hijas casadas con estos dos muchachos. En un solo día, sin darse cuenta logró cumplir con sus deseos más fervientes; primero el tener hijos varones, ese día tuvo dos, luego el casar a sus hijas con dos hombres conocidos y valientes.
Así comienza la historia de mi familia. Pasado un par de siglos, los descendientes de estos hermanos que se había radicado en Polonia, sin la necesidad de mudarse se encuentran en Rumania. Las guerras cambiaban fronteras, separaban pueblos y obligaban separaciones entre las mismas familias. Contar desde ese momento toda la historia de mi familia llevaría todo un libro. Respetando el espacio que se me dio creo que debo de recomenzar con mis abuelos paternos; Jacob y Mariam, luego los maternos; Chune, mi abuela Taube. Mis padres; Schama y mi madre Dora. Fuimos tres hermanos varones nacidos en Costesti : Joseph Jägermann Kohn, en el año de 1.923. Mi querido e inolvidable hermano Salo, nacido en 1.932. y yo, Willy, nacido en el año 1.927.
Mi padre, era Administrador graduado en la Universidad. Se ocupaba de su empresa de madera, exportaba sus productos en el mercado internacional. Además era socio en otra empresa con el Sr. Fishel Karpel. Como terratenientes, ambos explotaban la agricultura. Esta sociedad duró hasta comenzada la Segunda Guerra Mundial, cuando llegaron los rusos y expropiaron sus bienes, aunque con los descendientes de los Karpel, seguimos unidos en estos lares por lazos familiares.
Mi madre, era maestra en el único colegio público de Costesti. Su amor por los niños la hacían sentir realizada cuando se veía rodeada por ellos en el colegio. En el año de 1.938 le llegó su pensión, fue el mismo año en que nos mudamos a Cernâuti (Chernovich). Varios de mis tíos habían emigrado para no pelear dentro del ejército Rumano. Mi tío Max y mi tío David fueron unos de los que no quisieron quedarse. Los judíos por ser minoría, no eran bien vistos; los acosaban, los maltrataban por el simple hecho de no dominar el rumano. Por sus defectos en la pronunciación eran golpeados, tanto que a veces regresaban en malas condiciones. Menciono a gente, digo sus nombres, pasan los nombres y sin querer olvidamos la importancia de ellos en nuestras vidas. Mi tío Max quién falleció en 1.965, hizo todo lo que pudo por sacarnos de Rumania, en 1.946 nos mandó un affidávit (Permiso de inmigración para los Estados Unidos), en su época avaló con todas sus pertenencias, para garantizar nuestra estadía. Mi tío David fue una especie de San Nicolás, siempre pendiente de nosotros. Con igual corazón, con la misma vehemencia y con un don muy especial debo poner en el sitial de honor a mi tío Abraham Mote Kohn, quién se portó con nosotros como un verdadero padre. Muchos merecen ser nombrados por su buen corazón, su afecto y preocupación por nosotros antes, durante y después de la guerra, pero voy a seguir contándoles los episodios que aún recuerdo de nuestra vida.
Mi hermano mayor muere en el año 31. Una fuerte gripe lo ataca y la tos poco a poco lo acaba. El hermano que se ocupaba de jugar conmigo, ya no está. Mi mundo se reduce, perdí a mi primer maestro. Los siquiatras dicen que es difícil reconocer una pérdida a tan corta edad, pero de la noche a la mañana, recuerdo, yo sufrí la suya.
Mi niñez la pasamos en un pueblito llamado Costesti. Vivían mis abuelos en una de las casas más grandes y bellas. Mis tíos: Moses Mülhlstein casado con mi tía Pessie, eran nuestros vecinos. Mi tío Moses era un hombre rico y culto, la gente disfrutaba cuando hablaba, él parecía un libro abierto, vivía a un kilómetro de nuestra casa, tenía tres hijas, muy bellas, la mayor de ellas tenía mi misma edad, poseían vacas, caballos y otros animales de granja. Visitar a mis primas era sumamente emocionante. Me encantaba jugar con los animales. Mis primas las Bernstein vivían frente a nuestra casa. Mis abuelos a escasos metros, en la misma acera, pegados a la casa de mi mejor amigo de la infancia Samy Schechter. Un poco más abajo estaba la sinagoga, a 50 metros de ella, la Mikve (baños costumbristas religiosos, donde nos bañábamos los viernes antes de ir al rezo. Había un cuarto para hombres y otro para mujeres) al doblar la calle vivía el hermano de mi abuela Miriam.
Mi pueblo era muy pintoresco. Tenía, una iglesia, un colegio y una sinagoga, que durante la semana era usada como Jeder (escuela de hebreo), una carnicería Kasher (comida supervisada por un religioso), contábamos con un Shojet (Matarife especializado en el sacrificio sin dolor de los animales), pero no contábamos con un cementerio judío, el más próximo quedaba a 30 kilómetros de Costesti, en la ciudad de Stanesti. Un cementerio era utilizado por varios pueblos cercanos. La mayoría de los judíos vivíamos en la calle principal, cada uno tenía en su misma casa su negocio. Eran de todas clases, desde una venta de víveres, a una distribución de alcohol, o un restaurante. Muchos se ocupaban de trabajar la tierra. Otros negociaban con frutas y hortalizas. Como en la mayoría de los pueblos pequeños, los judíos de mi pueblo, estábamos emparentados. La población total de Costesti era de 2.800 personas, de las cuales 269 éramos judíos, los demás eran cristianos ortodoxos, hablaban ruteno, un dialecto ruso.
Las casas de mi pueblo tenían todas sus fachadas blancas, su gente se ocupaban de blanquear con cal, por lo menos una vez al año. Era un pueblo muy limpio y ordenado. El cartero cada vez que visitaba a alguien para entregarle una carta, era recibido con afecto y por supuesto con una charla, un pedazo de bizcocho y el tradicional vino casero.
La llegada del viernes por la tarde hacia cambios importantes en el pueblo, se matizaban los colores blanco y negro. El blanco de las fachadas de las casas con el negro con que se vestían los judíos para asistir al rezo; tanto el viernes por la tarde, como el sábado. Recuerdo a mi abuelita con que afán se ocupaba de la limpieza de su casa el día viernes y de la preparación de los panes blancos. Ese día era algo especial, los judíos salían rumbo a la sinagoga, con sus pulcras galas negras y sus sombreros tradicionales de piel, acompañados de sus hijos varones y nietos. Sus negocios estaban cerrados tanto el viernes por la tarde como el día sábado. Los viernes y días de pascuas los pasábamos en casa de mis abuelos. Mi abuelo aprovechaba para examinar mis avances en los conocimientos de guemará. Yo disfrutaba al verlo complacido con mis adelantos, se le veía sumamente orgulloso.
En esos días festivos, era muy fácil reconocer las casas de los judíos, aunque no llegaba la luz eléctrica a nuestro pueblo, los viernes por la noche, todas las casas de los judíos permanecían iluminadas con velas hasta altas horas de la noche, las demás no. Nosotros tenemos la costumbre de no apagar las velas luego de encendidas. Para mi era todo un espectáculo que veía desde mi casa. El Shabat (séptimo día de la semana, día de descanso) era un día sumamente respetado por nosotros. Era el día que mi padre regresaba de la capital, de Chernivtsi, donde tenía su oficina y a su socio, él solía irse los domingos y regresaba los viernes.
Recuerdos de mi infancia, recuerdos de mi gente, recuerdos que me hacen reflexionar. Recuerdos que no me permiten ver justificativos, recuerdos tristes, muy tristes de mis antepasados muertos.
Cosas curiosas pasaban en mi pueblo, los judíos no trabajaban ni el viernes en la tarde ni el sábado, los demás seguían con su vida normal, para ellos eso era algo que no podían entender; ¿cómo ese día se mezclaban los ricos con los pobres?, ¿cómo ese día no se notaba la diferencia en la vestimenta de los unos con los otros?, ¿cómo esa gente se tuteaba sin importar el rango?, ¿cómo hacían los judíos para no trabajar ni viernes ni sábado? y a su vez se preguntaban ¿por qué los judíos trabajaban el día domingo cuando ellos no lo hacían?.
Es el año de 1.934, mi abuelito Jacob, tiene varios días enfermo, mi padre durante toda esa semana no había ido a su trabajo, sentíamos mucha preocupación, mi madre me hizo bañar y vestir como si fuera Shabat, no podía entender lo que pasaba. Al amanecer de ese día mi abuelo le había dicho a mi padre que ese día fallecería, le pidió que me llevara por que se quería despedir de mí, y mandó a llamar a diez de sus mejores amigos, entre ellos al Sr. Tauv. Hoy al revivir ese triste episodio de mi vida logro entender lo que hizo, se estaba garantizando un miniam (10 personas hombres, mínimo de hombres para poder ejecutar los rezos. Costumbre desde la época de nuestro patriarca Abraham cuando negociando con Dios para que no destruyera Sodoma, Dios aceptó que de haber 10 hombres justos en toda la ciudad, no la destruiría). Durante los siete días que duró su enfermedad, mi abuelo se había instalado fuera de su dormitorio. Había puesto una cama en la sala. Me parece estarla viendo en estos momentos. La casa del abuelo era muy grande, tenía en la parte del patio otras pequeñas construcciones para guardar a las mulas, a las gallinas, a los pavos y un granero muy grande. En la parte que daba a la calle estaba la entrada principal, a mano izquierda había dos grandes dormitorios, el primero era el de mis abuelos y el segundo no se utilizaba, pero en una época lo usaron mis padres recién casados mientras terminaban la construcción de nuestra casa. Luego el gran salón comedor y cocina todo en uno, con una cocina de leña similar a las usadas en las pizzerías pero toda blanca y con el techo en vez de curvo, plano. La muchacha de servicio lo usaba como cama a veces en el invierno, aprovechando el calor que aún mantenía. Quizás por esto, o por la vista que se lograba desde ese cuarto, fue lo que hizo a mi abuelo mudarse a última hora del dormitorio, no quería perderse de los acontecimientos que pasaban en la calle o tal vez necesitaba un poco más de calor, calor de familia.
Cuando llegué a casa del abuelo, ésta estaba llena de gentes, los hombres estaban sentados alrededor de su cama, supongo, que les agradecía lo que en algún momento le hubieran hecho y creo que también les daba instrucciones de lo que deberían de hacer después de su muerte. Por primera vez en mi vida sentí temor al entrar en su casa, con pasos muy lentos, como si no quisiera molestarlo, entré, me llamó: "Vélvale (así solía llamarme cariñosamente) ven conmigo", me besó en la frente, me dio su bendición, me sentí triste, supe que algo grave pasaba. Así fue, mi abuelo murió ese día, tal como lo había predicho. Sus amigos lo sacaron de la casa en hombros y así se lo llevaron. Al abuelo lo enterraron en el cementerio de Stanesti.
Gentes que se van, gentes que no vuelven, sólo los recuerdos acompañan el vacío que nos dejan.
Recuerdo que tenía nueve años, había pasado pocas semanas después de haberlos cumplido, por primera vez en mi vida capto imágenes y grabo sonidos en contra de mi pueblo y me impresiono. Mi casa como dije anteriormente, estaba en la calle principal del pueblo, vivíamos frente al parque y a la alcaldía. Mi entretenimiento después de haber salido de mis clases de rumano y luego en la tarde, de mis clases de hebreo en el Jeder, era ver a través de mi ventana, mis fantasías se había forjado en su gran mayoría en esa fuente de inspiración. Al lado de la casa municipal estaba el centro del partido Cuzista, ellos promovían el fascismo y el anti-judaísmo, los oí gritar como locos: ¡judíos! ¡jid!, lo decían de una manera despectiva, aunque en ese momento sólo eran algunos nazis, me asusté.
Los judíos que vivían en mi pueblo, eran una unidad completamente cerrada, ellos no hablaban de persecuciones, pero la gran mayoría venían de Rusia, de los progroms. Recuerdo que mis abuelos en la misma Rumania, hablaban idish y no rumano. Aunque no vivieron de su pasado, muy pronto les tocó comenzar a sufrir por su presente.
Recuerdos de mi infancia, recuerdos de mi gente . De los judíos que vivíamos en mi pueblo, hoy sólo sobrevivimos dos personas; mi amigo Sholomo (Samy) Schechter, que vive en Israel y yo.
Luego de la jubilación de mi madre, en el año 38, nos mudamos a Cernâuti, donde papá tenía su centro de trabajo. Compramos un apartamento. Empezaron los cambios. Vivir en el campo rodeado de la naturaleza, además de una paz espiritual tenía ciertos atractivos que la ciudad no poseía para un niño de once años. En mi pueblo era un alumno avezado, ahora para poder ser aceptado debía de pasar por un examen de admisión. Los judíos en el liceo que me querían inscribir, teníamos un cupo, de cada 42 integrantes de una clase, lo máximo permitido eran 7 judíos y para ser aceptados debíamos de sacar promedios de notas superiores a los rumanos. Mi madre se esmeró en repasar conmigo todo lo aprendido. Pequeñas ventajas de tener una madre maestra. Fui aceptado en la prueba de admisión del liceo Aron Pulmon, saqué las mejores notas.
Me esforzaba en sacar buenas notas, ya no era como en mi pueblo, los profesores demostraban una actitud de rechazo hacia los judíos, no premiaban nuestras calificaciones por lo que éramos, esto hacía el ambiente aprensivo. Al no fallar en los estudios buscaban nuestros puntos flacos, el acento, ¡eso! era grave, ¡eso! era motivo suficiente para demostrar su odio, su envidia, su ira. En aquel momento se leía lo que pasaba en Alemania, el mensaje nazi llegaba a todas las clases sociales. La intención lograba su fin, conseguían incrementar el odio. Dentro de este ambiente cuando los rusos se anexaron la zona en el año de 1.940. A excepción de los judíos muy ricos que veían sus posibilidades muy negativas. La gran mayoría de la población judía veía en ellos una salvación.
Al entrar los rusos, confiscaron los bienes de mi padre. El comunismo empezaba a hacer estragos. Mi padre, hombre quién hasta ese momento era rico, recibió un golpe al cual no estaba preparado. En nuestro pueblo por su seguridad, era considerado el albaceas de los judíos. Ahora no solamente lo obligaban a transformase de hombre rico a pobre, sino que también era considerado perseguido. A los rusos les bastaba cualquier denuncia con o sin bases, para enviar a la gente como castigo a Siberia. Cualquiera que hubiera sido patrón, que hubiera tenido obreros corría con la suerte de ser denunciado. Para poder conseguir trabajo, era necesario presentar casi una biografía. Para ex-empresarios, lo único disponible era un viaje seguro a Siberia.
En una oportunidad los rusos vinieron buscando luego de una denuncia a un doctor Otto Melitzer, el que buscaban vivía cerca de nosotros y se llamaba igual que mi primo. Pero al que encontraron en su casa, fue a mi primo. Por tener su mismo apellido, lo estaban deportando a Siberia, a su familia les era permitido quedarse o acompañarlo. Un castigo injusto a una persona equivocada, pero así eran las cosas con los comunistas. Mis familiares pasaron 20 años en Siberia y luego treinta más, en una ciudad cercana. Por un injusto error pasaron 50 años en Rusia. Con la caída del muro de Berlín y del sistema comunista, se abrieron las puertas de emigración. En el año de 1.991 llegaron a Israel. Hace unos meses los encontré, me contaron su increíble odisea, su historia personal, pero creo que ésa será una de las tantas que nunca conocerá el mundo.
Al cambiar el gobierno, los judíos de alguna manera, se sentían más libres, el racismo estaba prohibido, cualquiera que destacaba fallas o fomentaba alguna diferencia étnica era perseguido. En 1.940 el gobierno soviético mantuvo los colegios judíos, esto hacia sentir al pueblo libre, pero empezaron otros tipos de penurias.
Yo, voy al colegio, de nuevo noto cambios drásticos en nuestras vidas. por un lado; mi padre perseguido, humillado, suplicando en las colas por un poco de comida, por otro, gracias a mis notas, paso a formar parte de un grupo élite. Dentro de su sistema había tres escalafones, Pionero, Konsomol y luego Miembro del partido comunista. Con mis primeras calificaciones fui galardonado con un fulard rojo, nombrado Pionero, me sentía orgulloso cuando al pasear en la calle la gente me lo alababa. Un poco más de once meses duró la ocupación los rusos.
En vacaciones solía ir a mi querido pueblito Costesti, visitar a mi abuela, a mis tíos y primos, me llenaba de satisfacciones. Era recibido con cariño. Los recuerdos gratos que pasé con mi abuelo los podía volver a sentir con solo visitar su casa. Veía el pasado y el presente, amalgamados. En nuestro pueblo el tiempo parecía inmóvil.
En el mes de febrero de 1.941, estaba jugando pelota con mis amigos José y Norberto Kaufman. Mi madre me mandó a llamar, la abuela a quién siempre conocí enferma, había agravado. "De un momento a otro" decía el médico, tomamos un autobús y en tres horas estábamos en Costesti. La abuela no soportó otro invierno. Al igual que con mi abuelo, los amigos y familiares nos acompañaron toda la semana. Pasada la primera parte del luto, regresamos a Cernâuti. Con nosotros se vino una de mis primas, se quedó una larga temporada. Durante ese mismo tiempo, recibimos en mi casa por unos días al cartero de nuestra ciudad. Había venido a arreglar ciertos papeles en la capital y por ser buen amigo de mi padre le pidió que lo hospedara hasta finiquitar sus cosas, la amistad y el afecto era tal que mi padre no dudó ni un momento, nuestra casa fue su hotel por casi cuatro días.
Muchos años he sufrido, mucho dolor he tenido, pero apegarme a la vida es y ha sido mi lucha hasta el fin. Difícil es despedirse de algo querido, más si el nuevo camino no es conocido. Pero sé que mi labor no se ha perdido, la continuaran los dos hijos que he tenido.
Cuando los alemanes empiezan la guerra el día 21 de junio de 1.941, los rumanos se le pliegan. Empieza el primer bombardeo de la ciudad, nosotros estábamos de vacaciones. Hacía apenas tres días que regresó mi prima Chaikale a Costesti. Mi tía ante los rumores de que las cosas no marchaban bien en la ciudad, la había venido a buscar y se la llevó de regreso, decía que en el pueblo estaban más seguras. Mi padre al ver los bombardeos, pensaba que mi tía estaba en lo cierto, que en Costesti sería más seguro. Trató de convencer a mi madre para que nos fuéramos, pero ella decía que con dos niños era sumamente peligroso, ir a través de las bombas. Además los medios de transporte no estaban funcionando, lo que significaba irse o a pie o en carreta. Ella decía que no tomaría ese riesgo.
Momentos importantes, momentos de inspiración, momentos decisivos que nos alejan de la muerte, momentos que los humanos sin razones aparentes deciden sin saber su fin o su suerte.
Bajo el intenso bombardeo de los alemanes y con la ayuda de los rumanos, el frente se derrumbó rápidamente, a las pocas semanas, empezó la ocupación. Una noche para ganarse mérito con los alemanes. Entraron los rumanos al templo judío y lo quemaron, recogieron al rabino principal, a sus ayudantes y a dos mil hombres judíos más, los llevaron fuera de la ciudad y los fusilaron frente al río Pruth. Empezó la persecución diaria. Los buscaban casa por casa, les quitaban todas sus pertenencias y los encerraban en un gueto, (sector de la ciudad considerado como una especie de cárcel de la que no se podía salir y a la cual iban reduciendo de tamaño día a día).
A la semana siguiente, mi papá se encuentra en la calle con un amigo no judío, paisano de Costesti. Este le cuenta lo que pasó en el pueblo, le aclara que de alguna forma, no todos tuvieron responsabilidad con los hechos. Le dice que algunos trataron de apagar la combustión que generaron otros, pero que les fue imposible. Y le comienza a contar: Cuando en el pueblo se enteraron que el ejército rumano estaba entrando en la guerra, se formó un grupo entre los mismos campesinos que fue liderado por el cartero. (Nuestro " amigo" el cartero del pueblo) Fue una casualidad que en esos tres días no se encontraban en el pueblo, ni el alcalde, ni el cura. Era un día viernes, los campesinos sabían de la santidad de ese día para los judíos. Por el cartero sabían con lujo de detalles las direcciones de los judíos. En grupos, fueron casa por casa, sacaron a los viejos, jóvenes y niños, los que podían caminar bien, los que no, los arrastraron con cruel maldad. La misma calle que por muchos años los vio desfilar en sus mejores galas hacia la sinagoga, ese día los ve traer a la fuerza cual desquiciados malhechores. Como un rito satánico los metió en la sinagoga, los dejaron adentro, de nada valieron sus súplicas, no los dejaron salir. Ninguno se imaginaba lo que el destino les tenía deparado. Dentro del grupo reconocían a uno que otro fascista. Los mayores al verse imposibilitados por la fuerza de la turba, comenzaron a orar todo el viernes y el sábado. En su demostración inusitada de xenofobia, no les permitieron comer ni beber. Desde afuera custodiándolos, como quien viera a animales, la mayoría del pueblo se turnaba para insultarlos. Mientras tanto sus casas eran saqueadas. Uno de los principales motivos fue el robo. La envidia y el odio se unieron y volcaron y se volcaron en contra de cada uno de ellos. Para el día sábado, las casas de los judíos estaban totalmente vacías, desvalijadas, sin cosas y sin gentes. El botín había sido repartido. Cada uno de los campesinos, cual trofeo de guerra mostraba complacido su pieza robada.
Llegado el día domingo, día de descanso, de meditación para los habitantes de Costesti, el cartero con sus secuaces fue en busca de una patrulla del ejército rumano. Los traen, en el camino les dicen que los judíos que tenían presos en la sinagoga, había sido cómplices de los soviéticos, recomiendan un escarmiento. Eran los mismos representantes del pueblo los que le hablaron. Sin mediar palabras, los sacaron de la sinagoga se los llevaron a tierras agrícolas, excavaron una gran zanja y luego los fusilaron, sin diferenciar entre ancianos jóvenes o niños. Tres muchachos judíos que regresaban a sus casas después de haberse liberado de los rusos, sin saber lo que pasaba, también fueron agarrados y fusilados con los demás. A excepción del señor Rosemberg, que la noche del jueves había salido para Cernâuti y de milagro se salvó, aunque luego murió de tuberculosis en el año 46. Ese día, Todos los judíos de Costesti, fueron asesinados.
Entierran a un pueblo, entierran a mi gente. Entierran sus angustias, su tradición y ya. Un bárbaro episodio en Costesti ocurrió. Un cartero cual hermano en Caín se transformó.
Después de unos días mis padres se encontraron al Sr. Tudan cura del pueblo y al señor Kasian director del colegio, durante la ocupación de los rusos, se había fugado a Rumania. Les hicieron saber que de haber estado ellos en Costesti, no hubieran permitido la masacre. Pero a los mentirosos como decía mi abuelo se les ataja antes que al cojo. Cinco meses después, estando toda mi familia dentro del gueto, iban los dos tanto el cura como el director con un grupo paseando dentro del mismo. Los vi disfrutar al ver a los judíos presos.
La maldad y la crueldad reinaban por doquier. Los alemanes, además de demostrar al mundo su increíble pero sistemática aniquilación de los judíos, no se conformaban con eso solamente. Dentro de su espíritu de asesinos, su masoquismo no tenía parangón. De la piel del cuerpo de los judíos fabricaron lámparas. De sus entrañas, fabricaron un jabón llamado Rjf, cuyo significado es: jabón limpio de judíos. Este se vendía libremente en Rumania y en otros países. Luego de terminada la guerra, la comunidad judía recogió todo el jabón Rjf y en un acto solemne en el cual casi todo el pueblo estuvo presente. fue enterrado en el cementerio.
¿Cómo ocurrió nuestra entrada al gueto?. Un día pusieron una cuerda en nuestro vecindario y dijeron: "aquí tienen que vivir los judíos". Así oficialmente se abrió el gueto en Cernâuti. Como muchacho salí escapado muchas veces, yo era muy tremendo. En repetidas oportunidades fui a mi casa, rompí los sellos que les había colocado a las puertas y poco a poco saqué nuestras cosas de valor que llevé a casa una gentil (Persona no judía), para que nos las guardara. Otras que consideré necesarias y por su pequeño tamaño las llevé y las metí en el gueto sin ser visto. Por mi pelo rubio y ojos claros, cada vez que lograba escaparme, me escurría fácilmente entre la gente. Hacía compras en las tiendas sin las colas que los judíos tenían que hacer, para luego no conseguir nada. No creyéndome judío, obviaba las colas y en la mayoría de las tiendas, podía comprar libremente. Lograba perderme fácilmente, con los rusos y los alemanes, por mi agilidad y mi color de piel.
Una de esas noches, de regreso de mi casa con algunas cosas para el gueto, unos muchachos me detienen, ellos eran cuatro. Me preguntan si soy judío, les digo que no, me dicen: "hazte la señal de la cruz". Sin dudarlo la hago. Recibo una cachetada, luego otra, les pregunto, ¿por qué? me contestan: "jamás con la mano izquierda". salí corriendo, me persiguieron por varias calles.
Repaso la ruta que seguimos. Salimos de Costesti a Cernâuti, luego el gueto dentro de la misma ciudad, fuimos a Moquilev pasando por Ataki, paramos por distintos pueblos; Shargorod, y después nuestra odisea en Schmerinka. Tres días estuvimos esperando a que nos dejaran entrar a la ciudad. Era una zona rumana y sus gobernantes, decían tener demasiados judíos como para seguir recibiendo más. En pleno invierno, estuvimos parados a la puerta del pueblo muriéndonos de frío. Descansábamos en establos. Luego por fin nos dejan pasar y las pocas horas nos vuelven hacer salir. Continuamos hasta llegar a la vieja estación de trenes del ejército ruso cerca de Balki. Frente al Río Niester y del otro lado de la orilla Mogilev.
Después de una noche en el tren, a las 6 de la madrugada, se abren las puertas, hay que salir, por lados nos empiezan a pegar, cada uno de nosotros llevaba su pertenencias. La gente en el camino iban soltando cosas, poco a poco, el peso obligaba a irse desprendiendo de las únicas cosas de valor, a ambos lados estaban los campesinos cual animales de rapiña a la espera de apoderarse de algún objeto. Estos ayudaban con los golpes, insistían en que dejáramos todas las cosas. Todo el panorama era lúgubre, el invierno y la hora, ayudaban a incrementar el miedo. Temblábamos por uno u otro motivo.
A nuestra mano derecha, veo tras unas rejas, a millares de presos rusos, se ven hambrientos, gritan como locos clamando un poco de comida. Alguno de los nuestros piensa que puede hacer un bien, se le ocurre lanzarles un pedazo de pan para complacer sus peticiones. Debe ser que los tienen sin comer por muchos días. Como locos se lanzan en busca del preciado pan, aparecen los alemanes, la ametralladora y la maldad. Primero les gritan pero inmediatamente les disparan, les tiran a matar. Aprovechan cualquier excusa para acabar con ellos, aún presos, a los rusos les temen. En pocos minutos mueren decenas de ellos.
Seguimos caminando, llegamos a una plaza, acampamos parados, nos dicen, que debemos entregar las monedas, la valuta, que de no hacerlo seremos fusilados de ipso facto. Ya no cabe la menor duda, nosotros vamos a un camino sin regreso. Nos quitan todo tipo de documentación. De ahí en adelante, somos nulos, como animales, sin identidad. Seguimos hasta llegar al río, al montarnos en la barcaza que nos trasladará, vuelven los soldados ucranianos a gritarnos que debemos de entregar todas las joyas y cosas de valor antes de llegar a la otra orilla, que vendrá una nueva requisición y de encontrar en nuestros cuerpos algunas posesiones, seremos fusilados. Mi madre en la primera parada, esconde muy bien su anillo de matrimonio, piensa que el peligro ha pasado y se lo pone de nuevo. Uno de los oficiales se lo ve, casi le arranca el dedo para quitárselo y luego le da una cachetada que le deja la cara hinchada por muchos días.
Era el mes de octubre del año 1.941 cuando llegamos a Balki. Nos encerraron en dos cuarteles viejos del ejercito ruso. Había dos regimientos distintos uno a cada lado de la vía, esta estación no era usada para transporte de pasajeros, a veces llegaba algún contingente militar únicamente que servía de relevo. A nuestra llegada en el otoño éramos más de mil personas, al pasar el primer invierno quedamos sólo 200. La fiebre tifoidea producía estragos a diestra y siniestra. La falta de aseo, y los piojos, responsables directos de la transmisión de la enfermedad, además de la escasez de medicamentos, de alimentos o de cuidados, hacía que la mortandad cobrara a veces hasta treinta personas por día. Primero se morían los padres y al no tener quien cuidara a los hijos, estos o morían de hambre o contagiados por la fiebre. Era un círculo vicioso, de ocurrir al revés, de enfermarse primero los niños, contagiaban a los padres mientras estos los cuidaban. Nosotros los Jägerman, corrimos con mucha suerte dentro de todo lo malo. Mis padres había pasado la fiebre tifoidea en la guerra del 18 por lo tanto no se contagiaron. Cuando me enfermé, mi padre siempre estuvo a mi lado, por seis días con sus noches se ocupó de darme a mí y a otros tres niños más, agua caliente, único tratamiento "disponible" en el campo. Gracias a su aguante los cuatro logramos salvarnos.
Por esos días la falta de alimentos era normal. Por la misma enfermedad, nos era imposible escaparnos del campo y negociar algunas cosas con los campesinos ucranianos. Los guardias a veces permitían que se formara en la puerta del campo una especie de mercado donde lográbamos hacer trueque. La poca ropa que habíamos salvado por algo de comida. La mayoría de las veces cuando se incrementaba la escasez de comida, al llegarle a mi padre un pedazo de pan; el lo dividía en cuatro pedazos exactamente iguales y los repartía. Uno para mí, otro para mi hermano y los dos restantes para mis padres. Lo extraño era, que al otro día que sabíamos que no habría comida, siempre mis padres nos daban sus otras dos mitades del día anterior.
La escapada del campo estaba penada con la muerte, en una oportunidad los ucranianos, agarraron a siete jóvenes judíos que en busca de alimento, se había escapado. El capitán de guardia dio un ejemplo de la capacidad de maldad con que estaba formado: los mandó a los siete a ponerse en fila, recuerdo su insistencia que fuera en perfecta línea. Sacó su revolver, habló de la paciencia, de la obediencia, del castigo. Volvió a repetir la orden de enderezar la línea, apuntó en la frente al primero de la fila. Pensamos que fanfarroneaba, jamás nos imaginábamos de lo que sería capaz de hacer. Sin que le temblara el pulso, a quemarropa, disparó. Seis muchachos jóvenes e inocentes cayeron muertos por una sola bala que les atravesó el cerebro, sólo el séptimo se salvó ese día. Con una fuerte carcajada por lo que había sucedido, le perdonó la vida al único sobreviviente y le ordenó a que regresara al campo.
Durante la noche solía escaparme del campo para tratar de cambiar agujas, botones, hebillas o cosas pequeñas con los campesinos por comida. También nos adentrábamos en el bosque que estaba a seis kilómetros de distancia para recoger leños secos los cuales usábamos para hacer fuego y calentar el agua. Muchas fueron las veces que salimos y sin ser vistos regresamos con comida o ramas secas.
En una oportunidad que me había escapado junto con mi hermano menor y sin el conocimiento de mis padres, fuimos agarrados dentro del bosque. Ese día se nos había unido otros prisioneros, éramos en total seis en el grupo, tres mujeres que desesperadamente trataban de encontrar a sus esposos del otro lado con los rusos. Un hombre de unos cuarenta años, que no soportaba el hambre, decía que prefería ir a Siberia y nosotros dos. Ellos eran dos guardias armados, el recuerdo de lo que en una oportunidad le había hecho a los otros jóvenes, me aterrorizó. Pensar que mi padre no me había permitido que llevara a mi hermano conmigo, e imaginarme de que por mi culpa, hoy le pudiera suceder algo fatal, me obligó a tramar un escape por lo demás descabellado. Veníamos caminando por el lado de la carretera, a mi derecha había una zanja inmensa por donde en época de lluvia corre el agua. En idish, le dije a mi hermano que a una orden mía, saltara a la zanja y tratara de escapar, que no se detuviera por nada del mundo. Convinimos que la señal se la daría al levantar mi mano derecha. Luego de constatar que había entendido todo bien. Me adelanté con los guardias, aceleré el paso, quedé de primero, así logré llamar la atención de ambos, caminando de espalda y hablando con ellos alcancé mi objetivo. Al ver un momento de descuido en los guardias, hice la señal convenida, levanté mi mano derecha.
Mi hermano como un rayo veloz, saltó a la zanja, no hizo ruido, mientras tanto yo aceleraba mi paso, ellos temiendo de que estaba tratando de huir, no se percataron de su fuga. Cuando pude darme cuenta de que ya no estaba a la vista, me sentí satisfecho. El esfuerzo y el riesgo tomado, había valido la pena. La verdad es que ya no pensé en mí, no me preocupaba de lo que me podría pasar. La hazaña me había envalentonado, de alguna manera me sentí, una especie de héroe.
Mi hermano corrió de regreso al campo, les contó a mis padres lo que esa madrugada nos había pasado. Ellos corrieron a donde Joseph. Dentro del campo había uno de los nuestros llamado Joseph que estaba muy ligado a los soldados rumanos, era amigo de uno de los capitanes que estaban a cargo de este lado de la estación. Le suplicó que intercediera por nosotros. Lo primero que le dijo fue que en ese momento del día no podía hacer nada, que debíamos de esperar hasta el amanecer. Que para poder hacer algo sin levantar sospechas, debería de ser luego de las seis de la mañana.
Mientras tanto al llegar nosotros al otro cuartel, lo primero que nos hicieron fue darnos una paliza. Comenzaron con el hombre que nos acompañó. Recibió veinticinco golpes con un cable de los usados para llevar corriente de alta tensión, de esos que son muy gruesos. Lo destrozaron, lo dejaron marcado de por vida. A posterior el capitán ordenó hacer lo mismo conmigo. Con el mismo cable, pero con mucha menos fuerza y con menos golpes recibí mi porción al igual que las mujeres. Encima del dolor que teníamos, nos dijeron que nos fusilarían en la mañana. Gracias a Dios, el capitán amigo de Joseph, se encargó a tiempo de nosotros. No permitió que sucediera lo que tenían previsto. Nuestro capitán nos reclamó como obreros y prisioneros suyos, le dejó entender que él se encargaría de nosotros, que nos daría un buen escarmiento, que el castigo sería ejemplar. El haría valer las leyes.
Llevados por nuestro capitán, llegamos al campo. Mis padres no habían parado de rezar por mí. Respiraron en paz en cuanto me vieron llegar. Me pidieron que no me volviera a escapar, que esto pudiera ser un aviso. No podía hacerles caso, el hambre eliminaba el miedo. El frío era tan violento, que, o nos escapábamos en busca de leños, o moríamos congelados. No era cuestión de valor, era de supervivencia.
Con la caída del frente alemán en la zona ucraniana y la llegada del frente ruso a Rumania y a una gran parte de Polonia, nosotros quedamos dentro de ese sector por ellos dominados y nos vimos libres. Era el mes de marzo de 1.944. Los rusos alistaron a los jóvenes mayores de 18 años, dentro de su ejército ucraniano. Los entrenaron durante un mes y por no tenerles confianza los mandaron como carne de cañón al frente de guerra. De 18 compañeros que tenía, sólo tres sobrevivimos incluyendo a mi hermano. Nosotros por ser menores de 18 años no fuimos alistados. El primero de mayo del año 44 logramos llegar a nuestra ciudad, a Cernâuti. Nuestra casa seguía en pie, nuestras cosas, no. Las cosas de valor que habíamos entregados a otros para que nos las guardaran, ya no estaban, junto con ellas se fueron las que nos las guardaron. La propiedad que en una oportunidad compró mi padre en Cernâuti, nos cobijaba, el fin había llegado. Empezábamos de nuevo, con nada, con una experiencia increíble, con sueños, con ideas y con ganas de vivir y de triunfar. La historia sabe que lo logramos. La unión y la fuerza de mi familia estaba basada en las raíces de nuestro pueblo judío. La enseñanza que nos dieron nuestros ancestros, llenaron con gran satisfacción todo el espacio vacío que teníamos.
Costesti, llamada también, la masacre de Bucovina, Cernâuti de la riqueza a la pobreza, Balki de la libertad a la humillante prisión. Los ucranianos, la maldad hecha realidad, luego los rumanos con su anti-judaísmo. Los rusos con su comunismo y sus temores. Los alemanes con su premeditada y calculada aniquilación. Los rusos de nuevo, con su sed de venganza. Llega la libertad desconocida. Nuestro viaje a América, el país soñado. Descubrimos la democracia, el sistema idóneo. Formamos un nuevo hogar con nuevas; lenguas y costumbres. Creamos para el futuro con la descendencia de hijos y nietos. Vivimos la muerte de nuestros padres. Proyectamos el Futuro, con el cielo como límite. Mientras tanto vivo los recuerdos. Recuerdos de mi vida, recuerdos de mi hogar, recuerdo con tristeza a mis padres y a los demás.
Samuel Akinín Levy
Suscribirse a:
Entradas (Atom)